Santa Catalina volvió a ser el punto de encuentro para los amantes de las murgas. En una noche en la que ellas fueron mayoría, el parque vibró ayer al son de las letras de Simpatikonas, Las Crazy Trotas, Las Tramposas, Los Chacho Tú, Las Golinisnionas, Los Melindrosos y, por último, Los Twitty's. Humor e ironía se dieron cita de nuevo sobre las tablas de la Magia y las criaturas fantásticas para deleite y disfrute de los presentes que animaron a sus favoritos hasta entrada la madrugada.

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La abertura de la segunda jornada del concurso tuvo sonido femenino. Simpatikonas llegó pisando fuerte el escenario en el que sacaron su versión más motera para llevar al público de paseo por el Manuel Lois en el que, como ellas, tienen sus locales de ensayo varias murgas. El mal acceso fue una de las cosas más criticadas, así como lo más valorado es la cantina de Los Chacho Tú, que "parece un auténtico supermercado".

Otra de las peculiaridades que tiene el enclave y que ellas quisieron dar a conocer a los asistentes al parque son los fantasmas que habitan en él y sobre los que el propio Iker Jiménez hizo un programa. El más sonado de todos los que por allí pululan, según las mujeres, es el guarda de seguridad de cuya existencia tienen conocimiento, pero "no han visto nunca".

Convertidas para su segundo tema en guerreras aztecas, Simpatikonas aprovechó para decir sus verdades como puños y criticar el "mangoneo que hay en el Carnaval" y pedir al jurado que puntuase justamente y no se cambien las bases por "amistad".

Desde el Risco de San Nicolás llegaron justo después las Crazy Trotas que, en su 18 aniversario, salieron ataviadas con una colorida fantasía, adornada con mascotas desde las botas al tocado, que prontó se transformó en la indumentaria de Mary Poppins. Al son de las canciones más famosas de la película,las murgueras denunciaron la apertura dominical durante la temporada de cruceros, la ley del menor o la declaración de independencia de Cataluña, entre otros temas de actualidad.

En tercer lugar, salieron Las Tramposas con una original indumentaria de ayudantes de mago en la que no les faltaba ninguno de los complementos necesarios empleados para hacer trucos de magia. Con una puesta en escena que contó con la presencia de un experto en materia, el ilusionista Juan Salvador, las murgueras arrancaron el espectáculo en el que protestaron por la situación de la educación o la sanidad. Asimismo, se posicionaron en contra de la violencia de género. "Ni golpes que duelan, ni palabras que hieran" fue una de las frases más significativas que lanzó la presidenta y directora, Dácil Betancor.

Para su segunda canción, las Tramposas se metieron en la piel de una mujer jubilada que se queja de que al final trabaja más en la casa en la que vive con su hija y su nieta. Las murgueras destacaron el valor de las amas de casa para quienes pidieron también una pensión, aunque su labor no cotice en la Seguridad Social. El colofón de su actuación fue la canción que compusieron la semana pasada y que, a modo de despedida, emplearon de autocrítica por el "egoísmo" de las murgas que no quisieron trasladarse al Gran Canaria Arena, a pesar de que siempre han pedido un lugar cerrado.

Tras ellas, llegaron Los Chacho Tú. La primera masculina de la noche empezó bajo la lluvia a abrir boca sobre el proscenio con un concurso culinario que contaba con representación de España, China, Japón, EEUU, México, Monzambique y Canarias. Por supuesto, el chef canarión que no era otro que el director de la agrupación, Javier Guerra, fue el que se llevó el premio al mejor cocinero del certamen en el que además de elaborar papas arrugadas y pella de gofio, denunciaron la situación que viven muchas personas que se ven en la obligación de buscar comida en la basura.

Uno de los momentos más divertidos de la noche llegó en su segundo tema cuando se transformaron en paquetes de pañuelos de papel a los que acompañaron como invitados otros desechables entre toallitas, compresas, tampones o servilletas de bares. Los murgueros se metieron al público en el bolsillo haciéndole partícipe del número con una pañolada para la que, previamente durante la mañana, pegaron uno a uno bajo cada asiento un clínex.

La recta final de la segunda fase arrancó también con voces femeninas. Las Golisnionas fueron las últimas murgueras de la noche en desfilar por el escenario de la Magia y las criaturas fantásticas y lo hicieron vestidas con un colorido y musical disfraz para presentarse ante el público que aguantó estoicamente bajo la lluvia hasta el final. En su quinto Carnaval, Llegó el momento de contar verdades fue el primero de sus temas en el que criticaron la desaparición de las tiendas de aceite y vinagre de las ciudades en la que ahora proliferan las tiendas de chinos.

Las mujeres reivindicaron sobre las tablas la lactancia materna en cualquier lugar, la igualdad de los grupos del Carnaval, sean o no de la capital, y la desaparición de la violencia de género y el maltrato animal. Y con mucho arte, pero menos agraciadas, interpretaron su segunda canción dedicada a su Chichi, la mascota que les acompaña tanto a la playa como a Cuarto Milenio y, por supuesto, en la búsqueda de un buen novio murguero.

Los penúltimos de la velada, Los Melindrosos, llegaron al parque ataviados como caballeros del zodiaco, si bien tras el biombo se pusieron sus mejores galas en cuestión de segundos para irse de fiestón. Los murgueros trasladaron la discoteca al escenario en el que también tuvieron que enfrentarse a un control de alcoholemia.

La magia fue la segunda de sus canciones y en ella mostraron la parte más crítica de su repertorio. A oscuras, alumbrados tan solo con velas y luces en la cabeza, los de la afilarmónica empezaron a conjurar la letra en la que la primera en saltar a la palestra fue Televisión Canaria a la que acusaron de un tratamiento discriminatorio para con Gran Canaria. Drag Sethlas fue otro de los protagonistas del tema al que los participantes mostraron su apoyo.

El colofón de la noche corrió a cargo de Los Twitty's. Como guerreros saltaron ante el público dirigidos por Junior Alonso que, después de un año, ha vuelto a Santa Catalina para revolucionar el parque con su característico estilo. De entrada, los componentes de la agrupación utilizaron la parte final de las cartas, la posdata, para empezar con la crítica que no se olvidó de la situación catalana de la que culparon al Gobierno central. Bajo la lluvia, que no dio tregua al final de la segunda fase, los murgueros reclamaron más medios para luchar contra el cáncer en Canarias.

La educación en Canarias, el maltrato o la pobreza fueron otros de los problemas sobre los que hablaron durante su puesta en escena antes de que Borja Casillas, Drag Sethlas, saliera al proscenio en el que recibió el calor de otros compañeros, la comparsa Kisamba y, por supuesto, de los murgueros. La sorpresa se convirtió en uno de los momentos más emotivos de la noche en la que ni el protagonista ni la concejala de Carnaval, Inmaculada Medina, pudieron contener las lágrimas.