Por la arteria comercial de Vecindario desfilaron ayer cabareteras, piratas, egipcios y una cuadrilla de guardias "cibiles" que se pusieron las botas en un control de alcoholemia en la que la tasa máxima permitida alcanzaba los "0,69 grados" de lujuria. Más de 15.000 mascaritas despidieron las fiestas de Don Carnaval a bordo de una treintena de carrozas, a cual más colorida y divertida, entre contoneos de cadera y alguna lágrima de nostalgia en su recorrido hasta El Doctoral.

La tarde de ayer no fue un sábado de compras cualquiera en Vecindario. A pesar de que los comercios permanecían abiertos, el escaparate de la jornada estaba en la calle: batucadas, monjas, novias cadáver, jeques árabes... hasta la escultura de Francisco Suárez, dedicada al "Voluntariado", lucía una boa fucsia enrollada en el cuello para la cabalgata.

"Abran paso, que voy a coger tomates a la finca de Juan Espino en El Goro", grita una Negra Tomasa recién llegadita de Cuba. Llegó por la mañana en barco a la Isla, "por eso de que Fidel no les deja salir de La Habana en avión", con los tacones puestos y "predispuestos" a encontrar "un machito" que le acompañe durante su estancia en los carnavales del Sureste.

"Mis amigas se quedaron jugando a la baraja en Cuba, pero yo me vine a echarme un roncito con mis compatriotas canarios. ¿Y cuál fue mi sorpresa al llegar al puerto? La cantidad de tierra que estaba cayendo. Ahora entiendo por qué en Maspalomas hay dunas de arena", explica Daniel, ayer Tomasa, mientras menea su trasero con sus compañeros de carroza del taller Los Ríos de Arinaga.

Al principio de la comitiva carnavalera de cuatro ruedas, una patrulla de la Guardia "Cibil", a bordo de un vehículo con matrícula "PE NE 6969", dirigía el tráfico de carrozas. Sus agentes, Juan y Rubén, llevaban un mes poniendo el coche a punto con "piezas de desguaces del municipio" y pegatinas del escudo de la Benemérita "personalizadas" en las que parece el objeto con los que los chicos se dedicaron a medir la tasa de 0,69 grados de alcohol en sangre.

A escasos metros, una treinta de "Capitanes América" animaban el recorrido con la creadora de los disfraces, Albis, al frente. "Llevamos cerca de 25 años participando en la cabalgata y cada vez me hace más ilusión preparar los vestidos para este día", confiesa la costurera oficial de la familia Herrera Montesdeoca, que aglutina hasta tres generaciones en su carroza. "Es algo que se lleva en la sangre. Empecé de pequeña en la murga Los Guays de Aldea Blanca y ya ahora, con mis hijos y mi marido, lo vivo como si fuera la mejor época del año", añade sonriente Albis.

Muchos de las mascaritas que acompañaron a la sardina hasta la plaza San Rafael ya habían tenido "el placer" de conocer este año a la purpurina y a la lentejuela. Justo González, más conocida para la ocasión como "la loca del cabaré", ha meneado el escote en este último mes en la ciudad capitalina, Maspalomas y espera continuar con la fiesta en Carrizal y Fuerteventura. "Para Corralejo iremos en carroza, luego disfrutaremos de un asadero en la playa y dormiremos en el barco", resume la cabaretera.