No hace tanto, con la eclosión de una nueva forma de programar el Carnaval, los grupos populares parecían relegados a la estela de drag queens epatantes y reinas y galas televisadas en emisiones internacionales. Sin embargo, el movimiento murguero se ha revelado más que vigente en el nuevo siglo. Hasta el punto de que su actividad trasciende de las fechas propiamente carnavaleras, para protagonizar encuentros como el que celebró ayer la Plaza del Pueblo, en La Isleta. Una cita que cumplía su octava edición, y que organiza la Asociación Cultural Las Redes, justo en su décimo aniversario como centro promotor de actividades y talleres diversos en el afamado barrio de la capital grancanaria.

Pese a la ingente cantidad de polvo en suspensión que cayó sobre la urbe, no faltaron a la cita Los Nietos de Sary Mánchez, formación teldense de reciente aparición en las fiestas de la capital grancanaria, que han ganado el concurso de su Carnaval justo este año, y que revela el buen estado de salud de la murga, en mayestático. Tampoco, como anfitriones -que son de La Isleta-, los históricos Chancletas, Las Lady Chancletas y Las Despistadas, además de Los Chacho Tú, de El Sebadal. Semejante concentración incidía en el carácter carnavalero que siempre ha tenido el barrio, cuna de las celebraciones de la mascarita en la ciudad.

El encuentro ha adquirido cada vez más fama con los años, hasta el punto de que "las murgas de fuera también quieren venir". Lo explicó Fran Santana, presidente de la asociación Las Redes, que tiene su sede en las cercanías de la Iglesia de San Pedro. En esta ocasión, se sumaron a la convocatoria los tinerfeños de La Traviata, y Los Gambusinos, de Fuerteventura. "Tampoco pueden venir más, porque no queremos alargar esto demasiadas horas, para no cansar al público", ahondó Santana.

Listón de concurso

El listón estaba, por tanto, alto. Dada la categoría de las formaciones que coincidieron en la plaza del Pueblo, no podía ser de otra forma. Más, con los murgueros en forma, con los no tan lejanos ecos de los últimos festejos aún frescos en la memoria. El encuentro en la plaza del Pueblo se promueve en estas fechas porque la organización tiene que esperar, primero, por la disponibilidad de todas las infraestructuras (equipos técnicos y de sonido), que se deben emplear antes en las multitudinarias fiestas de Santa Catalina. Y después, por la celebración del encuentro regional de murgas de Candelaria, en Tenerife, una semana después de que se han guardado los disfraces en la capital grancanaria.

Sólo entonces le llega el turno a La Isleta, en una cita con sabor añejo, por el escenario, y en la que los grupos no compiten ante un jurado como suele pasar en las intensas noches del Carnaval. La cosa se queda un amistoso, y se nota entre bambalinas, en donde no existió esa tensión competitiva. Aunque sí el amor propio de cada grupo por quedar ante el público como demanda su cartel.

Pero ayer, además, era un día especial, porque la asociación promotora de la reunión está de aniversario. De ahí que una exótica comparsa hiciera acto de presencia en el barrio-península, para recordar cómo se celebran las fiestas cruzado el charco atlántico. La formación América Baila es una de las que ha tomado parte en la iniciativa municipal El Carnaval de las Culturas, en el que se reúnen grupos de diversa procedencia. "El nuestro incluye a Puerto Rico y Cuba, aunque la mayoría somos de Bolivia", explicaba en el improvisado backstage en la plaza del Pueblo Ximena Salvatierra, que no olvidó mencionar el refuerzo con el que contaban para la ocasión: algunas de las componentes de la asociación Santa Cruz de la Sierra.

Las bailarinas, de llamativos atuendos hechos con complementos traídos desde el otro lado del océano, fueron las primeras en aparecer en el escenario, mientras los integrantes de las murgas se iban vistiendo en los laterales, para ponerse a tono con el momento que les aguardaría avanzada la noche. Ni la tierra en la boca, en el decir canario, parecía desanimar a los participantes en la velada.

Antes, dos diseñadoras, ambas de La Isleta, protagonizaron el desfile de vestidos y fantasías carnavaleras programado en el mismo tablao. Las creaciones de Ydaira Niño y Loly Arbelo vinieron a ampliar las miras de la convocatoria, que había más aparte de la loa a la murga. Sus llamativas creaciones dieron buena cuenta de ello. Al cartel se sumó Manola Hernández Curquejo, primera dama en el último certamen de la Gran Dama en la capital grancanaria.

¿Por qué tanto empeño en impulsar un acto carnavalero que está fuera del programa oficial? "Lo que hemos querido con esto es recuperar un poco el espíritu del Carnaval de barrio de antes, ese era nuestro principal objetivo", confirmó el presidente de Las Redes. La concejalía de distrito contribuye en la organización de un acontecimiento que confirma el peso específico de La Isleta en asuntos de las carnestolendas. La de La Isleta-Puerto-Guanarteme, que apoyó la producción, cuyas evoluciones presenciaba en vivo la concejala responsable de otro distrito, el de Tamaraceite-San Lorenzo-Tenoya, y coordinadora territorial en el gobierno municipal, Carmen Guerra.

El vecindario respondió a la llamada murguera, aunque a ella se fue sumando poco a poco. El desarrollo del acto comenzó ya con algo de retraso. Una circunstancia que contribuyó a que los componentes de las distintas murgas se entretuvieran departiendo sobre el Carnaval o ampliando amistades en otras formaciones.

La noche, en realidad, fue dada a mezclar sones de distintas fiestas y entrelazar acentos diferentes. Desde los pasos evocadores del lejano Carnaval de Oruro, en Bolivia, hasta el acento majorero o chicharrero que aportaron las formaciones de fuera de Gran Canaria invitadas en esta oportunidad. Darío Santana, por cierto, fue el encargado de presentar a las murgas en sus apariciones en escena.

En Las Redes confían en que inventos tan bien acogidos como el de ayer, que además tiene un camino consolidado, contribuyan a reforzar su presencia en un barrio para el que ya han conseguido, por ejemplo, instaurar el Festival de la Canción, que ha impulsado La Isleta los últimos veranos. El colectivo ciudadano está enfocado en recuperar tradiciones de antes, como el citado Carnaval de barrio, o las fiestas de San Pedro. Y lo está consiguiendo. Lo certificaron nada menos que siete murgas diferentes, que persisten en su crítica cantada, sea o no temporada.