Hace justo una década, un joven Javier Beirán de 23 años aterrizaba en la Isla para vestirse de amarillo tras abandonar el Estudiantes, forjador de talentos nacionales. Hoy, diez años depués, el alero es el encargado de coger el control del vestuario y asumir la capitanía del Granca tras las marchas de Xavi Rabaseda y Oriol Paulí, los últimos jefes del equipo.

Al igual que hicieran Jim Moran y Taph Savané con Beirán, capos por entonces de la plantilla, es ahora el madrileño el que tiene en sus manos marcarles el camino a la nueva hornada de chavales que "están empujando para hacerse con un sitio" en el equipo, tal y como reflejó él mismo ayer durante la primera sesión de entrenamiento de la pretemporada del nuevo curso 2020-21.

De los Olek Balcerowski, Jovan Kljajic, Khalifa Diop, Jean Montero (ausente en el arranque de la preparación) y Rubén López de la Torre, que ya son parte de los hombres del técnico Porfi Fisac, Beirán destaca que: "Al final somos quince y la energía que traen los jóvenes se tiene que notar en cada entrenamiento".

Porque esta hornada de jugadores que el curso pasado pertenecieron al equipo filial, tienen en Beirán a un espejo idóneo en el que mirarse, pues la evolución del alero desde que puso un pie en el CID en 2010 hasta la actualidad, no ha cesado. De promediar 4,5 puntos en aquella primera temporada como amarillo, a ser uno de los mejores aleros del país (en 2019 ganó el premio Endesa) y alzándose campeón del Mundial con la Selección, y que pone una guinda más en el pastel de su trayectoria con su nuevo brazalete.

"Es un orgullo ser el capitán de este club. Llegué en dos etapas, intentando ganarme un sitio en la ACB y ahora represento a todos mis compañeros", sentenció.