Agüimes, que celebró ayer su día festivo jueves de Carnaval, incineró su sardina en la noche del miércoles frente al pórtico de la Iglesia de San Sebastián, mientras el público, compungido por la pena, lloraba desconsolado, a lágrima viva, esperando en la Plaza del Rosario los primeros acordes de la verbena.