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El Granca llegó para quedarse

El 3 de junio de 1995, el club claretiano lograba el ascenso a la ACB en Gijón - Desde entonces, la entidad lleva 25 años de forma consecutiva en la máxima categoría

El Granca llegó para quedarse

Sin el cartel de favorito, el CB Gran Canaria se presentaba a principios de junio de 1995 en la fase final de la Liga EBA, la segunda categoría de la competición nacional de baloncesto. Liderado desde el banquillo por Manolo Hussein, el conjunto amarillo, con una plantilla donde la cuota de jugadores canarios era importante, tenía ante sí el reto de devolver al club entre los grandes del basket español. Tarea harto difícil, porque en esa cita coincidía con otros rivales cuyos planteles sí habían sido confeccionados para alcanzar la Liga ACB, como el Canarias de Tenerife.

El Lliria de Valencia, en cuartos, fue la primera víctima del cuadro claretiano (69-76). Tocaba medirse en las semifinales al Llobregat catalán; el triunfo daba un pasaporte a la gloria al ganador, ya que los dos vencedores de las semis obtenían billete para la máxima categoría.

El Granca se imponía por un contundente 68-85, con un Pepón Artiles colosal. Se rubricaba de esta forma una gesta de la que hoy se cumplen 25 años. Pero no quedaba ahí la cosa, pues en la gran final contra el cuadro local, el Trébol Gijón -también con el ascenso asegurado-, el CB Gran Canaria daba la última pincelada a la obra perfecta para llevarse el título por 84-86. El conjunto claretiano volvía a entrar por la puerta grande en la ACB. Por cuarta vez en su historia tocaba el cielo tras una temporada 1994-95 complicada tanto en lo económico como en lo deportivo.

Alexis Lombilla, Ramón Oliver (q.e.d.), Toni Espinosa, Francis García, David Butler, Jonathan Ojeda (q.e.d.), Ángel Santana, Ulises Déniz, Juanra Marrero, Berni Hernández, Jaume Morales, Emilio Boada... Nombres que han quedado grabados en letras de oro en la historia del Granca; ellos pusieron la primera piedra del que hoy es un proyecto sólido en la segunda mejor liga de baloncesto del mundo, al sumar ya 25 años ininterrumpidos formando parte de la élite del basket nacional.

Los protagonistas de la gesta señalan dos momentos claves en ese curso. Uno, la llegada del técnico grancanario Manolo Hussein al banquillo como recambio de Roberto Orellana. El otro, la sustitución del ala-pívot Brian Clifford por David Butler, un cinco nato. Ambos movimientos estratégicos ayudaron a variar la fisonomía del juego claretiano.

Pepón Artiles, el héroe

Pepón Artiles, hombre fuerte del vestuario y héroe de aquella fase final celebrada en Gijón, no se olvida de tan importante logro: "Nadie tendrá malos recuerdos de aquel ascenso. Conformábamos un grupo muy fuerte. Habíamos muchos canarios, tanto en la plantilla como en el cuerpo técnico. Aquella experiencia fue brutal. Peleamos como animales para lograr la meta que nos habíamos marcado".

Pepón no saca pecho por su actuación estelar en la fase final de ascenso, "porque había jugadores de gran calidad que te hacían más fáciles las cosas". "A muchos de nosotros aquel torneo nos cogió en nuestro mejor momento", añade.

No olvida que, a pesar de conseguir la gesta de ascender a la ACB, durante la temporada se vivieron momentos duros, como el cambio de entrenador. "Nosotros los jugadores hicimos mucha fuerza para que hubiese un cambio de entrenador y, a partir de ahí, se varió la tendencia", relata.

Si Pepón Artiles, por su experiencia, era uno de los hombres fuertes del vestuario, en el otro lado estaba Berni Hernández. El base grancanario vivía su primer año como jugador profesional en aquella campaña. También apunta que, a pesar del éxito final, "fue una temporada bastante irregular" del Granca durante la Liga. "Llegamos en nuestro mejor momento a Gijón, aunque no éramos para nada los favoritos", declaró.

Desvelaba el director de juego amarillo que tras lograr el ascenso al ganar la semifinal, la fiesta posterior fue de órdago: "Estuvimos en la discoteca hasta altas horas de la madrugada, aunque la final era el domingo por la mañana. Allí coincidimos con los jugadores de nuestro rival, el Gijón, que también estaban celebrando que ya eran de ACB".

Berni Hernández explica que con Roberto Orellana, técnico americano que empezaba la temporada y que vivía su primera experiencia en España, el equipo no consiguió despegar debido a la irregularidad: "Manolo Hussein era un hombre de la casa y nos conocía bien. Conseguimos ser más sólidos como visitantes, que estaba siendo nuestro principal problema".

Recalca el base isleño que en aquel equipo "había una mezcla perfecta entre juventud y veteranía, con jugadores de la talla de Juanra Marrero, el fallecido Ramón Oliver o Jaume Morales".

Su compañero de posición, Emilio Boada, tiene un recuerdo "muy agradable" de aquel ascenso. "A pesar de no hacer un buena temporada, nos salió un torneo espectacular", relata. Alaba al grupo humano que había en el vestuario, y señala también que la llegada de Manolo Hussein "cambió la dinámica".

Otro protagonista, Alexis Lombilla, considera un "orgullo" el haber participado en aquel logro, que supuso "la primera piedra" para que el club desde ese día "se haya consolidado en la ACB". Además, se complace de que "la mayor parte de los jugadores de la plantilla éramos de la tierra".

Rafa Calvo, entrenador ayudante primero con Orellana y luego con Hussein, califica el ascenso de "sorpresón". "Cuando se confeccionó el equipo ese no era el objetivo. Hicimos un torneo impresionante. Se alinearon los astros. Íbamos como cenicientas y acabamos siendo los reyes de la fiesta", señala.

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