Cinco minutos de prórroga excelsos le valió al Granca para llevarse la sexta victoria de la temporada al vencer al Girona (69-78) y colocarse segundo en la Liga Endesa de forma momentánea a la espera del resultado del Barça contra el Joventut mañana. Hasta entonces, el conjunto claretiano se dejó llevar por la impasibilidad y el equipo catalán le dio un susto al empatar el choque 63-63 en el tiempo reglamentario.

Fue entonces cuando John Shurna salió al rescate de los suyos y con ocho puntos de sus 22 totales le puso la puntilla al equipo catalán, correoso en todo momento gracias a la lectura de cada instante de Aíto García Reneses, quien detectaba las debilidades de los claretianos hasta forzar una prórroga que estuvo a punto de no disputarse si Kameron Taylor, autor de 13 puntos, hubiera anotado su último tiro.

Los porcentajes de acierto de los dos conjuntos dejó claro que el choque fue un dislate de puntería. Un 45% en tiros de dos por parte de ambos equipos, y un 20% en el triple para el Giron (5 de 25) por un 34% de los claretianos (11 de 32) reflejaron el devenir del encuentro.

Y así fue desde el cominezo del partido. El primer cuarto fue casi un auténtico hazmerreir. Parecía más un partido de categorías de formación que de profesionales. En quince lanzamientos de campo, ocho de dos puntos y siete triples, por parte del Granca, solo consiguieron anotar dos desde la pintura y un triple de Ferran Bassas. Por parte catalana, tres canastas de dos puntos en 18 intentos. En definitiva, catorce rebotes para los locales y diez para los insulares entre tanto fallo.

Con el 12-10 que reflejaba el luminoso en la primera entrega del encuentro, los presentes en Fontajau comenzaban a impacientarse ante el show que estaban viendo en la cancha. Ni tan siquiera Marc Gasol, el jugador más valorado de la Liga Endesa, estaba pudiendo rendir al nivel que ha ofrecido a su vuelta a la competición nacional tras su paso de leyenda por la NBA.

Eso sí, ya en el segundo cuarto el presidente y pívot del Girona se puso las pilas y ya empezó a tirar del carro de los suyos. Si en el arranque del encuentro no anotó ni una canasta, en los segundos diez minutos el de Sant Boi alcanzó los 6 puntos y capturó siete rebotes antes de irse al descanso.

Una reactivación individual y colectiva por parte de ambos conjuntos, pues el aluvión de puntos insular comenzó a hacer acto de presencia con 28 puntos en el cuarto. John Shurna cogió las riendas y con ocho puntos gracias a dos triples marca de la casa fue abriendo brecha en el tanteador hasta el 33-38 con el que se cerró la primera mitad.

Necesitaba el conjunto amarillo una mayor circulación del balón en la segunda parte para poder despegarse definitivamente en el luminoso. Con tan solo cuatro asistencias en la primera mitad, a Lakovic se le notaba ciertamente incómodo, a pesar de que su equipo fuera por delante en el tanteador, producto de las pérdidas del Girona, que sumó siete hasta marcharse a vestuarios.

Asimismo, Aíto García Reneses tampoco es que pudiera tirar cohetes con la agresividad de su equipo en la primera parte. Con tan solo cuatro llamadas a la línea de tiros libres, el Girona estaba dejando muestras de no poder con una de las mayores armas del Granca, la defensa en zona, que con los perros de presa Khalifa Diop y Damien Inglis, cuando ponen el muro en el aro propio pocos equipos pueden moverse con soltura por la zona restringida.

Sin despegarse

A pesar de que el conjunto claretiano comandaba la contienda en todo momento, llegando incluso a ponerse +11 arriba con el 35-46 tras el tercer triple de John Shurna, no conseguía despegarse del todo de su rival en Fontajau. Las defensas se impusieron en este tercer cuarto, más que por errores propios como en el primer periodo, y el tanteador total fue de 11-14.

Así, a falta de desgranar el último gajo de la naranja, el Granca se iba con una pequeña ventaja cómoda por 44-52, tras dos canastas fáciles al término del anterior cuarto cuando Fjelerrup había conseguido estrechar la diferencia hasta el 44-48.

Aíto por entonces estaba pidiendo a los suyos que se pusieran en zona para intentar aprvechar el 33% de acierto desde la línea de triple que tenía el equipo de Lakovic por entonces con siete anotados en 21 intentos.

El Maestro dio con la tecla para mantenerse vivo hasta el último suspiro. A base de defensa, el ex entrenador del Granca consiguió que los suyos firmaran un parcial 8-2 con el que quedarse a tiro de una canasta (52-54) y empatar el encuentro. Oriola lo celebraba con la grada y los catalanes comenzaban a creer en la posibilidad de sumar su tercera victoria de la temporada.

“Pasen la bola, no te expongas, circulen la bola, tengan más la bola, no estén tan estáticos. Vamos a hacer la 22, pero sin prisas”. Esas eran las palabras de Jaka Lakovic al verse obligado a solicitar un tiempo muerto con el que reactivar a sus jugadores ante la oleada de canastas gerundenses a falta de cinco minutos para la conclusión del choque.

Toda la ventaja que consiguió hasta el último cuarto la tiró por la borda el Gran Canaria obscecado en tirar de individualidades. Sin circulación de bola, con solo ocho asistencias en los 40 minutos disputados, el equipo local encontró mayor fluidez en su apuesta, además de encontrarse a un Kameron Taylor acertado con ocho puntos en el tramo final y el partido se fue a la prórroga con 63-63.

Tiempo de John

Fue entonces en el tiempo extra cuando el Granca le vio las orejas al lobo. Ahí, apareció otro equipo, el que puso sobre el escenario su versión rocosa y conjugó la anotadora. Con un Shurna en modo sanguinario, el ala-pívot anotó ocho puntos en apenas dos minutos (con dos canastas lejanas) y unido a otro triple de Benite ponían la puntilla con el 66-76 a falta de un minuto y que ponía tierra de por medio.

Se dedicó a mover la bola en los instantes finales y un encorajinado Marc Gasol fue el único que pudo sacar la cara por el club que dirige. Tanto que a la conclusión del choque, cuando se dirigía a su vestuario no conseguía digerir la derrota por 69-78 y golpeaba el techo del pabellón con su puño, muestra de la frustración que le provocaba tener en la mano la que hubiera sido su tercer triunfo de la temporada. Oro perdido para un club que lucha por la permanencia como el suyo.