Todo parecía ir según lo previsto. Las infinitas pestañas postizas estaban ya pegadas en los párpados, la purpurina ya brillaba por el cuerpo y las plataformas aguardaban a su momento de gloria. La ilusión y los nervios se entremezclaban con las ganas de pisar las tablas de Santa Catalina y hacerlo vibrar como solo ellos saben. Había murmullo, pero se respiraba concentración, esa que nace instintivamente cuando se perfilan los últimos detalles. Entonces pasó lo que nadie quería que pasara, lo que todo el mundo esperaba que no ocurriera, lo que llevaba anunciando el cielo todo el día. Llovió. Fue ese el momento en el que la incertidumbre se plasmó en los rostros maquillados de la veintena de drags y de los miembros de su equipo. ¿Qué va a pasar? Fue la pregunta del millón. Israel Reyes, director artístico del Carnaval e Inmaculada Medina, concejala responsable de este área, tardaron poco en dar la respuesta. "La gala se suspende".

Durante toda la tarde, la calma del Miller tan solo fue alterada por la entrada y salida de reinonas y del personal de la organización. Como siempre que hay un evento de este tipo previsto, en su interior se podía pasear entre un arsenal de brillantes decorados y vestuarios, perfectamente ordenados según la disposición de cada participante. No fue ahí donde el rumbo del evento dio un giro de 180 grados, si no fuera, pero dentro también se vivieron varios de los momentos más serios y emotivos de la jornada. Todo empezó con la tromba de agua que comenzó a golpear el tejado del backstage con tanta fuerza que parecía que acababa de colarse una batucada. El viento tampoco quiso perderse la fiesta e invitó a pasar a la lluvia por la zona de acceso al escenario. Lo que siguió después fue aún menos divertido.

De repente hubo un apagón general, tan inoportuno como el resto de acontecimientos. La luz se fue en ese preciso punto de la noche en el que los drags apuran sus maquillajes, por lo que muchos de ellos improvisaron sobre la marcha con las linternas de sus móviles o, en el mejor de los casos, con algunos focos que llevaban para el atrezzo. No obstante, todos lograron transformar sus caras con las originales fantasías creadas para la ocasión. Fue así como recibieron la noticia.

A las 20.47 horas, 13 minutos antes de que comenzase la gala más esperada de las carnestolendas con todos sus ingredientes novedosos, Israel Reyes e Inmaculada Medina atravesaron las puertas del backstage para hablar con los verdaderos protagonistas de la velada. "Ustedes merecen que estemos aquí. Hemos intentado llegar hasta el límite, que era lo que nos dejara el tiempo. La previsión de esta tarde era la misma que ahora, claros y chubascos débiles, pero esta última lluvia ha sido un poco menos débil de lo que pensábamos y ha mojado los equipos hasta tal punto que la dirección nos pide no encender los equipos por seguridad", explicó un serio director artístico arropado por la edil. Ambos acababan de salir de una reunión con técnicos, producción y seguridad en la que también estuvo el alcalde Augusto Hidalgo y en la que se tomó la decisión de posponer el evento. "Queremos saber si ustedes nos acompañan en la decisión de posponer la gala al domingo, a las ocho de la tarde".

Enseguida llegaron las preguntas como la que lanzó Grimassira Maeva: ¿y no se puede hacer en un sitio cerrado para asegurarnos que saldrá adelante ese día? El Gran Canaria Arena no tardó en saltar a la palestra como propuesta de algunos drags. "Allí no se puede preparar un espectáculo así", aseveró Reyes, quien aclaró que es Santa Catalina el lugar que reúne las condiciones para acoger a las 6.000 personas de público previstas. "No podemos celebrar un espectáculo como el que hacen ustedes en un recinto para 500 personas", apuntó Medina.

"Las previsiones que nos ha dado la directora de seguridad es que el tiempo empieza a mejorar del todo el domingo. Habrá un riesgo, pero es el mismo que hemos tenido y asumido durante todo el carnaval. Y solo tenemos dos opciones: ponerle ilusión e intentarlo o suspender la gala drag 2016". En caso de que el tiempo no de tregua mañana, Reyes comentó que se "adaptaría el interior del Miller para celebrar un concurso interno, como se ha hecho otras veces".

La decisión fue bien acogida por la mayoría de los drags, pero, sobre todo, el sentimiento más extendido fue el de resignación. "No me parece ni bien ni mal, la situación es la que es y simplemente toca adaptarse", comentó Drag Vulcano. Su compañero, Drag Anémona se mostró convencido ante la decisión tomada por la organización. "Muchos de nosotros hacemos cosas complicadas en el escenario y las condiciones no son las mejores para estar fuera, ya no solo por la lluvia y los charcos, es que nos podemos electrocutar".

Será el clima el que tenga la última palabra mañana. Con suerte, el agua no caerá sobre la ciudad, tal y como ocurrió una vez cancelada la gala. No obstante, y en cualquiera de los casos, tal y como le dijo Drag Trisómico a Reyes mientras le abrazaba: "Lo hemos intentado".