Arranca la trigésimoprimera temporada del CB Gran Canaria en la ACB –Liga Endesa–. 26 años seguidos en lo más alto del baloncesto nacional después del último ascenso cosechado en 1995. En estas tres últimas décadas en las que el conjunto insular ha ido evolucionando de un equipo ascensor en el tramo final de los 80, hasta el club actual que goza de la vitola de grande de la competición. Uno de los que pueden dignarse a comer caviar, indiferentemente de quien pague la cuenta.
De esta forma, el año pasado se batió el récord de jugadores utilizados durante una sola campaña en el primer equipo con un total de 22. Entre despidos, rescisiones de efectivos a media temporada «por temas personales» o «bajo rendimiento deportivo» como se alegó desde el club, y promociones de jugadores de la cantera claretiana, se batió el récord de hombres bajo la camiseta amarilla.
Porfirio Fisac, entrenador del Granca, suma su segunda temporada al frente del equipo y tiene la plantilla confeccionada a su antojo, al contrario como le ocurrió el pasado curso según sus propias palabras en las que indicó que tuvo que asumir «cosas que ya estaban hechas» en cuanto a los jugadores que tenían contrato en vigor. Ahora no hay excusas.
Revolución en el plantel
Seis soldados de la pasada temporada continúan en la cuerda. Seis caras nuevas para mejorar la actuación del equipo en la 2020-21. El listón está a una altura considerable, mejorado respecto a los tres últimos años, en los que el conjunto insular se fue desinflando poco a poco.
Ahora, el objetivo vuelve a ser probar las mieles de la Copa del Rey, un torneo en el que no participa por derecho propio desde hace cuatro años; además de repetir el pase al Playoff liguero, como ocurrió hace tres meses después de una remontada histórica y pasar de un balance de dos victorias y diez derrotas, ocupando el farolillo rojo de la clasificación, a una reacción de 16 triunfos en los siguientes 24 partidos disputados.
La mitad de la plantilla sabe lo que es sacar el orgullo propio para encaminar una temporada que parecía abocada al abismo. Los seis aterrizados en el Arena –Dylan Ennis, Chris Kramer, Nico Brussino, Miquel Salvó, Ilimane Diop y Artem Pustovyi– llegan para transmitir ilusión a la afición claretiana, sedienta de volver a disfrutar con su equipo en el parqué del pabellón de Siete Palmas, al que van a poder regresar después de que el club haya llegado a un acuerdo con las autoridades sanitarias para poder albergar a 3.700 feligreses en las butacas.
El grito de la Marea Amarilla volverá a retumbar en las paredes del Arena. Dylan Ennis mostró el camino a seguir el día de su presentación: «Mentiría si dijese que nuestro objetivo no es luchar por la Liga Endesa y la Eurocup».
Una declaración clara de intenciones del canadiense. Una bravuconada a la que sumarse. De momento, una utopía. Por delante, 34 jornadas para soñar sin límites impuestos por nadie.
