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Serenques, embajadores de Agüimes

Agüimes puede presumir de ser el municipio con más murgueros por metro cuadrados: solo en el casco hay 5.000 vecinos y sale una quincena de murgas

Javier Santana, director de Serenquenquenes (izquierda), en un momento de la actuación del concurso de murgas de Las Palmas de Gran Canaria en 2020. | | Sabrina Ceballos

Que Los Sombreritos sea la murga más antigua de Gran Canaria no es casualidad, sino una demostración del tradición familiar en el Carnaval. El director de la murga con mayor popularidad de Agüimes, Javier Santana, es un exponente de ese relevo generacional. De la mano de su tía, costurera de Serenquenquenes, comenzó primero en la infantil para llegar a la adulta, en la que militó antes de llegar a dirigir en 2003.

El parque Santa Catalina, templo de las murgas del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, parece huérfano este año sin escuchar una de las bandas sonoras del concurso de murgas adultas: «Agüimes pequeñito, muy chiquito sí, pero con unos carnavales así de grande así, así de grande así». Es la declaración de amor con música que hacen los chicos de Javier Santana desde las carnestolendas más tradicionales de la Isla, ‘made in Agüimes’, a la ‘fiesta de proyección internacional drag’.

«Muchas de las normas que están en las bases perjudican en vez de beneficiar al espectáculo», advierte

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El director de la murga de mayor proyección exterior de Agüimes reconoce que precisamente una de las claves del éxito de Serenquenquenes es ser una murga de pueblo, algo que tiene a gala, para recordar la diferencia con Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife, con cientos de miles de habitantes. Aunque Agüimes tiene una población total de unos 31.000 vecinos, Santana recuerda que en el casco residente solo cinco mil y aún así hay una quincena de formaciones críticas que convivían antes de la llegada del covid, y luchan por sobrevivir tras la pandemia, para mantener el testigo de Los Sombreritos, la formación crítica más antigua de Gran Canaria que participa de forma ininterrumpida desde el año 1975. Y aporta otro detalle como sinónimo de la relevancia de esta academia murguera: hasta el alcalde de Agüimes es componente de Los Sombreritos.

El más pequeño, y el único varón, de tres hermanos, Javier Santana (Agüimes, 1976) encarga la transmisión generacional de la pasión por el Carnaval, con el añadido de la elegancia a la formación que se incorporó siendo un niño, allá por 1986. Su tía colaboraba en la elaboración de los disfraces de Serenquenquenes, y de su mano llegó a la infantil Serenquenquitos, hasta los 16 años, la edad límite para salir en una formación de la cantera. En ese tiempo ‘en tierra de nadie’ donde no puede subir a cantar con los niños pero es muy pequeño para engrosar la fila del grupo, Javi contó con la complicidad de su tía, con la que recorrió media Isla para acudir con Serenquenquenes allí donde actuaban.

Durante el tiempo en Serenquenquitos, ya apuntaba mañas de director, tal vez por su desparpajo que lo llevó a ponerse al frente del grupo en tres ediciones. Hasta que cumplió la mayoría de edad –el tope de los 16 años–. Aún así, puede presumir de ser mayor que la murga adulta a la que se incorpora en 1994 –fundada en 1982–. Ha sido componente antes que director, condición que asume en 2003, si bien hizo un paréntesis en la murga en 2005 y 2006 –porque se vió superado con la dirección y la responsabilidad de las letras–, para continuar hasta la fecha, edición en la que la murga de referencia de Agüimes no estará en el parque por la incidencia del covid. Y eso a pesar de que incluso eran este año más componentes y tenían todas las expectativas puestas para celebrar el 40 aniversario de su creación. Pero llegó la pandemia. Lo intentaron hasta el último minuto, precisa, pero con las medidas sanitarias establecidas por el Gobierno de Canarias se hacía imposible, máxime cuando tienen un local de ensayo con una ventilación casi nula. Y se viene arriba con lo que podría ser el levantaplaza de una canción: «No criticaría a nadie por no quererse contagiar», sentencia, para desmarcarse de esos reproches.

Ni la ausencia, ni la decisión de salir, son argumentos para una letra murguera, precisa quien en 2007 entró por la puerta grande, precisamente el año de toreros de Serenquenquenes, cuando iniciaron la primera de una serie de primeros de Interpretación que se prolongó hasta 2010, para retomarla de 2012 a 2014, y en otros momentos sucesivos.

El director de Los Serenquenquenes, en el concurso de 2020. | | SABRINA CEBALLOS

La clave para conseguir la elegancia que se le atribuye a Serenquenquenes pasa por ser una murga autosuficiente; de otra forma: por la sociedad han pasado personas que han hecho historia y que cuando no han continuado la formación ha seguido adelante sin precisar contar con gente de fuera del municipio, ya sean letristas, armonizadores.

Javier Santana, uno de los directores más carismáticos, también lanza un aviso a navegantes al frente de la organización, cuando se refiere a la necesidad de la Sociedad de Promoción del Carnaval dé más protagonismo a las murgas y le permita utilizar más tecnología, si bien reconoce que ya en anteriores ediciones abrió la mano el equipo de Inma Medina. Aún así, admite que en la gala drag muchos viene no solo por ver el espectáculo que protagonizan los candidatos sino también por el despliegue técnico que se realiza y que permite potenciar el espectáculo, como anhela en el caso de las murgas el director de Serenquenquenes.

En su opinión, «hay muchas normas en las bases del concurso de Las Palmas de Gran Canaria que no solo no son necesarias sino que perjudican el espectáculo».

Sobre la innovación que representa la irrupción de las chirimurgas –cuatro formaciones inauguran una exhibición este año–, Javier Santana lo tiene claro: «a mi me pones en una plaza una murga y una chirigota y yo optaría siempre por la primera». Para sentenciar: «no voy a ver a ver la chirigota», con la que asemeja a la nueva modalidad de chirimurgas. Cuando se le pregunta por la evolución a años luz de la gala drag, precisa que se trata de públicos diferentes, para reconocer sin reparos ni contemplaciones que «la gala drag es el acto rey del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria».

Serenques siempre ha estado en la final, salvo 2016 cuando quedaron fuera junto a Chancletas y Trapasones

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Sobre la incorporación este año al concurso de Gambusinos, de Fuerteventura, que se estrenan esta noche en el parque Santa Catalina, Javi celebra la decisión, lo que considera un ejemplo, para responder que «tampoco le importaría concursar en Tenerife, pero allí no nos dejan, mira lo que pasó ya con Trapaseros, de Los Realejos», en el Norte de la Isla.

A Javi no le importaría que se celebrara incluso un concurso regional de murgas –«ojalá», apostilla– mientras ayer participar en una recreación del entierro de la sardina, junto a su murga, en Agüimes, casi a la par que iba a comenzar la primera fase de murgas en Las Palmas.

Con su murga, ya cuenta los días para volver hacer bailar y cantar al parque con «llegan los Serenques para dar caña. y toda la gente tocando palmas. Venga todo el mundo arriba a bailar, con «erenquenquenes en Carnaval».

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