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Un compañero más de vestuario

Fotis Katsikaris firma por dos años como entrenador del conjunto claretiano | Tras una campaña como asistente en Utah Jazz, vuelve a coger las riendas de un equipo | Su último destino en la ACB fue Tenerife

Un compañero más de vestuario

"Daré todo lo que me pida Fotis". Esas fueron las primeras declaraciones del griego Kostas Vasileiadis el día de su presentación como jugador del Iberostar Tenerife la temporada pasada, en la que se reencontraba por tercera vez en su carrera con su compatriota Fotis Katsikaris en el banquillo. Las palabras del alero sirven como el mejor ejemplo del poso que deja el entrenador heleno entre sus jugadores, que a grandes rasgos siempre confirman que tienen en él a un compañero más dentro del vestuario.

Después de que Pedro Martínez apurase hasta el último momento su decisión de no continuar al frente del banquillo del Granca y finalmente optara por firmar con el Manresa, y que el Herbalife se quedase en una situación de desamparo desde la línea de banquillo, el elegido para dirigir la nave amarilla las dos próximas campañas es Fotis Katsikaris, que hasta el lunes estaba convencido de continuar como técnico asistente de los Utah Jazz. Ayer se confirmaba su fichaje por el club claretiano.

Al confirmarse la desvinculación del griego con la franquicia de la NBA, su entrenador Quin Snyder se pronunció al respecto en el Salt Lake Tribune. "Fotis Katsikaris fue una tremenda mejora para nuestro staff en la pasada temporada y le agradecemos su contribución a nuestra organización. Volver a la ACB como primer entrenador, donde ha tenido una gran carrera en el pasado, es una oportunidad increíble. Sé que ha sido una decisión difícil para él, por lo que estaremos pendientes de seguir sus éxitos", confirmó el entrenador de los Jazz.

Un estudioso

El séptimo encargado del banquillo del Granca en la segunda etapa consecutiva del club en la ACB estará en manos de un estudioso, tanto en el deporte de la canasta como en el ámbito académico, pues con 19 años Fotis Katsikaris se debatía entre continuar como jugador de baloncesto o bien labrarse una carrera como broker bursátil. Tras dos años en la Universidad de California, en Irvine, el camino del basket se abrió paso en la vida de aquel joven ateniense, hasta hoy.

¿Pero qué fue lo que pasó para que el griego abandonase la universidad americana y se hiciera un nombre de relevancia en los pabellones de Europa? Bien, la culpa es de Kresimir Cosic. La leyenda del Viejo Continente coincidió con Katsikaris en un partido veraniego y le volvió a reclutar como jugador de baloncesto para que desempeñase sus funciones de base defensivo.

De ahí a fichar con el Sporting griego, donde permaneció dos temporadas y dio el salto al AEK Atenas, club al que perteneció hasta al año 1996 y al que regresó en 1998 ya con el cargo de entrenador ayudante.

Ya con la decisión tomada de dar el paso a un lado y coger el rotulador y la pizarra de entrenador, el nombre de Katsikaris empezó a coger peso a partir del 2005, cuando el AEK quedó subcampeón de la liga griega y se comenzó a dejar ver por las pistas de los equipos de Euroliga.

Además, por entonces, cuando se desenvolvía como ayudante, combinaba su papel dentro del club de Atenas con los Boston Celtics, trabajando como ojeador para el conjunto de la NBA.

De su Grecia natal fue fichado por el Dinamo Moscú, un clásico del baloncesto ruso que en menos de dos años se declaró en bancarrota y dejó al ateniense en la estacada. Hasta que en aquel octubre de 2006, el Valencia Basket, en puestos de descenso en la quinta jornada liguera, destituyó a Ricard Casas y le abrió las puertas de España a Katsikaris.

Sólo aterrizar en el club taronja, ya se notó la pasta de la que está hecho el entrenador, pues visto que en la ciudad del Turia no podía comunicarse con los ciudadanos en inglés, tardó menos de dos meses en aprender el castellano y dar su primera rueda de prensa en español. Sumaba así a su diccionario otro idioma, además del francés y el italiano. Todo un experto de la comunicación.

Con el Valencia concluyó la primera campaña en la séptima posición y cayó ante el Real Madrid en cuartos del Playoff; en la segunda subió al quinto puesto en la liga regular y perdió en la primera fase contra el TAU Cerámica. En su tercer curso al frente del banquillo naranja, fue cesado a la sexta jornada liguera.

Tuvo que permanecer un año parado, pero desde el momento en el que volvió a las canchas Katsikaris escribió con letras de oro su paso por la ACB.

Con el Bilbao Basket dio forma a los míticos Men In Black de la temporada 2010-11, que estuvieron a punto de dar la campanada en la Liga tras plantarse en la final del Playoff al dejar por el camino al Valencia Basket, con Katsikaris tomándose su venganza particular, además de al Real Madrid en semis, aunque no pudo completar la gesta al caer contra el Barça en la lucha por el título. Todo ello llegando a las eliminatorias después de quedar sexto en la fase regular, justo un puesto por detrás del Granca.

Con los bilbaínos, Katsikaris se quedó con la miel en los labios dos campañas después. Volvía a caer en otra final, esta vez en la de la Eurocup, contra el Lokomotiv Kuban.

Precisamente el equipo ruso, el que impidió que el griego lograse su primer título como entrenador, le reclutó en 2016 para su banquillo. Estuvo en él durante ocho partidos, y justo, casualidades de la vida, el cese le llegó por los malos resultados que acumulaba en el torneo continental que le birló a Fotis; el Kuban iba 1-3 en las cuatro primeras jornadas.

Al igual que le ocurrió en noviembre de 2017 con el Hapoel Jerusalem, que le destituyó a la quinta jornada de la Eurocup con un balance de 1-4.

Curiosamente, estos dos equipos fueron los encargados de eliminar al Herbalife en sus dos últimas participaciones en la Eurocup, que recuerden, no contará este año con el Granca.

A la nómina de banquillos de Katsikaris hay que sumar su relación con el UCAM Murcia en dos etapas: 2015-17, con el salto en el camino de dos meses en Kuban en 2016; además de su último equipo en la ACB, el Iberostar Tenerife, al que llegó en la campaña 2017-18 para sustituir a Nenad Markovic en la décima jornada.

Con los aurinegros consiguió el pase a semifinales de la Copa del Rey y cayó en cuartos del Playoff ante el Real Madrid.

En el último curso, cuando parecía que podía ocupar el banquillo del Unicaja, aceptó la oferta de los Utah Jazz, lo que consideraba "un sueño" y en donde coincidió con dos de sus ejecutores en la final ACB de 2011, Ricky Rubio y Joe Ingles, además del exclaretiano Royce O'Neale, con quienes llegó a la primera ronda de los Playoff y cayeron

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