Un homenaje a una leyenda debe ser redondo. El Herbalife Gran Canaria se mostró cómplice en el Wizink Center de Madrid para que Sitapha Savané, uno de los jugadores más influyentes en su historia, se despidiera con victoria de su último partido como local en una carrera brillante dentro de la Liga Endesa. Porque el Granca se lo puso fácil al Movistar Estudiantes en un día donde volvió a caer víctima de su letargo, lastrado por su defensa y en el que se contagió del ritmo de partido que marcó el equipo de Salva Maldonado. El Granca fue un invitado modelo para cumplir en la fiesta del eterno Savané.

Sin embargo, este tropieza condena al Herbalife Gran Canaria a esperar a la última jornada para saber en qué puesto quedará al término de la liga regular, una fecha donde los claretianos recibirán al Real Madrid en casa. Si hace poco más de un mes la posibilidad de quedarse fuera del Playoff por el título de la Liga Endesa era un asunto real, el grupo de Luis Casimiro encauzó el rumbo, recuperó el pulso con las victorias y se aseguró un puesto en las eliminatorias finales con autoridad. Tenía la posibilidad de cerrar el quinto lugar de la tabla, la cota máxima a la que podía aspirar a estas alturas del año, con un triunfo que no llegó ante un equipo sin más objetivos que el de ganar por amor a su escudo, por bordar en oro el último día de Savané en casa y por demostrar que está en el camino para volver a competir por las cotas que tiene en su historia.

Todo eso sin su mejor hombre Sylvan Landesberg, lesionado, pero agarrado al talento de los dos últimos aventajados de su cantera: Darío Brizuela (15 puntos) y Edgar Vicedo (20 puntos y 7 rebotes). Con una rotación de nueve hombres, el Estudiantes destrozó al Herbalife Gran Canaria.

Entre tanto reconocimiento -de dudoso gusto el que le realizó el Granca a Savané antes del salto inicial, con una camiseta de entrenamiento que pareció ser serigrafiada deprisa y corriendo-, sonrisas y fotogramas en la memoria, el Herbalife tenía una meta por encima de todas las demás connotaciones que marcaban el choque: ganar para sentenciar su quinta plaza.

El inicio del partido fue cuanto menos poco ortodoxo. Los dos equipos miraron al aro con más ansia que cabeza. El Granca, perdido en ese ritmo, se dedicó a perder balones en ataque sin timón víctima de un Nikola Radicevic disperso. Solo Luke Fischer -anotó los primeros 4 puntos del Granca- sostenía el tanteo claretiano ante un Estu lanzado por el ímpetu del examarillo Caner-Medley (8-4).

Mekel entró en pista para dar criterio al encuentro. Con el base israelí sobre el parqué el Herbalife se repuso. Su batuta levantó un parcial de 0-12 que revolvió el marcador y obligó a Salva Maldonado a parar el partido (8-14). El Granca lo hacía fácil con la ayuda de un Movistar Estudiantes desdibujado en el WiZink Center. No le hacía falta tirar al equipo claretiano, que veía un camino siempre claro para posar el balón debajo del aro.

El Estu recuperó algo el aliento. Ajustó sus problemas debajo de su canasta y, aunque no encontró claridad total en sus ataques, recortó distancias con los amarillos (14-16, tras la segunda canasta del partido de Savané). Un triple de Edgar Vicedo, el mejor estudiantil en el primer periodo con siete puntos, dejó el trecho entre los dos equipos en solo un punto al término de los primeros diez minutos (17-18).

El segundo triple del Estudiantes (de 13 intentos que llevaba) le valió para volver a tomar la iniciativa en el marcador. Si se echaban cuentas al parcial era ya de 12-2 para los de Maldonado (22-18, tras otra canasta de Vicedo). La mentalidad defensiva del Estudiantes había cambiado y eso le estaba complicando la existencia al Herbalife, incapaz de fluir como al inicio del encuentro.

De nuevo, el choque se marchó por un derrotero simple; no había ataques largos, todo orbitaba en torno al pase y tiro, al bote rápido en búsqueda de la otra canasta. Y en esa batalla, el que más acierto mostrase tenía las mayores opciones de romper el partido. Algo que de entrada se puso del lado del Estudiantes. Entre Vicedo, Caner-Medley y Hakanson, sacaron seis puntos de renta al Herbalife (30-24). Suficiente para que la alarma de Casimiro saltase.

No cambió demasiado la historia tras el tiempo muerto. El Estudiantes se sentía bien, en racha. Siguieron lanzando triples, yendo por el camino más rápido. Al Granca le entró una de esos momentos donde entra en barrena, una imagen vista una y mil veces durante la temporada. Sin tensión defensiva, sin puntear los lanzamientos, sin usar las faltas que podía hacer antes de entrar en bonus, se dejó ir. El Estu lo olió y fue a por él. Rondó en esos minutos los dos dígitos de diferencia (38-19, 40-31) para irse al descanso en esa línea gracias a la pasividad del Granca para defender una última posesión ante Darío Brizuela, que recorrió la pista de lado a lado para dejar una bandeja fina en la canasta de un Granca que defendía con los ojos. Al descanso, 42-33.

La sentencia

Necesitaba cambiar algo el Granca para llevarse el partido. Lejos de eso, el Estudiantes siguió mordiendo hasta alcanzar la máxima del día hasta el momento después de un 2+1 de Darío Brizuela (51-39). Más allá de eso, un dato peligroso, el Herbalife no mostraba señales de reacción, sin tensión defensiva, sin mirarle a la cara al conjunto madrileño. Siguió perdiendo balones, sin ninguno de sus bases con la capacidad de llevar el peso del partido, lentos en la continuación del duelo, sin síntomas para encontrar una reacción.

Pero incluso con eso, el Granca sacó una tímida reacción con la que hacer creer en que algo que se podía cambiar en base a un parcial de 1-7 (52-46). Esos seis puntos de distancia se convirtieron en un espacio casi insalvable para el Herbalife (56-50). Porque cada vez que el Granca tenía un su mano dar un golpe para volver a echarle su aliento en el cogote al Estu, se liaba. Una falta a destiempo, un mal tiro, una pérdida... Siempre pasaba algo para que el equipo de Luis Casimiro, que no daba con la contraseña para desbloquear tremendo atasco. Solo Eriksson parecía capaz de mantener a un equipo que encaró los últimos diez minutos nueve puntos por debajo (61-52).

Hakanson clavó un triple nada más empezar el último acto ante un Pablo Aguilar de escayola en defensa (64-52). El Granca veía como el partido y la posibilidad de llevarse la quinta plaza se esfumaba. El tiro de gracia para el equipo claretiano llegó con un par de acciones de canasta más adicional consecutivas. La primera, de Edgar Vicedo, el mejor en el WiZink Center; la segunda, de Alec Brown, que no encontró el acierto en el tiro libre (69-54).

Los minutos corrían y el Herbalife se escurría delante de la eterna sonrisa de Sitapha Savané. Intentó el Granca cortocircuitar al Estudiantes cambiando su defensa con un sistema en zona con el que complicarle la existencia a Maldonado. Con esa seña, el equipo de Casimiro tuvo una última oprotunidad de engancharse al partido. Bajó la distancia de los dos dígitos (73-66 tras un par de canastas de Pasecniks), pero Caner-Medley y Brizuela, con algo más de tres minutos por delante, devolvieron al Granca a la realidad: la quinta plaza tendría que esperar. Porque de ahí al final del partido, el Estudiantes se gustó. El Herbalife se dejó ir y se llevó los golpes uno a uno del Estu que acabó el partido enchufándole 88 puntos a un equipo amarillo que volvió a mostrar las carencias que han asomado durante esta temporada con una falta de consistencia defensiva y actitud preocupante en un choque donde el Herbalife se reencontró con sus días más decepcionantes.