El escudo del Khimki estará siempre clavado en la memoria colectiva del Herbalife Gran Canaria. Su poderío derrocó al Granca en al final de la Eurocup de la temporada 2014-2015. Paul Davis, Tyrese Rice o el exclaretiano James Augustine acabaron con el sueño del Granca de levantar su primera copa, europea además, en una serie por el título que dominó sin discusión el cuadro moscovita. Aquella final de la Eurocup fue uno de los escarceos que el Granca tuvo con la Euroliga: el título lo hubiera puesto en la mejor competición continental.

Ese visado en el pasaporte para la Euroliga llegó en junio. Y es ahora, algo más de tres años después, cuando el Herbalife Gran Canaria se topa de nuevo con el Khimki, pero ya en aquel paraíso que tocó, pero que le quitó sin piedad el conjunto ruso. Hoy, el Granca vuelve a casa del Khimki (17.00 horas, Movistar Deportes) para retar al equipo moscovita, que busca su primera victoria en la Euroliga en la quinta jornada del torneo.

El Granca llega con la necesidad de sacudirse el olor rancio que dejó en el partido del domingo en San Sebastián. Si el viernes pasado exigió al máximo al gigante ruso por excelencia, el CSKA, ante el Gipuzkoa Basket, colista de la Liga Endesa, puso la balanza justo en el lado contrario. Rendido, escaso de actitud y muy lejos de su nivel aceptable, los de Salva Maldonado bailaron con el esperpento. La necesidad vital que tenía el equipo vasco de ganar -no lo había hecho todavía llegada la sexta jornada de ACB- superó el ritmo parsimonioso del cuadro claretiano, superado en todo, pero por encima de otros factores, en ganas.

Si al Delteco GBC le urgía ganar, el Khimki abre su Mytishchi Arena con la misma necesidad vital en el deporte: sumar. Inaugurado el mes de noviembre, el equipo dirigido por Georgios Bartzokas -ex Barcelona Lassa y ex Lokomotiv Kuban- se planta sin ver un solo triunfo en esta temporada. Ha caído en casa con el Olympiacos (66-87) y el Anadolu Efes (84-85, con un triple a falta de dos segundos de Dogus Balbay) y fuera frente al Fenerbahçe ( 93-85) y el Armani Olimpia Milan (81-80, con una doble última oportunidad para ganar el partido de Alexey Shved y Sergey Monia).

Finales igualados y abiertos que no hablan mal de un Khimki que tiene como objetivo, por lo menos, volver a entrar entre los ocho primeros y clasificarse para los cruces de cuartos de final. Un hito que ya logró el curso pasado, donde peleó con el CSKA por un hueco en la Final Four de la Euroliga. Solo una polémica decisión arbitral, tras anular una canasta de Charles Jenkins que hubiera forzado el quinto partido, quebró la ilusión del Khimki.

Para ello, el Khimki ha mantenido gran parte del bloque del año pasado, liderado de manera indiscutible por el ruso Alexey Shved, ex de Timberwolves, Sixers, Rockets y Knicks. El hombre mejor pagado de Europa -más de 3,5 millones de euros- promedió la temporada pasada 23,6 puntos y 5,6 asistencias en la VTB League; en Euroliga, sus números se quedaron en 21,8 puntos y 5,2 asistencias por choque. Deseado por varias franquicias de la NBA este pasado verano, el escolta se quedó en Moscú.

No anda solo Shved, que batió el récord de puntos de la Euroliga en una sola temporada. El gran fichaje de este curso, a priori, es Jordan Mickey, interior con pasado en los Miami Heat y en Boston Celtics. Sus 26 puntos y 7 rebotes en Milán alumbran su camino. El resto de nombres, de primer nivel continental: Malcom Thomas, Anthony Gill, Petr Gubanov, Stefan Markovic o Charles Jenkins. Una buena ristra de nombres contra el Granca.