Es pretemporada, era el primer partido, los cuerpos aún están por adaptarse a la pista pero hay algo que el Granca ya ha sorbido en estas semanas de trabajo estival. Esa sustancia, ese elixir al que tantos aspiran se llama alegría. Y con esa premisa, inyectar vitalidad a un escudo más acostumbrado a las penas que a la felicidad en los últimos meses, el Granca quiere arrancar una nueva era. Esa es la primera impresión que dejó el nuevo Herbalife Gran Canaria, el de un equipo que quiere olvidar el pasado más próximo, caminar con vitalidad y recuperar el sentir del baloncesto: disfrutar.

Una pincelada que dejó en su estreno en la ronda de amistoso de verano frente al Iberostar Tenerife, un equipo más consumado, más hecho y sin cambios tan significativos en su génesis como el que ha vivido el Herbalife en esta campaña. La derrota 84-86 en el tramo final del partido queda por debajo de las sensaciones mostradas, que también pasarán a mejor vida si no tienen continuidad. De momento, el primer paso, más allá del resultado, parece bueno e ilusionante.

No se sabe si como una declaración de intenciones, como ha advertido cada vez que ha tomado la palabra, o como un gesto de cara a los chavales, pero el primer quinteto del Granca de Porfi Fisac partió con dos canteranos: Jovan Kljajic y Olek Balcerowski, que se mantuvieron todo el encuentro con minutos . Puede que también por la cortísima rotación con la que se presentó el Herbalife Gran Canaria a su debut veraniego frente al Iberostar, con apenas ocho jugadores: Andrew Albicy, Fabio Santana, Amadeo Della Valle, Jacob Wiley, Beqa Burjanadze y Javier Beirán. El resto, Frankie Ferrari, John Shurna, Stan Okoye y Khalifa Diop, se quedaron en el gimnasio para no aparecer hasta la segunda mitad. A repartir minutos.

Pronto, el Granca mostró de qué va a ir este año: correr, mover con velocidad el balón, transiciones rápidas, explotar todos sus recursos o vivir con descaro cuando se mira al aro. Esto último parece que ya lo tiene claro Jovan Kljjic, por ejemplo, que firmó una primera mitad más que aceptable. Menos sorpresa es que Amadeo Della Valle se apunte a ese juego. Talento a raudales del italiano que le dio al Granca recursos y versatilidad en sus momentos en pista, muchos acompañados por Andrew Albicy. Un buen tándem completado como trío con Jacob Wiley.

El pívot estadounidense demostró por qué tenía tantas ganas de venir a Gran Canaria. Sigue igual de enchufado que siempre: 13 puntos en la primera mitad, con movimientos varios. De conector aéreo con Albicy a triplista desde la frontal (22-21, tras el primer cuarto).

Pero sabe el Granca que de la alegría no solo se vive. También puso en base el esfuerzo colectivo para defender. Fisac dejó entrever muchas cosas: desde la actividad de manos que pide constantemente todos en las líneas de pase hasta la presión alta en cancha rival que mostró en más de un momento del duelo.

Esa actividad defensiva le permitió al Herbalife vivir sus mejores momentos en el partido, con Wiley como catalizador del ataque, siempre bien escoltado de Della Valle y Albicy. Algo que le sirvió para que le Herbalife arrancara rentas superiores a los dos dígitos, siempre en coqueteo con los 15 puntos de trecho. Al descanso, 45-34.

La entrada del resto del equipo en la segunda mitad desveló más opciones de Fisac. Y valió, de primeras, para descubrir que Frankie Ferrari está recuperado de los problemas que lastraron su año de debut en la Liga Endesa con el Manresa. Dejó un arranque de segunda mitad eléctrico donde señaló sus fundamentos en ataque con 7 puntos del tirón (52-39).

El Iberostar, con una rotación más convencional que la propuesta por Fisac, se puso las pilas. Todo en una segunda mitad donde Fisac demostró por qué quiere a Stan Okoye en su equipo. No fue casualidad que varios balones en ataque acabaran en las manos del alero internacional con Nigeria. Subió sus prestaciones y el Granca se atragantó por momentos (66-63).

Si hay alguien que no parece atrangantarse mucho en Jovan Kljajic, que mostró en el tramo final del partido, con el duelo más igualado que es un hombre con arrojo. Se animó a lanzar cuando el balón quema. El Iberostar sumó dos puntos clave en la línea de personal que Frankie Ferrari desaprovechó a falta de un par de segundos para terminar y empatar el partido. Un mal menor siempre que los meta cuando las victorias de verdad están en juego.