Raza de cuartos. El Herbalife Gran Canaria empieza a tener pedigrí de equipo noble en la Eurocup. Sufrió, se revolvió y pasó penurias en Berlín para reaccionar y meterse en cuartos de final del torneo continental. Un hito que logra por cuarto año consecutivo. Todo después de ganar al Alba Berlín por 72-75 en un choque que se le atragantó, pero que pudo resolver al final. Cosas de equipos con casta.

Porque el Granca, para sentirse uno de los ocho mejores de la Eurocup, tuvo que pasar por el barro. Se marchó ocho puntos abajo al descanso, supo encontrar el camino en el tercer periodo y resolvió una papeleta que se torció. Consiguió espantar sus fantasmas, hacer valer su calidad y, con arrojo -no con demasido brío-, plantarse en los cuartos de final. Un tema que no era menor.

La complejidad del día lo marcaba el propio Alba de Aíto García Reneses e Himar Ojeda. Los alemanes tenían que ganar si querían seguir con vida en la competición. Un fin que para el Granca tenía una bala más, siempre que no cayera por más de 19 puntos -diferencia que le sacaron los amarillos a los berlineses en Siete Palmas-. Al fondo, el temido Darussafaka.

El inicio del partido no fue una exhibición de acierto ofensivo. Lento, parsimonioso, el duelo andaba espeso (5-4, min. 4 tras un triple de Marius Grigonis), tanto que al marcador literalmente le costó arrancar, literalmente. También ordenar sus números, algo que compartía con el Granca, perdido en los últimos meses, tambaleante, a ratos eficaz y compensado y, en otros, tremendamente errante.

¿Qué Herbalife comparecería en Berlín? Esa era la cuestión a dilucidar en la capital alemana. Y por lo mostrado en los primeros compases, la historia se acercaba más a la versión plana. El Herbalife era incapaz de hilar con claridad. Un triple de Marcus Eriksson desatascó al Granca, que abrió un parcial de 0-8 que cerró con otro tiro de tres Xavi Rabaseda (7-12, min. 7). Aíto paró el crono, llamó a sus muchachos e intentó ordenar sus ideas.

Radicevic, a la vuelta, elevó el parcial al 0-10 (7-14). Pero la repuesta del Alba no tardó. La encontró con Spencer Butterfield, el hombre de los puntos en el Alba de García Reneses. Entre él, Dennis Clifford y Luke Sikma, el equipo germano sacó un 7-0 con el que cerró el primer periodo con empate (14-14). Lo dicho, la historia de los dos Grancas.

La inconsistencia de los ataques seguía marcando el rumbo del partido. Ni Gran Canaria ni Alba Berlón conseguía imponer un ritmo, un criterio en la cancha contraria. Xavi Rabaseda marcaba el ritmo de un Granca inconsistente. Acumulaba pérdidas el Herbalife ataque tras ataque. El cronómetro corría y el marcador -ya por culpa de los dos equipos- casi ni se movía (tres puntos para cada uno en más de tres minutos de juego, 17-17, min. 14).

Un triple de Niels Giffey encendió al Alba Berlín. Tras él, Bogdan Radosavljevic y Joshiko Saibou se unieron para atacar la debilidad moral del Granca. El parcial ya era de 11-0 (25-17, min. 15). Los claretianos seguían mostrando carencias notables en cancha propia y bajo el aro del Alba Berlín. Todo envuelto en una nube de pesadumbre que contaminaba a un Granca sin guión, sin ideas.

A los amarillos le costaba un mundo anotar -solo sumaba nueve puntos en 8 minutos de segunda parte, 31-24, min. 17). El Alba se mostraba más entero, cómodo ante la desdicha amarilla, sembrada por su propio paso. El hecho que mejor define lo anterior fue la última jugada de la primera mitad. Con apenas unos segundos, el Alba consiguió un buen tiro fácil para Butterfield, su especialista. El norteamericano no acertó, pero no importó. Porque Sikma, sin casi tiempo y sin oposición frente a un Herbalife contemplativo, falto de intensidad, cogió el rebote y lo depositó en la red. El partido, al descanso, dejaba vida para el Granca: ocho abajo con méritos para irse con un escarmiento mayor (35-27).

Algo pasó en vestuarios. El Herbalife cambió su cara. Enderezó el rumbo y sacó un 0-8 en los primeros tres minutos de la segunda mitad para empatar el partido (37-37, min. 23). Eulis Báez, que llegaba entre algodones a Alemania, salió al rescate. Un triple suyo colocó al Granca de nuevo por delante (38-40, min. 24). El Herbalife estaba vivo.

Se abrió el partido y los dos equipos se dedicaron a correr y a encestar. El reparto de golpes era notable, con alternancias cortas en el marcador. ´Una tú, una yo´ parecían decirse Alba y Granca. Una falta técnica permitió que el Herbalife se colocase cuatro arriba (47-51, min. 27). Ese viento de cola le permitió sentirse al Granca mejor. Mantenía distancias cortas, siempre conseguía mantenerse por delante, con Marcus Eriksson -acabó con 20 puntos- fluyendo mejor.

El aro seguía abierto para los dos equipos en un abanico de canastas de mil colores. El resultado del envite al término del tercer periodo: 56-58. El partido estaba algo más que abierto.

Tanto que al Alba le bastó una jugada para voltear el marcador. Un triple de Sikma devolvió a los alemanes por delante del Granca (59-58, min. 31). La falta adicional en el rebote entregó al Alba un balón más que aprovechó con Saibou. En un momento, 61-58 y el Herbalife volvía a temblar.

Como el juego iba de acción-reacción, los de Luis Casimiro contestaron. Un parcial de 0-9 volvía a dar aire a los grancanarios que se veían seis arriba (61-67, min. 34). Un tramo donde Pablo Aguilar y Nikola Radicevic guiaron al Gran Canaria. Aíto volvió a pedir tiempo.

El partido entró en los últimos cinco minutos igual de abierto. Cada pase, cada lanzamiento, cada rebote era vital. Los berlineses perdonaban al Herbalife, blando en el rebote y perdido en ataque, mal dirigido por Gal Mekel, sin presencia de Pasecniks y enredado con DJ Seeley en pista.

Con todo eso, el base israelí se creció. Se la jugó y respondió a la confianza que le dio Luis Casimiro. Suyas fueron las últimas tres canastas del Granca que provocaron que el partido fuese amarillo. El partido y el pase a cuartos de final de la Eurocup. Un premio de raza para el Herbalife Gran Canaria, que estará por cuarto año consecutivo en los cuartos de final de la Eurocup.