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El Granca, un peluche más en Miribilla (95-80)

El conjunto insular acumula su cuarta derrota consecutiva en ACB y se complica el billete copero

Partido Surne Bilbao Basket - CB Gran Canaria.

El Granca no levanta cabeza en la Liga Endesa. Es otro equipo desde que no puede contar con Andrew Albicy, ausente ya desde hace un mes, justo cuando el conjunto insular encadenó la primera de las cuatro derrotas que encadena en la ACB. La última ante el Surne Bilbao Basket por 95-80, el penúltimo clasificado de la tabla y que jugó a su antojo con los insulares, como si de un peluche se tratara en Miribilla llegando a ir ganándole por 30 puntos.

Si Porfirio Fisac había avisado que el de duelo en Bilbao era clave para estar en la Copa, sus jugadores no debieron tenerlo en cuenta, pues desde el primer minuto la diferencia de intensidad entre los dos conjuntos fue abismal. La imagen claretiana rozó lo bochornoso por momentos, y solo un arreon final comandado por John Shurna –20 puntos, 7 rebotes– consiguió maquillar el marcador rebajando 14 puntos desde el final del tercer cuarto (78-49).

Una reacción final que es la única nota positiva a la que puede agarrarse el Granca visto lo visto en Miribilla. Perder de 15 puntos puede convertirse en un milagro a la hora de sacar la calculadora al llegar al kilómetro 17, cuando la primera vuelta concluya y haya que mirar la tabla para saber quién va a la Copa y quién no. Pero para ello, los insulares tienen que reaccionar ya. Ganar los tres encuentros que le restan para el ecuador liguero y hacerlo por marcadores holgados que le reviertan el actual average con el que se encuentra de -20.

Todo ello por la la buena pájara con la que saltó a Miribilla el equipo de Porfirio Fisac. Todavía con las sábanas pegadas, cometieron 6 pérdidas y un 1 de 8 en triples en el primer cuarto. Los claretianos deambulaban sobre el parqué sin tener las ideas claras sobre cómo meterle mano al Bilbao, que al contrario se sentía muy cómodo ejecutando el libreto de Álex Mumbrú: generar superioridades en el pick&roll a través de Ángel Delgado y Jeff Withey.

El pívot bilbaino parecía Bill Russeell bajo los dos tableros. 12 rebotes para el dominicano en total, 4 de ellos ofensivos, además de 14 puntos en tan solo 23 minutos. Sin Artem Pustovyi, el Granca sufre en exceso en la pintura. A más de uno se le ha caído la venda de los ojos y echan en falta la intimidación que generaban sus 218 centímetros en las cercanías de ambos aros.

A medida que pasaban los minutos el Granca no conseguía despertar. El ritmo endiablado del conjunto local le sobrepasaba en todos los aspectos. Ningún apartado estadístico era favorable a lo insular. Solo el casillero de valoración entre los dos equipos al llegar al descanso era clarificador de la superioridad vizcaína. 65 a 26 reflejaba este análisis para el 53-33 que marcaba el luminoso tras 20 minutos jugados.

Salvo Masiulis, todos los jugadores que vestían de negro ayer con minutos en pista –nueve– habían anotado al menos una canasta. La coralidad bilbaina se imponía a un Granca desconcertado, incapaz de comportarse como un equipo que se está jugando los últimos cartuchos para conseguir clasificarse para la Copa del Rey tres años después.

La sonrisa con la que Ángel Delgado se dirigió a la bancada cuando anotó la última canasta de la primera parte, sobre la bocina, dejaba patente que los de casa se estaban gustando con su público. Una afición que se solidarizó con los niños más desfavorecidos y a los que le van a regalar cerca de un millar de peluches que lanzaron al parqué durante el tiempo de descanso.

Más de lo mismo

Si en el entretiempo alguno pensó que la charla técnica de Fisac a sus jugadores podía hacerles despertar de su letargo, se quedó en eso, en un pensamiento, porque en la pista se siguió viendo a un equipo que luchaba por todos los balones, mientras que los que visten de amarillo seguían esperando ganar solo con el escudo.

Tanta entrega pusieron en el parqué los de Mumbrú que a Damien Inglis lo expulsó Daniel Hierrezuelo por una doble técnica después de que el alero francés le protestara una falta cuando luchaba por un balón a pesar de ir ganando por 22 puntos.

Y si alguien reaccionó y dejó muestras de la entrega entre unos y otros, ese fue Gytus Masiulis. El lituano era el último jugador que faltaba por anotar de los bilbaínos en la primera parte y se puso manos a la obra para firmar 9 puntos en la segunda. Todos querían su protagonismo en una fiesta en Miribilla mientras Fisac miraba cariacontecido el encuentro y sin apenas saber qué hacer para que sus jugadores espabilaran.

Tuvo que ser casi sin querer el despertar insular. A pesar de que Rafa Luz le echara la bronca a sus compañeros para que no se relajaran aun con diferencias a favor por encima de los 20 puntos en prácticamente todo el último cuarto, el Granca, se encontró con un oasis de puntos para maquillar su actuación.

A base de triples, cinco en el último episodio, consiguieron los claretianos rebajar la distancia hasta los 15 puntos (95-80). Un tanteador, que visto lo visto se puede considerar un regalo. Restan tres choques –UCAM Murcia, Valencia Basket y Obradoiro– para cerrar la primera vuelta. Tres finales, ahora sí que sí, si se quiere volver a disfrutar de un buen copeo.

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