En dos líneas y con solo un par de frases. "El Club Baloncesto Gran Canaria ha decidido rescindir la relación contractual que le unía al entrenador Salva Maldonado. La entidad grancanaria le agradece su implicación y le desea la mayor de las suertes en su futuro profesional". Así, con un comunicado escueto, anunció el Granca el despido de su entrenador, el primero en 24 temporadas consecutivas en la ACB.

Un cese que se produce por sorpresa. No por el propio hecho, barruntado desde hace semanas en el club de La Vega de San José y en los despachos de Bravo Murillo, en la Casa Palacio del Cabildo de Gran Canaria -con un punto álgido después de la derrota en el derbi canario-, pero sí por el momento en el que se produce. El Herbalife, por primera vez en la temporada, logró enganchar dos victorias de manera consecutiva -ante Movistar Estudiantes en Liga Endesa y frente al Darussafaka en la Euroliga- y disfrutó de una semana atípica: sin partido liguero el fin de semana, por la 'ventana FIBA', y con unos días de entrenamiento sobre el parqué. Todo a menos de 48 horas del próximo partido del Granca, en su visita al Armani Exchange Olimpia Milan Se presuponían días plácidos.

De la sala de prensa al paro

En la tarde de ayer, el entrenador catalán pasó por las oficinas del club para ser informado de su despido y el de su inseparable ayudante, José Ángel Samaniego. Por la mañana, el técnico pasó revista a la actualidad del equipo en la sala de prensa, en un ambiente enrarecido, como casi todas las comparecencias desde un tiempo a esta parte. Lo hizo solo, sin nadie del club más allá de los responsables de la comunición, cerca del recinto.

Ese silencio casi sepulcral lo mantuvo la entidad claretiana durante toda la tarde después de comunicar la decisión de prescindir de Salva Maldonado. Ninguno de los altos directivos del club descolgó el teléfono para ofrecer explicaciones de la decisión, ni siquiera para remitirse a un comunicado donde más allá de desearle suerte al preparador catalán, no se exponen los motivos que han llevado a la entidad a tomar esta drástica decisión, probablemente de las más trascendentales en la época reciente del Granca.

El segundo ciclo de Salva Maldonado en el banquillo del Granca se cierra tras menos de cinco meses, después de un andar errático desde que empezara el curso. La pretemporada, con muchas bajas, marcó el camino del técnico, con un 0-5 para arrancar. El inicio del curso tampoco dejó buenas señales. Después de diez partidos en la Euroliga y otros tantos en la Liga Endesa, el Granca acumula un balance de 6-14, distribuido de manera igual entre el torneo europeo y doméstico: 3-7.

En estas últimas semanas, las pitadas a la figura del entrenador se intensificaron -con la mirada dirigida al palco después del estrambótico partido ante el Bayern Múnich, con goteras incluidas-. El clima era casi irrespirable en Siete Palmas. Sin embargo, el calor de las victorias había dado cierta calma hasta ayer.

Sorpresa interna

La decisión adoptada por Berdi Pérez, director deportivo, y Enrique Moreno, presidente del club, cogió a algunos integrantes de la entidad a pie cambiado -incluso a parte del personal deportivo-. Se sabía que la posibilidad estaba ahí, que era real, pero el momento desconcertó a parte de la nómina del Granca.

Ahora el club ha abierto un casting para buscar un recambio de garantías para Salva Maldonado. Por encima de todos los nombres, un anhelo: Pedro Martínez, despedido del Baskonia hace solo un par de semanas en parte por su mal rumbo en la Euroliga, cuya Final Four se disputará en el Fernando Buesa Arena. La entidad tratará de convencer a su exentrenador para que vuelva a coger las riendas del Herbalife, en lo que supondría su tercera experiencia como entrenador de la escuadra claretiana. Sin embargo, esta cuestión no parece fácil en un mercado de entrenadores limitado.