El primer gran golpe de efecto del Herbalife Gran Canaria en verano, cuando Willy Villar llegó como nuevo director deportivo al club, con Porfi Fisac como entrenador de la mano, fue él. El Joventut Badalona había puesto sobre la mesa una oferta a Jacob Wiley, que había disputado la última temporada en el Panathinaikos, para volver a la Liga Endesa. El Granca tenía el derecho de tanteo sobre el pívot de Long Beach después de que pasara unos meses espléndidos en Siete Palmas donde levantó el ánimo de un equipo que coqueteaba con la zona peligrosa de la tabla. Su ímpetu dejó huella en el Gran Canaria Arena y desde las oficinas del club lo vieron claro: igualarían la oferta por Wiley y se quedaría en la Isla. Así pasó, hasya ahora.
Porque Jacob Wiley ha hecho las maletas para jugar en el Casademont Zaragoza. El interior estadounidense ya no vale para el Granca ni para Porfi Fisac, que se desprende de otro jugador más de su plantilla al inicio de curso –por el camino ya cayeron Amadeo Della Valle y Frankie Ferrari–. El Herbalife llevaba tiempo buscándole la salida a Wiley y el Zaragoza, que ya se interesó en los servicios del californiano, ha encontrado un refuerzo para su pintura en su figura. Todo después de que Wiley consiguiera la pasada semana una condición que ha abierto su mercado: la condición de comunitario tras debutar con la selección absoluta de Macedonia del Norte en las ‘ventanas FIBA’.
Fue justo en su primera citación con la selección balcánica cuando Wiley se marchó de Gran Canaria. En aquel viaje a Estonia para concentrarse con Macedonia del Norte, el pívot contrajo el coronavirus. Pasó la cuarentena en un hotel de Tallin y, el siguiente paso, no fue regresar a la Isla. El club anunció que el contrato de Wiley entraba en “suspensión temporal”. El motivo argumentado: recuperarse de las secuelas del Covid-19 en Estados Unidos. “El club le desea la mejor de las suertes en su recuperación física y anímica, deseando que esta se produzca lo antes posible, y aguardando su pronta reincorporación a la dinámica amarilla”, concluía el comunicado.
El interior es el tercer jugador de la plantilla inicial de Porfi Fisac que sale de la entidad
Tras casi tres meses sin jugar, Wiley dejó en su debut con Macedonia unos números espectaculares. 16 puntos, 7.5 rebotes, 1.3 asistencias, 2.3 tapones y 23.3 de valoración en 32 minutos de media en cuatro partidos. Los meses de inactividad parece que no le han pasado factura.
Jacob Wiley, el pívot que deslumbró hace solo un par de años en el Granca, no ha encontrado esta temporada su espacio en el equipo de Porfi Fisac. Con él, ya son tres los jugadores de su roster al inicio del curso que han salido. El italiano Amadeo Della Valle, probablemente el fichaje estrella de este verano, tampoco encontró su ecosistema con el técnico segoviano al mando. Algo que también le sucedió a Frankie Ferrari, descubrimiento en Manresa la temporada pasada, el lugar a donde ha vuelto tras pasar sin pena ni gloria por la Isla y no cuajar en el Unicaja Málaga. Javier Beirán aguantó el tipo, tragó y, tras pasarse un mes y medio apartado del equipo, regresó la dinámica con el resto.
Las desavenencias entre parte de la plantilla y Fisac empezaron muy pronto esta temporada. Demasiado. Jacob Wiley tampoco se encontró nunca a gusto con el técnico claretiano. Ahora el Granca liberará el salario de uno de los mejores pagados de la plantilla, que ya bromeó ayer con Dylan Ennis, con el que se mensajeó en público sobre su llegada a Zaragoza, adelantada por Chema de Lucas.
Por caer
La lista de Fisac tiene más nombres. Beqa Burjanadze lleva tiempo inscrito en ella. Sin embargo, su condición de cupo nacional –al estar formado en España– le ha hecho mantenerse en el equipo. Con Beirán, Olek Balcerowski, Khalifa Diop y Fabio Santana, al Granca le bastaría. Un margen quizá demasiado estrecho. El georgiano promedia 16 minutos en pista este año, en un curso donde su participación ha sido irregular.
