La depresión anímica en la que se encuentra Stan Okoye vistiendo la camiseta del Herbalife ha provocado el primer terremoto en la plantilla insular. El agente del jugador -pertenece a Youfirst Sports- está buscando una solución que contente a ambas partes implicadas y esta se encontaría fuera de las dependencias de la entidad claretiana.

Pero para ello tienen que cumplirse dos factores. El primero, que el que fuera el mejor alero de la temporada pasada en la Liga Endesa, encuentre un equipo en el que vuelva a sentirse una pieza importante, al igual que le ocurriese en Zaragoza el último curso, cuando a las órdenes de Porfi Fisac explotó sus mejores cualidades sobre la pista al disfrutar de un estilo de juego adaptado a las condiciones del nigeriano.

Y el segundo, y tal y como está la situación económica del Herbalife el más importante -cerró el curso pasado con un déficit cercano a los 800.000 euros-, que la salida del jugador no le cueste un solo céntimo al club. Es decir, que el destino al que vaya Okoye tendría que asumir la alta ficha del exterior nigeriano.

El salario del jugador no es moco de pavo, pues para cerrar su contratación el verano pasado el Granca presentó una oferta en torno al medio millón de euros brutos para arrebatarle al Zaragoza a su estrella.

El club maño contaba con la opción de acudir al tanteo pero la cifra que presentó la entidad claretiana en las oficinas de la ACB escaparon al poder de maniobra de Pep Cargol y prefirió hacerse con los servicios de un ex claretiano como DJ Seeley, quien de momento está rindiendo mucho mejor que Okoye como amarillo.

Porque entre los motivos del apagón del 5 claretiano se encuentran la superpoblación de aleros en la plantilla insular, con Xavi Rabaseda y Javier Beirán inamovibles para Fotis Katsikaris; y entre las veces que ha actuado de escolta, Okoye ha dejado claro que en su repertorio baloncestístico, el bote de balón y la creación de espacios no está entre sus fuertes.

Hasta el momento, después de 18 partidos disputados, Stan the Man promedia 6,8 puntos (41,3% en tiros de dos y 35,7% en triples), 2,1 rebotes y 3,7 de valoración en 16 minutos; muy lejos de los números del año pasado con el Zaragoza: 14,8 puntos, 5,1 rebotes y 13,1 de valoración en 26 minutos por encuentro.