Soñó el Gran Canaria Arena con llevar a cabo la proeza de vencer al dominador histórico de la competición, al actual campeón continental, a ese equipo que deja jugar a los rivales y que cuando quiere les asesta la puñalada final en el momento en el que decide dar por concluidos los partidos. Porque la película de anoche se ha visto ya infinidad de veces. El Real Madrid te aguanta entre sus fauces y poco a poco te aprieta con sus colmillos en los momentos de mayor tensión. Ayer, el Herbalife creyó durante 36 minutos. Ayer, Rudy Fernández, en ciento veintiocho segundos, con ocho puntos seguidos, dictaminó sentencia.

Se cortó el hilo musical del I Feel Devotion y comenzó el Real Madrid imponiendo el ritmo endiablado que Víctor García había advertido en la previa del partido como el objetivo a controlar para tener opciones de victoria ante el campeón de Europa.

Llull, con el balón en las manos, se movía como un correcaminos sobre el parqué de Siete Palmas y así llegaron los cinco primeros puntos del conjunto merengue. Randolph se situó en la esquina para abrir la lata con un triple y Causeur se adentró en la zona amarilla sin encontrar oposición alguna de la defensa insular.

Tras el bofetón inicial, despertó el Granca desde la retaguardia a través de -quién si no- su mejor defensor, Xavi Rabaseda. El alero catalán robó dos balones y con las consiguientes transiciones anotó en un abrir y cerrar de ojos los cuatro primeros puntos del Herbalife.

Fue entonces el momento para que Eulis Báez se activase. El dominicano, que llevaba una serie de partidos negado de cara al aro, entró en trance y comandó los nueve puntos siguientes del Granca. Siete llegaron de su cuenta personal y la canasta restante, de Balvin, los hizo tras una asistencia del gran capitán.

Abrió una renta de 7 puntos el Herbalife (15-8) tras seis minutos de juego y García dio paso a la segunda unidad, lo que provocó que el conjunto insular se atascara.

Cogió las riendas del encuentro Lllull, que se comió todos los minutos del primer periodo y manejó el tempo a su antojo. Seis puntos consecutivos del menorquín (un triple y una acción de 2+1) cerraron el primer cuarto con 15-16 a favor del Real Madrid.

De tú a tú

Continuó el choque con la máxima igualdad hasta entrado el ecuador del segundo periodo. El luminoso reflejaba un 21-23 tras el intercambio continuo de canastas entre los dos equipos. Si el Granca anotaba, el Real Madrid hacía lo mismo.

Paulí entró en la cancha e imprimió el extra de energía que demandaba el Herbalife para aguantar al banquillo madrileño, por llamarlo de alguna manera, pues el segundo quinteto blanco bien podría ser el titular de los 15 equipos restantes de la competición.

Sin decaer en ningún segundo de los cinco minutos que estuvo en pista, Paulí se retiró al banquillo con muestras de fatiga y el público le devolvió el esfuerzo entregado en la cancha con una sonora ovación.

Se destapó el Herbalife a falta de tres minutos para el descanso con un parcial 7-2 tras un triple de Eriksson, una bomba de Oliver y un mate con la firma de Rabaseda, lo que provocó la ira de Pablo Laso. Con la cara encendida, solicitó tiempo muerto el técnico madridista y comenzó su particular charla con los árbitros. Protesta va, protesta viene.

El margen de diálogo que mantienen los trencillas con los equipos que tienen licencia para excederse más de la cuenta en el verbo no hacen otra cosa más que dejar agravios comparativos con los clubes menores, a pesar incluso de que jueguen como locales.

Tras el parón, Oliver se puso el traje de superhéroe y con la solera que atesora cogió las manijas del reloj e hizo lo que quiso en los ciento ochenta segundos que restaban para marcharse a los vestuarios.

El base sacó una canasta más tiro adicional, de esas que suele dejar de vez en cuando gracias a su inteligencia y a las más de mil batallas que lleva encima. Te espera, te espera, hace el amago de tiro y cuando has saltado para taponar, te la clava. Una delicia.

Le contestó el otro abuelo de la competición, Felipe Reyes, con dos tiros libres; pero una vez más Oliver sacó su magia y cerró la primera mitad del encuentro con un triple (34-27).

La reanudación tras la charla técnica fue más de lo mismo: intensidad defensiva del Herbalife y el Real Madrid incómodo en la pista.

Paulí se movió como pez en el agua en el ritmo vertiginoso con el que iban pasando los segundos, aprovechando la confianza que le dio ayer Víctor García.

Abrió el marcador de la segunda parte con una canasta digna de leyenda. Emuló a Bodiroga realizando su memorable látigo y prosiguió con un eurostep para sumar un canastón a la cuenta amarilla.

En pleno éxtasis, el 21 insular se atrevió con todo. Volvió a anotar un triple, el tercero de la temporada en Euroliga, y sacó toda la rabia que acumulaba dentro por la campaña irregular en la que está sumido en comparación con la anterior, en la que tenía un rol más destacado en la rotación.

A la fiesta del triple también se sumó Pasecniks, que con un tiro casi a la desesperada contra la tabla puso la máxima diferencia para el Granca, 48-38, a cinco minutos de entrar en el último episodio del encuentro.

Sucedió entonces un tiempo muerto televisivo que le sentó al Herbalife como un disparo sobre el pie, pues el Madrid lo aprovechó para ir recortando poco a poco la diferencia que mantenían los de García en el marcador.

Un parcial 3-11 acercó a los blancos a tan solo dos puntos y el banquillo amarillo se vio obligado a detener la avalancha merengue.

Se llegó al último cuarto con 56-52 en el luminoso. Un resultado que cualquiera habría firmado antes del comienzo del encuentro ante el todopoderoso dominador de la Euroliga.

Poco a poco fue recortando camino el Real Madrid, hasta que en el minuto 34 se puso por delante en el marcador de nuevo (60-61) tras el 24-25 del segundo cuarto.

Se sobrepuso el Granca con dos tiros libres de Oliver, pero ahí apareció Rudy y su fusil, ese que tantos y tantos triples ha clavado a lo largo y ancho de Europa, y puso patas arriba el encuentro en poco más de dos minutos con ocho puntos seguidos.

Lo intentó el Granca con orgullo al final, pero a la desesperada. El Real Madrid es perro viejo en este tipo de partidos y consiguió domar al cuadro insular. 67-75 final y un sueño que duró 36 minutos.