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Edy, amigos que fuimos

Tavares, examarillo, sostiene al Real Madrid en la pintura hasta que se resuelve el choque

Edy Tavares celebra con rabia una de las canastas que logró ante su exequipo. LOF

En la cancha no hay amigos que valgan. Edy Tavares, la perla de la cantera del Herbalife Gran Canaria a la que se pulió hasta lanzarla al estrellato con su marcha a la NBA, no tuvo compasión en su primer enfrentamiento ante el club que lo formó como jugador profesional de baloncesto. El caboverdiano minimizó el poderío que se le presupone al juego interior del Granca con Ondrej Balvin, Luke Fischer y Anzejs Pasecniks. Las tres torres amarillas sucumbieron ante el poder intimidador del único referente de garantías del Real Madrid en la actualidad ante las ausencias por lesión de Anthony Randolph, Jonas Maciulis y Gustavo Ayón.

Edy se bastó para sostener por dentro al conjunto madridista en el primer tiempo, donde casi no tuvo respiro. Ya con el duelo desequilibrado para el lado blanco, Pablo Laso cedía esa misión al incombustible Felipe Reyes e incluso a Trey Thompkins para así dar descanso a Tavares en el carrusel de partidos que su equipo afronta semana tras semana entre la Liga Endesa y la Euroliga. El de ayer era el tercer choque que disputaban durante esta semana.

Primero Fischer, que la única vez que superó a Edy fue en el salto inicial y en el 2+1 de la primera jugada; luego Ondrej Balvin, al que le sacó los colores una y otra vez en el pick and roll -bloqueo y continuación-; y a Anzejs Pasecniks, que al contrario del caboverdiano se mostraba una vez más carente de firmeza a la hora de imponer su físico bajo los tableros tanto actuando de cuatro como de cinco.

El poder intimidador de Tavares queda reflejado en el apartado estadístico en el capítulo de tapones. Hasta cuatro gorros colocó el pívot del Real Madrid en los 18 minutos que estuvo en cancha. A ellos hay que sumar ocho puntos en su haber y dos rebotes, para una valoración de 9.

Aparte de los números, Edy sacaba a relucir algo importante y que en muchas ocasiones se le reivindica, carácter. Sobre todo en el primer cuarto, donde estuvo arrollador, asumió la responsabilidad y cumplía a la perfección el rol de pieza clave para su equipo.

"Lleva tres semanas con nosotros. No es ni una pretemporada pero ya ha jugado casi diez partidos con nosotros. Tiene que tener paciencia con el equipo y el equipo con él. Le he visto sólido. Defensivamente nos ha aportado muchas cosas. Utilizábamos su poderío físico a favor del equipo", decía de su actuación el entrenador Pablo Laso.

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