El Gran Baile de Máscaras ya tiene a su reina. Giovanna Lee Alfonso, de origen asiático, con la fantasía Lágrimas por ti, diseñada por Willie Díaz, en representación de Terraza Kopa Las Palmas, se alzó ayer con el título de Reina del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria 2013, tras las reñidas votaciones de tres jurados en una gala de casi tres horas de duración, celebrada anoche en el parque Santa Catalina.

La corte real de este año se completó con la elección de sus cuatro damas de honor: la primera, Paula Miranda, del Centro Comercial Atlántico Vecindario, con la fantasía Enigma, de los diseñadores Manuel Encinosa, Begoña Pérez y Francisco Romano. La segunda dama fue Jennifer Krubo, del Restaurante Riccadonna y la alegoría La Venus de ébano, de Fernando Méndez. El tercer puesto lo obtuvo Cristina Vega, con la fantasía Sueña conmigo, del Centro Comercial Alcampo Telde y diseño de Fernando Méndez. Carolina Cruz, con la fantasía Sólo el cielo lo sabe, en representación de Depilación Láser Canarias, y con diseño de Miguel Cruz, fue la cuarta dama.

El acto, con un ritmo un tanto pausado, se desarrolló entre actuaciones musicales y el humor de las presentadoras de la Gala, las actrices canarias Yanely Hernández y Lili Quintana. En su labor contaron con la colaboración del cantante cántabro David Bustamante, bueno, del "conde de Bustamante", como sus partenaires le bautizaron en una conversación en verso, con la que iniciaron la presentación.

Israel Reyes volvió a dirigir una Gala de la Reina en la que la música se alzó como protagonista, gracias al tema de este Carnaval dedicado al Gran Baile de Máscaras. También se estrenó con plena majestuosidad el escenario veneciano diseñado por Alberto Trujillo para la ocasión y que en su mayoría está hecho con materiales reciclados.

La obertura, de poco más de 15 minutos, volvió a ser una demostración del amor de Israel Reyes por los musicales, con mucho baile, mucha canción, chistes y mucha, mucha gente sobre el escenario. Hasta 300 figurantes se subieron en este prólogo al escenario del Parque.

Una mascarita veneciana del siglo XVIII, encarnada por el actor José Carlos Campos, se encargó de dar la entrada al gran baile que se iba a desarrollar a sus espaldas, rememorando la historia de las máscaras a través de varias culturas y siglos, mientras sobre una pantalla sostenida entre dos escaleras se desarrollaba un teatro de sombras que llevaron al espectador desde Asia a Oceanía, pasando por África y América hasta desembocar en Europa.

Un desfile de cortesanas del XVIII de enormes pelucas y miriñaques hizo entrada en el escenario, al son de una música barroca. A su frente, las presentadoras, Yanely Hernández y Lili Quintana cantando en italiano, o eso parecía, ya que la letra de la canción no era más que una retahíla de palabras sueltas en italiano y rematadas por una alusión a Berlusconi. Dimes y diretes en italiano, Lili invitó a todos a participar del "Carnavali". "¿Carnavali? Grande portero", remató Yanely, entre las carcajadas del público, en alusión al mítico guardameta de la UD Las Palmas.

Pasado el momento barroco, la música más popera se apoderó de la obertura con Yanely, Lili y Campos cantando en español y en inglés invitando al público a participar del Carnaval y a ponerse máscara. "Carnival, carnival, it's the party", repetían los tres protagonistas mientras el escenario se llenaba cada vez más de bailarines y cortesanas. Llegados a este punto se produjo uno de los momentos álgidos de la noche cuándo la corte se apartó para dejar paso a una mascarita especial. La Reina del Carnaval 2012, Laura Medina, que salió embutida en un espectacular vestido dieciochesco pero casi transparente y se marcó un par de pasos de baile.

En plena euforia entre la mascarada volvieron a oírse las voces de Yanely y Lili que, encaramadas a unas escaleras, entonaron una canción de bienvenida a la fiesta en la que la organización no se cortó al meter el lema con el que el alcalde Cardona ha bautizado su mandato en el Ayuntamiento ("La ciudad vuelve a latir"). "Comienza ya la mascarada, esta ciudad vuelve a latir, el Carnaval te espera aquí", cantaron.

La canción fue el paso previo al momento más emotivo de la obertura cuando empezaron a escucharse los sones de una conocida tonadilla. Cabezudos y papagüevos sirvieron de prólogo a la entrada sobre el escenario de la Banda de Agaete que con la canción de la Rama a todo meter puso el parque en pie dando saltos. Y fin de la obertura.

David Bustamante tuvo un lapsus con el nombre de la ciudad, cosa que pasa con frecuencia en este tipo de eventos con los invitados. "¡Bienvenidos a la Gala de la Reina de Las Palmas de Canarias!", gritó el hombre, confuso. Pero bueno, Yanely Hernández, pura chispa, le recomendó un bañito en la playa de Las Canteras antes de abandonar la Isla. "Sí, tengo el bañador de leopardo en la maleta", bromeó el extriunfito, que provocó un terremoto de fans entre los pasillos del patio de butacas, con intervención de la seguridad incluida.

Una vez concluido el gag, comenzó lo bueno, las aspirantes y sus espectaculares diseños. Una tras otra, las chicas fueron apareciendo con desigual respuesta del público. Tras el atasco de la primera de las candidatas, que no podía avanzar por la pasarela, porque se le trabó el traje, la más sorprendente fue Moneiba Álvarez, representante de City Sighteeing, que tuvo la valentía de aparecer subida en unos zancos de vértigo. La que recibió más aplausos fue Giovanna Lee Afonso, que, finalmente, se alzaría con el premio.

Una vez concluido el desfile de candidatas, llegaron En-Cantadoras, que cantaron acompañadas de los ganadores del concurso de disfraces del año pasado. En medio de todo ello, el relente jugó una mala pasada a los bailarines, que se resbalaron por la pasarela, con una de las danzarinas que, incluso, tuvo que ser atendida.

El contratenor José Antonio Betancort, en su salsa, vestido de veneciano, interpretó, como si de un castratti se tratara, un tema de Haendel, mientras las candidatas paseaban sobre el escenario.

Pero lo mejor de la noche llegó con Guasimina, una candidata la mar de especial, que no era otra que Yanely Hernández y Lili Quintana transmutadas en unas mellizas-siamesas, embutidas en un solo traje, que, según dijeron, no había podido trasladar a gusto "en la Global". Representando a la "gran multinacional Suspiros de Moya", hicieron referencia a aquellos grandes almacenes de antes, los de toda la vida: "Simago, Almacenes Cuadrado, Cardona...", dijeron, con un guiño divertido al alcalde, que se moría de risa.

Los Nietos de Kika pusieron el toque más carnavalero a la noche. La veterana murga, con 37 años participando en la fiesta, echó picante a la noche con sus puntas a Tenerife por aquello de poner mal a las playas de Gran Canaria. Los murgueros fueron designados por los grupos del Carnaval para representarlos en el escenario de la Gala, ya que, al contrario de lo que ocurría antes, los grupos no actúan en el espectáculo que elige a la Reina. Aún así, no pudieron faltar las comparsas que desfilaron juntas, casi como un adelanto de la Cabalgata.

Y llegó Busta, con movimientos que descoyuntarían a cualquiera, y provocó un revuelo ensordecedor entre sus fans, que no pararon de gritar durante su actuación, y se pegaron a la pasarela para acribillarle a fotos con sus móviles. Justo después Giovanna cerró el gran baile.