El Granca no tuvo ni una sola opción de ganar al Zaragoza, cuya relajación final fue el único motivo por el que no venció por una diferencia mayor que seis puntos (73-79). En su puesta de largo en la temporada 2019-20, el nuevo Herbalife de Fotis Katsikaris y de los nueves fichajes evidenció que le faltan varios mundos para llegar a ser un equipo. Es normal, pues el grupo entero sólo lleva un puñado de días junto y unos y otros todavía no se conocen muy bien, pero conviene que lo hagan cuanto antes para que no se le vuelvan a escapar partidos que teóricamente debe ganar, como el de ayer, en casa y frente a un rival de un nivel parejo.

Influyó también en la primera derrota del curso que todos los jugadores salvo dos estuvieron muy lejos del nivel exigido. Sólo Demonte Harper, el mejor del partido (30 puntos), y Matt Costello (10 puntos y 13 rebotes) estuvieron a la altura. También Rabaseda, que tiró sobre todo de pundonor. Los demás todavía deben presentarse mejor.

Muy poco debió de gustar la actuación de su equipo al técnico griego, que utilizó sólo a nueve hombres en la rotación -Paulí y Balcerowski no jugaron, mientras que Fabio Santana sólo disputó un par de minutos- y aclaró varias cosas, como que Harper, primer escolta, es su segundo base, o que Okoye, alero, también le vale como escolta.

Más allá de las evidencias, en cualquier caso carentes de confirmación por tratarse de la primera jornada, el cuadro claretiano se mostró como un equipo falto de ideas en ataque, donde descubrió un bloqueo alarmante sobre todo en la segunda parte, y blando en defensa. Con un Arena frío (5.364 espectadores), el Zaragoza de Porfirio Fisac, con una base mucho más sólida, llevó a su rival al límite a le mantuvo a raya en todo momento.

El quinteto

No sorprendió Katsikaris con sus descartes: Luke Nelson y Niko Radicevic, llamados a tener muy poca participación este curso en una plantilla de 14 jugadores y que sólo deberá afrontar la competición doméstica. Tampoco con su primer quinteto en partido oficial, en el que incluyó al grupo de jugadores que más tiempo había estado junto durante la pretemporada, con la excepción Rabaseda, flamante campeón del mundo. Lo formaron Cook como base, el propio Rabaseda como alero, Harper como escolta, Shurna como ala-pívot y Costello como pívot. El nuevo capitán, Paulí, ni siquiera jugó -tampoco Balcerowski-.

La primera parte fue de alternativas. Al inicio dominante del cuadro amarillo respondió el Zaragoza con un despegue en el segundo cuarto que contrarrestó el Granca con un acelerón antes del descanso para no verse fuera del partido a las primeras de cambio. Arrancaron fuerte los claretianos, que sumaron la primera canasta de la noche gracias a un mate de Costello, que luego, en líneas generales, se mostró superado en defensa pero acertado en ataque. El arreón del Herbalife se extendió hasta obtener una máxima deferencia de +8 (15-7) producto, sobre todo, de su buena circulación de balón.

Había transcurrido la mitad del primer parcial cuando Porfirio Fisac se vio obligado a pedir un tiempo muerta para modificar el guión. Lo aprovechó Katsikaris para meter en pista a Beirán, Burjanadze y Bourousis y dejar claro que Harper es su segundo base, por delante de Fabio Santana. El parón revitalizó al Zaragoza, que tras el mismo obtuvo un parcial de 1-9 que le llevó a concluir el cuarto por encima (15-16). A ello contribuyeron varias pérdidas en ataque de los amarillos, el escaso acierto desde y dos triples de DJ Seeley, un viejo conocido en la Isla.

Tras el regreso a la cancha, el conjunto maño extendió su inercia positiva mientras el Granca continuaba sumido en el desconcierto, desesperado por un horrible registro desde la línea de 6,75 que luego se acrecentó (4/14 en el intermedio). Otro parcial positivo para los maños (0-6) elevó la diferencia hasta los 10 puntos (16-23), entre otras cosas por dos pérdidas de Bourousis en ataque y que sólo Okoye pudo frenar con dos canastas y dos tiros libres. En algo más de cinco minutos, el nigeriano fue el único que vio el aro rival (22-28).

Dos aciertos más de Costello y Harper pusieron al Herbalife a dos puntos (26-28), la vez que más cerca volvería a estar de su rival, pero un nuevo tiempo muerto de Fisac revitalizó a los suyos. Emergió Brussino, otro viejo conocido, para volver a distanciar a los suyos. Sólo los puntos de Harper y Costello pudieron sostener al Granca, que vio como una última canasta de Krejci justo antes de que sonara la bocina dejaba el resultado al descanso con el Casademont seis puntos arriba (33-39).

Quedaba mucho partido y se vislumbraba una segunda parte atractiva, sin embargo, el Granca evidenció un atasco monumental en ataque que le privó de tener opciones de vencer. A ello también contribuyó que el Zaragoza supo mantener la calma cuando su rival se le acercó, lo que, por otra parte, significó que el cuadro de Katsikaris fue incapaz de aumentar la intensidad defensiva en momentos puntuales para meterse en el choque.

El intercambio de canastas caracterizó el inicio del tercer parcial. Valgan como ejemplos un nuevo triple de Harper que ponía el encuentro 43-47 (a falta de 5.40) respondido por otro de Benzing desde su casa, y un triple de Bourousis a la desesperada cuando se acaba la posesión contestado por una canasta de Fran Vázquez, también al límite (46-52). Impotente, el Herbalife, nublado en ataque, se dejó ir. El Zaragoza olió la sangre, pegó un arreón y cerró el tercer cuarto con un parcial de 0-7 que dejó el envite casi sentenciado (46-59).

Misión imposible

Trece puntos por remontar para un equipo en construcción, sin ideas y blando, con todos sus jugadores salvo Harper y Costello lejísimos de su mejor versión, eran demasiados. El ligero impulso del Arena lo dinamitó Javier Beirán al fallar una bandeja en solitario después de un robo de Okoye. El cuadro maño estuvo dos minutos sin anotar hasta que lo hizo Vázquez para mantener a raya el atisbo de reacción local (50-61). Los de Katsikaris transitaban por el parqué sumidos en el letargo cuando un par de triples de Harper les dieron la última oportunidad de engancharse al partido. (58-64, a 4:10 para la conclusión).

Incluso, ya con el Arena en estado de efervescencia, Rabaseda tuvo la oportunidad de poner a los suyos a tres de distancia, pero falló en su lanzamiento desde la línea de 6,75. Fue entonces cuando apareció Benzing para volver a poner tierra de por medio. Sólo el pundonor de Harper mantuvo al Granca con vida, pero la misión se había convertido en imposible. El Zaragoza controló el partido a su antojo y mantuvo la diferencia. Sólo los minutos de la basura permitieron a los amarillos acabar a seis (73-79). Les queda un universo por crecer.