Después de un año, el 2013, en el que las noches carnavaleras se distribuyeron entre la plaza de la Música y los chiringays instalados en terrazas privadas, el Ayuntamiento de la capital grancanaria devolvió en este curso los tradicionalmente denominados mogollones a la plaza del intercambiador, en la trasera del parque Santa Catalina, con un escenario para actuaciones musicales y chiringuitos profesionales y de estudiantes de nuevo en su entorno clásico. El regreso de los festejos a una zona en la que los tribunales han marcado su devenir constituyó una de las principales novedades de El Mundo de la Fantasía, alegoría elegida por las propias mascaritas para ambientar las carnestolendas que concluyeron este sábado con el Entierro de la Sardina.

El comienzo resultó, no obstante, frustrante: la lluvia demoró el anuncio oficial de las fiestas, que debía correr a cargo de Charyna Vega en la plaza de Santa Ana, el sábado 16 de febrero, en lo que se convertía en otro regreso a un escenario clásico para los pregones. La Catedral no conocía uno de estos acontecimientos desde el siglo pasado. El clima obligó a que la cita se trasladase al siguiente domingo, al Santa Catalina, poco antes del certamen del Carnaval Canino. Vega, letrista murguera que ganó su derecho anunciador en las redes sociales, precedió la celebración de un concurso que cumplió un lustro, y que se ha convertido en uno de los grandes acontecimientos del programa festivo por su capacidad de convocatoria (de humanos y canes) en el parque.

Algo parecido a lo que ha ocurrido en la última década con el concurso de maquillaje corporal. Ambos certámenes son dos aportaciones de la organización en la era moderna de los festejos, que han obtenido una positiva respuesta de público.

En esta nueva edad menguan patrocinios para reinas menores, como la infantil y la Gran Dama, mientras la Reina se mantiene como principal personaje promotor de los festejos. En parte, porque su elección se produce justo en mitad de las celebraciones, y la del Drag Queen se ha pasado a la penúltima noche de fiestas, como un acto estrella que cada vez atrae más visitantes foráneos a la ciudad.

La monarca, Cindy Klein, sucedió en la relación de ganadoras nada menos que a su madre, Pilar Arocha, vencedora en 1980. Fue uno de los detalles emotivos de la última edición. Otro lo protagonizó Rayco Santana, aka Grimassira Maeva, que subió con sus plataformas al escenario del Parque para rendir homenaje a su antiguo compañero en el dúo Petardísimas: el desaparecido Drag Mandrágora. Su triunfo se empapó de emoción en una cita, la noche Drag, que ya reunió a una multitud en Santa Catalina en la preselección previa. Como ocurrió con murgas y comparsas en las primeras semanas. Allí triunfó Agüimes: Serenquenquenes y Aragüimé.