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Año negro en las carreteras canarias: 66 muertos y casi un millar de heridos

La siniestralidad en las vías interurbanas aumenta un 40% respecto a 2024 y la provincia tinerfeña contabiliza 27 fallecidos, diez víctimas más que el año pasado

Servicios de emergencias en un accidente en el norte de Tenerife.

Servicios de emergencias en un accidente en el norte de Tenerife. / El Día

Miguel Ángel Autero

Miguel Ángel Autero

Santa Cruz de Tenerife

Cifras dramáticas en las carreteras canarias, que registran uno de los años más negros en cuanto a accidentes, víctimas mortales y heridas, y eso que aún quedan dos meses para cerrar 2025. Los datos son escalofriantes: hasta el 31 de octubre, las vías urbanas e interurbanas del Archipiélago se han cobrado la vida de un total de 66 víctimas mientras que cerca de un millar de personas más han resultado heridas de diferente consideración.

Según la Dirección General de Tráfico (DGT) y de la Asociación de Profesionales para la Seguridad Vial, el dato más alarmante es el incremento del 40% en las muertes que se han producido en las vías interurbanas, que han pasado de las 33 que se produjeron en 2024 a 46 víctimas registradas entre enero y octubre. Este crecimiento sitúa a Canarias entre las comunidades con mayor siniestralidad vial del país, en un contexto nacional donde la cifra total de fallecidos -941 personas- ha descendido ligeramente, un 2%.

La provincia de Santa Cruz de Tenerife es la que ha sufrido el aumento más dramático: 27 muertos frente a los 17 del año pasado, lo que supone un incremento del 60%. En la provincia de Las Palmas, el repunte ha sido más moderado, pero igualmente preocupante, con un 20% más de víctimas mortales, pasando de 16 fallecidos a 19.

28 motoristas y 10 peatones

Los datos, aún provisionales, corresponden solo a siniestros registrados en carreteras interurbanas. Sin embargo, si se suman los accidentes ocurridos en vías urbanas -con información del Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (Cecoes) 112 del Gobierno de Canarias-, la cifra total de fallecidos asciende a 66. Entre las víctimas mortales se cuentan 28 motoristas y al menos 10 peatones, lo que evidencia la vulnerabilidad de estos grupos en la red viaria canaria.

En cuanto a los heridos, el informe señala que se han contabilizado 945 personas lesionadas de diferentes consideración hasta octubre, de las cuales alrededor de 250 son motoristas y otras 60 han sido peatones atropellados.

Las principales causas de los siniestros siguen siendo las distracciones al volante, especialmente por el uso indebido del teléfono móvil, junto con el exceso de velocidad y el consumo de alcohol o drogas.

El Instituto Nacional de Toxicología confirma que en más del 40% de los conductores fallecidos el año pasado se detectaron diferentes sustancias tóxicas -entre ellas alcohol, drogas y psicofármacos-, sin distinción del tipo de vehículo.

En el caso de los peatones, además de ser víctimas de conductores imprudentes, influyen factores como caminar distraídos por el móvil, el consumo de alcohol o la falta de visibilidad nocturna, causas todas con consecuencias fatales.

Solo durante el pasado mes de octubre, las carreteras interurbanas y las vías urbanas de las Islas registraron ocho fallecidos, entre ellos tres motoristas. En ese mismo periodo de 30 días se contabilizaron 114 heridos, entre ellos 21 motoristas y nueve peatones atropellados.

Estas cifras consolidan una tendencia trágica en las vías isleñas que ya roza el total de 69 fallecidos que se registró el pasado 2024, cuando todavía faltan dos meses para cerrar el año.

Más allá del factor humano: estado de las carreteras y seguridad vial

Aunque el «factor humano» sigue siendo determinante en la siniestralidad vial, asociaciones como la Fundación Mapfre y la Asociación Española de la Carretera reclaman una mirada más amplia. Exigen la realización de auditorías de seguridad vial para identificar los tramos más peligrosos e impulsar inversiones públicas que contribuyan a reducir los puntos negros del Archipiélago.

La combinación de infraestructuras mejoradas, controles más efectivos y una mayor concienciación ciudadana sin duda pueden marcar la diferencia en los próximos años, evitando que las carreteras sigan siendo escenario de tragedias evitables.

Los expertos coinciden en un mismo mensaje: la seguridad vial es una responsabilidad compartida. La lucha contra la siniestralidad exige reforzar la educación, mejorar la señalización, intensificar los controles y fomentar un cambio cultural que coloque la prudencia por encima de la prisa. A falta de dos meses para cerrar el año, los números ya anticipan un balance sombrío. Si continúa la tendencia en las carreteras canarias, 2025 podría convertirse en uno de los años más mortales de la última década.

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