CARNAVAL 2023

Adiós multitudinario a la sardina

Studio 54 echa el cierre hasta el próximo año tras 21 de fiesta en Las Palmas de Gran Canaria

Un entierro multitudinario. La sardina del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria fue despedida este domingo con todos los honores. La coincidencia de que su crematorio fuera en domingo y de que horas antes el cantante colombiano Carlos Vives hubiera ofrecido un fantástico concierto en Santa Catalina convirtió el adiós al arenque en una segunda Cabalgata.

La despedida de la sardina, con la que se da fin a las carnestolendas capitalinas, congregó a miles de personas en el trayecto entre Mesa y López y la playa de Las Canteras, donde el pececillo pereció bajo las llamas. La realidad es que nadie quería decir adiós a la sardina. Ni chicos, ni grandes, ya que numerosas familias también disfrutaron de la última jornada de los festejos.

El cortejo fúnebre parecía más una fiesta con cientos de mascaritas que empalmaron el concierto de Carlos Vives con la despedida a la sardina

El cortejo fúnebre salió de Mesa y López a las siete de la tarde, mientras en el parque Santa Catalina miles de personas disfrutaban aún de la música de Dj Ulises Acosta, que había relevado al cantante colombiano. Las gradas llenas, y el coso y los alrededores también.

El desfile lo abrió la Afilarmónica Los Nietos de Kika y la cabra de la legión. Alguno hasta fue con muleta. Y le siguieron las murgas ganadoras en esta edición de 2023. Los Chancletas vestidos de zombis con el que ganaron el primer premio de interpretación; Los Serenquenquenes, con su típico disfraz de lagarto - segundo premio de interpretación- y que una señora del público confundió con la murga de Hiperdino; Los Chacho Tú -tercer premio-; Las Despistadas, con su imponente disfraz de negrita con el que ganaron el primer puesto de vestuario y Los Legañosos, terceros en la misma categoría. Cerraron los grupos de Carnaval la comparsa de Jinámar Los Lianceiros.

Una viuda llora por el fin del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria

Una viuda llora por el fin del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria / Andrés Cruz

Tras ellos un grupo de viudas desconsoladas de todo tipo y pelaje; entre las que sobresalía dos que portaban un ataúd con el etiquetado de longorones de Ikea. El revoltijo de viudas y mascaritas era tal que, en esta edición, hubo más mascaritas que huérfanas de marido en el cortejo. 

El desfile amenizado por un par de batucadas y una orquesta entraba a las ocho de la tarde en Santa Catalina. Aquello más que entierro era la continuación de la Gran Cabalgata que tuvo lugar el sábado, en el que 120.000 personas disfrutaron según la organización del evento. 

La sardina en carroza, como se merece. Con sus escamas azul brillante y sus aletas grises, señal de que aún estaba vivita y coleando, y con un icónico 54 en su aleta caudal con el que hacía honor a la famosa discoteca neoyorkina, alegoría de este Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria. 

En la misma carroza, la Reina -Lola Ortiz- , la Gran Dama -Manuela Teno- y el Drag Queen drag Shíky -David Batista -, ganadores de esta edición en el que las carnestolendas volvieron a la normalidad tras dos ediciones a medio gas a causa de la pandemia de la covid-19. También les acompañaba el alcalde de la ciudad Augusto Hidalgo y la concejala de Carnaval Inmaculada Medina. La carroza indicaba a todo el mundo que las fiestas han alcanzado en esta edición la categoría de Fiestas de Interés Turístico Internacional lo que supondrá sin duda alguna mayor presupuesto para el año próximo.

 A pie de calle, Bibiana Morales y Carmen Morales con sus maridos y unos amigos, disfrutaban del desfile sin disfraz después de que el sábado lo hubieran dado todo en una carroza en la Gran Cabalgata. «Estamos muertas pero no nos sentimos viudas», decía de coña Carmen Morales tras lo bien que lo habían pasado el sábado. «Nos reservamos para el Sur», puntualizó la mujer sobre por qué no se habían puesto la mascarita para el Entierro de la sardina.

«Somos 38 mujeres que nos autogestionamos la carroza. Ponemos cada mes 50 euros y nos encargamos de todo. Los disfraces, la bebida, la comida, la seguridad, todo», contaba Bibiana Morales sobre cómo organizan cada año su particular carroza en la que solo viaja el grupo de amigas. El disfraz para este edición de Studio 54 era doble. Por delante, de hombre y, por detrás, de mujer. Un diseño de Popi Chaman.

«Llevamos 30 años en el Carnaval, la más joven tiene 29 años y la más mayor 70», añadió Carmen sobre el grupo de amigas que disfrutaron de la Gran Cabalgata en carroza. Este año también habían asistido a la Gala de la Reina y a la Gala Infantil. Ningún reproche a la organización del Carnaval.  

Angela Rodríguez, una amiga que no paraba de bailar, comentó, sin embargo, que «todo se puede mejorar». «Podrían poner más baños en la calle y echar agua más a menudo porque hay tramos de calle en la que es imposible pasar por el olor a orín», explicaba. Ella no había ido a la Cabalgata en carroza por lo que su percepción del desfile a pie de calle era otro. «Tanta carroza se hace pesao», dijo. 

El grupo se disolvió entre el gentío en cuanto pasaron las últimas tres carrozas del cortejo fúnebre por Santa Catalina, que cerraban Protección Civil y el dispositivo especial de Limpieza. 

Durante el Carnaval de Día y el Entierro de la Sardina se retiraron un total de 1.300 kilos de basura en el parque de Santa Catalina, la Plaza de la Música y su Anexo, así como en el recorrido del cortejo fúnebre que pasó por Mesa y López, presidente Alvear, Albareda y calle Tenerife hasta llegar a la playa de Las Canteras. Según el servicio de Limpieza del Ayuntamiento de la capital, se recogieron, sin embargo, 1.200 kilos menos que en 2020, último año de las carnestolendas sin restricciones.  

En la Gran Cabalgata, el asunto fue al contrario. Era de esperar debido al gentío que salió a la calle -120.000 personas-. Se rebasaron en 4.500 kilos la cifra del 2020. En total se recogieron 21.000 kilos de desperdicios.

El cortejo llegó a la playa de Las Canteras sin contratiempos, salvo los desmayos de algunas viudas que no podían con el disgusto de despedir a la sardina hasta el año que viene. Y se tiraban literalmente al suelo patas arriba como si fueran cucas.

En la playa de Las Canteras, cientos de personas esperaban también a la sardinita para su cremación y su último adiós. La sardina entró en el agua y tal y como se esperaba comenzó a arder. Una selección de fuegos artificiales puso el punto y final a los carnavales más discotequeros.