El consejero de Deportes del Cabildo de Gran Canaria, Francisco Castellano, se puso al pie de los caballos ante todos los medios de comunicación a los que invitó ayer a un desayuno en el que compartir impresiones sobre la gestión del Gran Canaria y contestó a pecho descubierto cada una de las dudas que se le trasladaron. En el tentempié sobresalió el tema que atañe a la gestión interna del club, que arrojará por segundo año consecutivo un déficit millonario y el titular de la Fundación Canaria del Deporte, ente titular del club, volvió a apuntar a un responsable: Enrique Moreno, el presidente de la entidad, sobre quien no esconde su «descontento».
Si la campaña pasada el desfase presupuestario se elevó a los 1,75 millones de euros, al cierre del presente se estima que las pérdidas vuelvan a superar el millón de euros. «Estamos a la espera de poder contar con una subvención pública del CSD o la venta de posibles jugadores [Khalifa Diop] para aliviar ese déficit, aunque me cueste decir esa palabra», apuntó el político en cuanto al salvavidas que anhelan que llegue a concretarse antes de que se rindan cuentas y se cierre el año económico.
Cuestionado sobre «quién va a pagar la cuenta» y si tiene margen de maniobra para poder reestructurar la cúpula de la entidad claretiana, el consejero fue «prudente», como él mismo quiso remarcar. «Está avalado por el consejo de administración del club. Yo puedo proponer, pero no decidir autoritariamente», incidió Castellano.
A lo que repreguntado sobre si algún cargo superior del Cabildo le ha trasladado el mensaje de: «A Enrique Moreno no lo toques», el consejero contestó con cierta astucia. «No con esas palabras», a la vez que acompañó una sonrisa reveladora.
El dirigente prevé paliar el millón de euros en pérdidas con la venta de Diop y la ayuda del CSD
Castellano, en este sentido lanzó una frase políticamente correcta. «No todo se limita a cambiar el presidente y poner un nombre y un apellido, el club es de propiedad pública para lo bueno y para lo malo. Tienen su órganos de control y hay que aceptarlos».
En cuanto a las posibles soluciones que pueden estar manejando para reconducir la gestión económica del club, y poniendo especial énfasis en la posible reducción económica de la subvención que otorga el Cabildo al club –3,2 millones cada año–, el titular de Deportes insular salió por la tangente. «De los presidentes que ha habido en este club, ¿cuál ha venido con un plan estratégico para llevar a cabo esa bajada?», arguyó en referencia al margen de maniobra con el que puede contar para ello –cabe recordar que en 2014 y 2015, la subvención cabildicia no superó los 2 millones–.
En esa misma línea de actuación se abordó la incógnita sobre el descubierto de un patrocinador principal del club después de que Herbalife abandonara el barco claretiano la pasada temporada y Castellano se mostró ambiguo en su explicación. «Respeto la autonomía del club en la búsqueda de patrocinadores con sus contactos», avanzó el consejero, para continuar explicando que el Granca «ya tiene caminos iniciados», aunque también quiso dejar constancia que desde su área «trata de sumar con negociaciones con patrocinadores nacionales».
En otro orden de cosas, el político también admitió que nota «el desapego de la afición» y que es una de las asignaturas pendientes a mejorar para la siguiente campaña. Sin entrar a valorar si la popularidad de Dylan Ennis puede influir en ello o no.
La oferta de compra, «mejorable»
Otro de los temas que se abordó durante la reunión convocada por el consejero de Deportes fue sobre el estado de la negociación de venta del club al grupo empresarial interesado en la compra del Granca. Sobre ello, Castellano fue de menos a más en sus explicaciones y tras varias cuestiones finalmente admitió que el gran «inconveniente» recae en la «explotación del Gran Canaria Arena». Primero advirtió que la oferta «no llega» a lo que «el club vale», y acto seguido subrayó que los condicionantes para que se adquiera el club debe cumplir «que continúe jugando en la Isla», que «mantenga el escudo y el nombre» y «otra serie de puntos» que se trataron en la negociación. Finalmente añadió que la venta «tiene que ser con las máximas garantías posibles». Dudas en el aire y una negociación que vislumbra a cerrada. | D. R.
