Ferran Bassas alcanzará la mágica cifra de 200 partidos disputados en la ACB si juega el sábado frente al Girona (19.45 horas, Movistar Deportes 3) al menos un segundo, cuestión que no se pone en duda salvo catástrofe física entre hoy o mañana en forma de lesión.
El base es una de las piezas primordiales en el sistema de Jaka Lakovic, quien apostó personalmente en verano porque fuese el jugador que cubriese el puesto de jugador formado en la liga, es decir, el cupo, que necesitaba el Granca al contar ya con Khalifa Diop, Olek Balcerowski y Miquel Salvó en la plantilla.
De momento, en los siete partidos disputados en la Liga Endesa, Bassas no se ha perdido ninguna de las citas del conjunto claretiano y, ante la baja de Andrew Albicy que le hizo perderse los encuentros europeos frente al Slask Wroclaw y Promitheas Patras, además del de la competición nacional Río Breogán, Ferran tuvo que soportar una carga de minutos considerable cercana a la media hora sobre la cancha.
Frente al Breogán se pudo ver a la conclusión del encuentro a un Bassas con la lengua afuera al tener que jugar 32 minutos y 44 segundos en un encuentro en el que se fue hasta los 13 puntos, además de repartir 5 asistencias.
Si alcanzó esas cifras fue gracias a sus tres triples anotados en los nueve intentos que realizó en el Pazo dos Deportes de Lugo. Una tónica que lleva empleando durante la competición este año, en el que promedia cinco triples intentados por encuentro, de los que anota 2,1, o lo que es lo mismo, promedia un 43% de acierto en sus lanzamientos desde más allá del arco de 6,75 metros.
Empezó su carrera en el Joventut hace once años y ha jugado en el Tenerife y San Pablo Burgos
Esta faceta triplista de Bassas está siendo una de las sorpresas de la temporada, pues el base durante su carrera promedia 3,3 intentos por encuentro y en la presente suma dos más. Una virtud que empezó a destapar desde la primera de sus dos cursos con el Joventut.
Todo ello gracias a un trabajo que empezó hace once años, cuando el barcelonés debutó en la ACB de la mano del Joventut, una temporada (2011-12) en la que disputó apenas 38 minutos repartidos en tres partidos.
Después de un periplo por las categorías inferiores del baloncesto español en el filial de la Penya y en Oviedo, Ferran comenzó a tener relevancia en la Liga Endesa gracias a su fichaje por el entonces denominado Iberostar Tenerife.
En la Isla vecina compitió durante tres temporadas en el que a cada año iba mejorando sus registros estadísticos. De tal forma que en la campaña 2019-20 el Granca le firmó un contrato que finalmente fue roto al ejecutar una cláusula de 5.000 euros para desvincularse de la entidad claretiana.
Posteriormente jugó para el San Pablo Burgos y regresó al Joventut, club desde el que llegó este verano al Granca al perder Carles Duran su confianza en él.
