Cuando acabó la canción por excelencia representativa de la murga Los Chacho Tú, que dio como resultado un parque Santa Catalina revolucionado, en pie y a rebosar, y los trajes de soldaditos llenos de color y magia se transformaron en la vestimenta típica de los vendedores ambulantes que cada domingo ocupan las calles de diferentes puntos de la Isla, el público convertido en clientes del rastrillo carnavalero no pudo evitar reír hasta no poder más y aplaudir aún con más fuerza. Sin duda, la original idea de la agrupación fue uno de los momentos más destacados por los asistentes que, como bien dijo el presentador de la primera fase del concurso, Daniel Calero, "son dignos de una final".

Si bien el parque ya estaba animado y repleto, Los Chacho Tú fueron capaces de poner en pie a aquellos que ocupaban las gradas y a los que prefirieron vivirlo desde las butacas pegados al escenario. Antes de que salieran en escena, sus seguidores más cercanos agitaban globos y pancartas sin parar, y al grito de "Chacho Tú" cuando se les preguntaba cuál es la murga de moda, bailaban sin cesar hasta no poder más, moviendo los brazos de un lado a otro y marcando la danza característica que todos los seguidores de este concurso ya conocen.

Después de un desfile de soldados coloridos y llenos de purpurina, con armas cargadas con balas de ilusión, que recibió aplausos sinceros por el espectáculo creado, llegó el turno de los vendedores de mercadillo que convirtieron el escenario de este Carnaval de la eterna primavera en un rastro auténtico canario. Así, dividiendo a sus componentes en tres grupos, unos tomaron el papel de peruanos con instrumentos musicales característicos del mercadillo, otros de gitanos con todo tipo de artículos para vender y, por último, unos cuantos se pintaron la cara de negro para representar al colectivo de sombrillas en la cabeza cuya especialidad son las gafas de sol y los gorros de todo tipo.

Acompañados con un puesto de los helados de fiesta que siempre triunfan esos domingos, el de la comida donde el chorizo, las aceitunas y el pan del campo son sublimes, y el de las antigüedades del que siempre cae algo por poco dinero, crearon un ambiente de risas en cada esquina, animando a un parque rebosante de Carnaval.

Entre pagos imposibles con tarjeta, flautas que suenan a Perú, bragas y sujetadores por dos euros y vendedores que corren detrás de sus clientes, representaron con todo lujo de detalles esas situaciones cómicas que, obligatoriamente, se viven en los mercadillos. Además, valorando el trabajo que hacen "con bolsos de cuadro en un camión lleno", reivindicaron el mal que les produce la apertura de los centros comerciales los domingos y les transmitieron todo el apoyo para seguir adelante "igual que lo hará siempre esta murga", señalaban.

Del rastro a la cama, con pijamas incluidos, se fueron Los Chacho Tú para dar a conocer al público temas que les producen insomnio, como pueden ser la intervención de Antonia San Juan en las carnestolendas el año pasado, aspectos políticos o las críticas que aseguran haber escuchado por parte de Los Serenquenquenes la edición anterior por no pasar a la final.

Y fue justamente esta agrupación llegada desde Ingenio la que abrió paso a los soldaditos. Asimismo, calentaron los motores de un público que los sigue de manera incondicional después de 36 años en esta fiesta. Después del chasco de la última experiencia tras no pasar a la final del concurso, decidieron que "con más ganas que nunca" iban a seguir en este jolgorio que les da la vida, pero de forma renovada. Así, los encargados de cantar en esta ocasión fueron los "hijos de los Serenques" acompañados de una mascota moderna con gorra, abdominales y piercing en la lengua. De esta manera, criticaron el futuro incierto de los jóvenes de hoy y la agresividad que reina entre este colectivo donde el acoso escolar es el pan nuestro de cada día y la tele basura empeora la situación.

Después, convirtiendo el escenario en el plató de Cuarto Milenio, hablaron de "fenómenos paranormales" que suceden en nuestra sociedad, donde reivindicaron el honor de los deportistas grancanarios y usaron el humor para meterse con los "chicharreros". Aún así, uno de los momentos más emocionantes fue cuando gritaron "que me importa su condición, raza o religión" para referirse al turismo que elige la Isla para pasar aquí sus vacaciones. Puntualizando, además, que es un honor que el orgullo gay se celebre en Gran Canaria.

Por otro lado, las dos murgas nuevas este año, Simpatikonas y Lengüetudos, recibieron también el calor de un público que los acogió con mucho cariño. Ellas asegurando estar viviendo un sueño, criticando la existencia de plíticos corruptos y haciendo mención a la igualdad, y ellos convirtiendo el parque en un espacio de tradiciones canarias donde el grito "atis tirma" no dejó de sonar y la pasión por lo de la tierra fue una constante. Ambos pisando fuerte y dejando un buen sabor de boca.

Tal y como el que crearon las integrantes de la otra murga femenina, Las Despistadas, dejando perplejos a los asistentes con sus disfraces de abejas cuidados al detalle y cargados de originalidad, magia y color. Así, además de gritar con sus letras la necesidad de paz, amor, libertad, respeto e igualdad, simularon con mucho humor vivir en un edificio "de locos" dando a conocer los diferentes perfiles de vecinos que pueden tocar en una urbanización. Y con un "abracadabra" la mitad de sus integrantes se convirtió en magas mientras el resto continuaba el espectáculo dentro de una chistera de la que se sacaban críticas, con un último truco "especial" con el que hicieron homenaje a la murga Las Traviesas, que el año pasado cogió un tercer premio en el concurso. Con orgullo, como mujeres, felicitaron a sus compañeras y reivindicaron más galardones para las féminas.

Otra agrupación que también aglutinó a un público impaciente por escucharlos y que más gritos de apoyó condensó, fueron Los Chismosos, llegados desde Guía en una nave espacial que los hizo aterrizar con sus disfraces de astronautas llenos de color. Entre pitos, bocinas y carteles de seguidores emocionados, padecieron algún problema de sonido que ocasionó que no se les escuchara demasiado bien al principio y los asistentes gritaran desde sus asientos un "no se oye" cargado de angustia. Así, el problema se solucionó y solo hubo cabida para el disfrute de un espectáculo donde los hombres del espacio desaparecieron para convertirse en inventores con pelucas locas y batas blancas.

Además de las críticas hacia Rajoy y Soria, el clímax de su actuación llegó cuando sacaron las pancartas con las fotos de los niños grancanarios desaparecidos, Sara Morales y Yeremi Vargas. Pidiendo "justicia ya", se dirigieron con coraje a los autores de su desaparición, expresando su deseo de verlos en la cárcel sin piedad. Entre aplausos sinceros y gritos de apoyo a las familias, por parte del público, acabaron su primer tema para convertirse en los guardas de un museo la mar de pintoresco. Comentando algunas de las esculturas famosas de la Isla, con humor y crítica incluidos, reivindicaron los deportes tradicionales ya casi perdidos como la petanca o el garrote, y pidieron una museo para el Carnaval.

Con la intervención de Calero, que hizo que no faltaran los cánticos propios de esta fiesta como el "hola don Pepito" o "yo no comprendo cómo este coco se llena de agua sin agujero", llegó el turno de la última murga de la noche y una de las más esperadas. De esta forma, Los Nietos de Sary Mánchez cerraron la primera fase del concurso que condensó hasta el final a asistentes de todos los puntos de la Isla que no podían marcharse sin escuchar a esta agrupación que el año pasado cogió segundo premio.

Vestidos de payaso y arropados por aplausos difícil de parar, dedicaron su primer tema musical a José Manuel Soria, haciendo un recorrido por los temas políticos que más revuelo han causado durante su mandato como alcalde, presidente y ministro. De esta manera, llevaron al político sobre el escenario a través de un colaborador de la murga caracterizado de tal forma que a más de uno hizo pensar que se trataba del protagonista. Y, tras acabar, el color de los payasos se fue para recibir a un conjunto de viejitos con bastón que dieron como resultado un momento de risas previo al final. Así, recordaron los disfraces de antaño donde las princesas y las mascaritas reinaban, criticando la vestimenta carnavalera de los jóvenes de ahora. Además, mencionaron ir a correr como el deporte de moda, abrazaron a las personas mayores con sus letras desde el corazón asegurando que con el Carnaval "los años no pesan", y homenajearon a cada uno de los grupos que forman las carnestolendas.

Pasada la una de la mañana, con la humedad de la madrugada cayendo y una primera fase finiquitada con éxito, el parque Santa Catalina se fue quedando vacío pero sólo hasta hoy, porque esto no ha hecho más que empezar y, en unas horas, la segunda fase del concurso de murgas va a comenzar.