Lo advirtió Pedro Martínez antes de viajar a la Ciudad Condal: "En la Euroliga no tenemos objetivo competitivo". A sabiendas de que los problemas están en la Liga Endesa y que este martes tenían que enfrentarse a un Barça Lassa que se está jugando los garbanzos de la temporada para intentar ser cabeza de serie en los cuartos de final, el Granca llegó al Palau, saludó a su rival, le plantó cara durante 25 minutos y le mostaron la puerta de salida con un zarpazo de parcial 19-0 con el que finiquitar la contienda hasta el 93-64 definitivo.

Sí, fueron 29 puntos de diferencia. Es una paliza. Pero el equipo amarillo tiene que sacar en positivo que desplegó un gran juego hasta el ecuador del tercer cuarto y a pesar del estado de trance en el que el Barça cimentó la victoria, no bajó los brazos en ningún momento.

Nada tiene que ver la imagen del Herbalife este martes con la que mostró ante el Fenerbahce (-25) en el estreno de la competición, contra el Khimi en el Arena (-29) o recientemente frente al Zalgiris cuando perdió de 34 puntos con una actitud tan preocupante entre los jugadores que supuso que el Cabildo agitara la coctelera y llegase cuatro días después Pedro Martínez a la entidad claretiana.

Revolución

Revolución

Precisamente el técnico insular revolucionó su apuesta con la que afrontar el duelo ante el Barça respecto a todo lo visto durante la temporada. Introdujo a Oriol Paulí en el quinteto, además de a Olek Balcerowski (tercer partido consecutivo saliendo desde el principio), con la intención de correr como si no hubiera un mañana desde que Ondrej Balvin se hiciera con el balón en el salto inicial.

A pesar del regreso de Niko Radicevic a la comandancia insular, sería Paulí el encargado de subir el balón para traspasar el medio campo. Con la energía característica del catalán, la aguja del medidor de velocidad claretiana iba a tope.

Después de cinco minutos de juego no podía ir el encuentro más igualado. A cada canasta del Granca contestaba el Barça emulando su cuantía. Triple de DJ, triple de Pangos; obús lejano de Balcerowski, misilaco de Singleton desde el 6,75; matazo de Claver a una mano, Wiley hacia lo propio. Un toma y daca hasta el 11-11 con el que se llegó al ecuador del cuarto y se paró el encuentro debido al tiempo muerto televisivo que mandan los cánones de la competición.

Tras el parón, aprovechó el Barcelona el corte del ritmo vertiginoso que estaba imprimiendo el Herbalife en el Palau. A Singleton le empezó a entrar el cosquilleo en sus muñecas y taladró el aro insular hasta llegar a su octavo punto en el periodo.

Viendo que la zona amarilla estaba aflojando ante la exigencia blaugrana, Martínez cambió el rostro completo de sus torres. Wiley y Jefferson entraron en detrimento de Olek y Balvin. Una decisión acertada... al menos en cuanto a Wiley, pues el americano, uno tras otro, sumó nueve puntos en los cuatro minutos que estuvo sobre el parqué para aguantar el tirón del Barça y dejar el marcador 22-19 al final de los diez primeros minutos.

Se nubló entonces el ataque claretiano y el Barça olió la sangre. Como un auténtico depredador se lanzó a la yugular insular para dejarle tocado de cara a la segunda mitad del encuentro. Pesic sacó la carta del asesino a sueldo y dio entrada a Kyle Kuric, que se empleó con auténtica crueldad contra su ex equipo desde la línea del triple. Y es que si al artillero de Indiana se le deja recibir a su antojo te navajea sin pestañear. Tres de tres en sus intentos desde el 6,75.

En pleno extasis de Kuric, el Granca estuvo casi seis minutos negado de cara al aro barcelonés y solo pudo sumar cuatro puntos a su buchaca.

Pero de repente, auspiciado por el coraje característico de Rabaseda, volvió a encontrar el Herbalife su flow ofensivo. Parcial 5-12 a si favor, con un DJ Strawberry recogiendo el reto de Kuric y anotando ocho puntos seguidos.

Se llegaba al descanso 38-35 y las sensaciones insulares eran positivas para intentar sacar rédito de un pabellón blaugrana en el que solo han ganado Fenerbahce, CSKA y Olympiacos.

Para conseguir la victoria, Wiley expresaba en la entrevista antes de entrar al vestuario que tendrían que "ser más agresivos en defensa si queremos sacar algo de esta cancha".

Alarma blaugrana

Alarma blaugrana

Siguió en la misma sintonía positiva el Granca tras regresar a pista y amplió su parcial hasta el 0-9 para darle la vuelta al marcador y volver a coger la delantera desde las primeras canastas y llegar al 38-39.

Se encendió la alarma blaugrana y comenzaron a caerse los puntos de las manos en ambas escuadras. Singleton detectó la debilidad defensiva del Herbalife y se transformó en el jugador que maravilló a toda Europa en el Panathinaikos. Se movió como una mariposa por el arco insular y picó como una avispa ocho puntos seguidos sin que Balcerowski pudiera hacerle frente.

A pesar de que Balvin estuviera ayer a un nivel excelso -está tan enchufado que el cambio de actitud en el checo es reseñable-, y que se implicara tanto en defensa para ayudar a sus compañeros, con ocho rebotes en su haber al minuto 21 no pudo multiplicarse para frenar al ala-pívot azulgrana.

La efectividad desde el triple del Barcelona comenzó a ser escandalosa. 11 de 16 desde más allás de la línea de 6,75 metros para aplacar el buen estado del Granca, que no se rendía a pesar de la puntería blaugrana y demostraba que su moral está en las antípodas de lo que venía demostrando con los dos entrenadores anteriores al cargo.

En el minuto 25 llegó el tiempo muerto televisivo del cuarto y sin comerlo ni beberlo se firmó la sentencia del Herbalife.

Los ex claretianos Kuric y Pangos, sin ningún tipo de compasión por los que fueron sus colores campañas atrás, dejaron caer una losa de tal tonelaje sobre la constitución insular que ya no conseguirían levantar cabeza.

Entre ambos encadenaron un parcial 12-0 y abrieron una brecha tan grande en el tanteador que le anunciaba al Granca si prefería intentar la remontada en el último periodo o guardar energías pensando en el duelo del sábado ante el Andorra.

El Barça siguió a lo suyo y continuó con su racha en el último periodo sin recibir puntos del Granca hasta el 19-0 y se llegaba a un 70-46 que dejaba el partido sentenciado.

Teniendo en cuenta la angostura en el marcador, se podría pensar que fue otro partido más en el que el conjunto insular fue arrollado por un transatlántico europeo, pero a diferencia de las palizas que ha recibido durante esta temporada por el Viejo Continente, no se rindió en ningún momento.

Poco se puede hacer cuando un equipo ve el aro como una piscina y le entran todos los tiros exteriores. Solo con el porcentaje que firmó ayer el Barça es para llevarse las manos a la cabeza: 19 de 28 (68%) a la conclusión del encuentro.

Se le da la mano al rival y se pasa página, siempre que se intente todo en la cancha, cosa de la que puede sentirse orgulloso el Granca y en especial Paulí, que sumó nueve puntos en el último tramo.

Repito, por amplio que fuese el marcador y por complicado de comprender con una derrota por 29 puntos, la imagen del Granca ayer dista mucho de otras derrotas de este año y no tiene porque afectar para el duelo del sábado ante el Andorra.