Segunda victoria consecutiva del Herbalife Gran Canaria, esta vez ante un Valencia Basket (87-77) con el tanque de gasolina sin combustible tras su tercer partido de la semana y suma once el conjunto insular para acercarse a una sola victoria a los puestos de Playoff.

Demonte Harper, con once puntos en el último cuarto, de sus dieciseis, certificó el triunfo insular, junto a la excelente aportación de John Shurna, que anotó 21 y de Matt Costello, que dejó otro doble-doble con 15 puntos y 11 rebotes.

El público asistente terminó muy cabreado con la actuación arbitral, que por momento sacó de quicio a los presentes, al igual que al entrenador claretiano, que en el descanso se dirigió a ellos con evidentes gestos de enfado por contribuir al parcial 0-11 con el que el Valencia se fue al vestuario para volver a tener opciones en el partido, después de haber ido perdiendo de 17 puntos y casi haber estado enterrados en la primera parte.

Toda la energía defensiva que demandó Katsikaris en la previa del duelo para tener todas consigo y sumar una nueva victoria fue lo que puso en práctica su equipo nada mas saltar a la pista. Desde el salto inicial la entrega en el aro propio fue máxima y mantuvieron a raya al Valencia en todo momento. En los seis primeros minutos los taronja solo habían sumado dos puntos a su casillero, si bien el Granca tampoco gozaba de una renta excelsa por su falta de acierto en el tiro de tres.

Cinco veces lanzaron desde la línea de 6,75 metros en los primeros compases, uno detrás de otra sin que entrara ningún tiro. El empeño no cejó hasta que Costello decidió que le llegaran balones cerca del aro y el marcador comenzó a coger distancia, sobre todo después de que Gladiator firmara un 2+1 y en el tiro adicional Labeyrie tocase el balón para que sumaran dos puntos en vez de uno.

Justo tras esa acción le relevaba en el parqué Ioannis Bourousis. El griego saltó con un aparatoso refuerzo en su rodilla producto de la tendinitis que sufre en la articulación. Hasta el último momento parecía que no iba a jugar, y así lo comunicaba el club en sus redes sociales media hora antes de que comenzara el partido. Sorpresa para todos y muestra del carácter del griego, que quiso remar junto a sus compañeros en esta travesía hacia el Playoff.

La entrada de Alberto Abalde en cancha por parte del Valencia despertó a su equipo. Con el gallego en pista encadenaron un parcial 0-7 con el que poner las tablas en el luminoso (9-9) y Katsikaris decidía que no podía dejar que su equipo se desconectara de la intensidad mostrada hasta el momento y paró el partido.

Movimiento táctico, Beirán a la constucción de jugadas y en el siguiente ataque llegó el primer triple del Herbalife con el madrileño desde la esquina, su zona favorita para martillear el aro desde lejos. Con la entrada de Javi al partido volvieron a reaccionar los claretianos, más en la parcela ofensiva, para llegar 16-11 al final del primer cuarto.

Y la película continuó con el mismo guion establecido desde la caseta. Apretar en la pintura y jugadas largas en el campo contrario. El cerrojazo en el aro propio tenía contento a Katsikaris, que veía como después de quince minutos disputados el Valencia sumaba los mismos puntos, por los 26 que subía al marcador Okoye con una asistencia magistral de Bourousis, demostrando que estaba al 100% de capacidad física.

Dobló en el tanteador el Herbalife y encendió a la grada Omar Cook con un triplazo desde el verso libre (31-15), para que en pleno jolgorio de la afición cambiaran las tornas de sus cánticos a las quejas después de que el trío arbitral comenzara a decretar algunas decisiones muy controvertidas en contra del Granca y en especial con una técnica a Burjanadze por protestar una falta en ataque de Marinkovic, quien anotó tres tiros libres para que el Valencia añadiera más puntos a su saco después de casi cuatro minutos seco.

La rueda de sustituciones de Katsikaris no cesaba y así conseguía que sus jugadores dieran hasta la última gota de sudor. Hasta que en los últimos 31 segundos del cuarto se alinearon los planetas en contra de los intereses amarillos. Del parcial 0-11 que encajó el Herbalife para irse al vestuario, recibió ocho puntos en este medio minuto. Entre fallos propios y las canastas que permitieron el silbato de Carlos Cortés mostraron por primera vez a un Katsikaris desesperado con los jueces del partido, dirigiéndose hacia el vestuario con claro gesto de cabreo con el trío.

Porque Doornekamp metió uno de sus dos tiros libres de una antideportiva decretada en una lucha con Beirán tras perder el balón en un saque lateral, y acto seguido, sobre la bocina, Marinkovic anotaba un triple a la desesperada para dejar el 35-29 con el que se tenía que afrontar la segunda mitad del partido.

A base de triples

No tardó en poner la directa los amarillos al regresar de la charla técnica y a base de triples volvieron a gozar de una ventaja de doce puntos (46-34) tras tres lanzamientos desde más allá del arco de Shurna, Harper y Rabaseda.

Katsikaris podía volver a sentirse orgulloso de sus hombres por la entrega defensiva que estaban mostrando, a pesar de que el Valencia no quería entregar la cuchara, comandado por Aaron Doornekamp en este tercer cuarto, que se ponía el traje de asesino a sueldo con ocho puntos seguidos para aguantar la sangría claretiana.

Pero como si en un duelodel lejano Oeste se tratase, John Shurna le aceptó el duelo y no solo es que afinara su punto de mira con tres triplazos, uno de ellos sacando un tiro adicional desde la línea de libres; sino que además levantó al público y los vitores de sus compañeros cuando lanzó un contraataque tras pérdida de Marinkovic y lo finalizó con un matazo entre Dubljevic y Labeyrie.

Este tercer periodo no se dibujó con el pincel defensivo. La velocidad con la que sumaba y sumaba el Herbalife contagió a su rival para que les entrase el calor en sus muñecas y el Arena se convirtiese en un escenario del Far West con silbidos de tiros en las dos canastas.

Un pequeño parcial 4-10 para los de ponsarnau les dejó a diez de distancia para encarar los diez ultimos minutos y tener alguna opción de rascar una victoria en una pista que en los últimos años se le ha dado mal (no ganan desde 2016 en la Isla).

Con cierta temeridad se tantearon los dos conjuntos en el último tramo. Parciales de cuatro puntos entre ambos y siempre haciendo la goma sobre la decena de diferencia a favor del Granca.

Tanto miedo como el que sembró Matt Costello al solicitar el cambio después de colgarse del aro con un mate de highlight y dirigirse cojeando hacia el banquillo y estar un rato con los fisios del club. Una baja más entre los pívots sería lapidario para el equipo de cara a los siguientes partidos que le esperan en el calendario -Iberostar, Fuenlabrada, Burgos, Unicaja-. Aun así el pívot americano jugó los últimos segundos del partido disipando cualquier duda física.

Quiso apurar sus últimas opciones Ponsarnau a falta de tres minutos con trece abajo (73-60) y puso un quinteto bajito con Quino Colom y Guillem Vives compartiendo la dirección de juego y revolucionando por fuera a sus compañeros.

Le salió bien la jugada en el aspecto ofensivo, pero es que el Granca ayer estaba de dulce desde la línea de tres (48% con 13 acieros de 27 intentos) y entre Harper, Shurna y Beirán, al igual que en la primera mitad, anotaban sendos triples para controlar el tanteador en la recta final.

Entre tanto intercambio de canastas y llamadas a la línea de tiros libres se concluyó el partido con 87-77 en el marcador y con un triunfo balsámico para afrontar la siguiente visita, que no es otra que la del Iberostar Tenerife en la oportunidad de resarcirse de la paliza recibida en la primera vuelta (100-79).

Así vivimos el partido

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