Edy Tavares, el enemigo íntimo

Walter Samuel Tavares da Veiga es con toda probabilidad el mejor canterano de la historia del Granca, un diamante en bruto que los claretianos reclutaron en Maio, Cabo Verde, cuando apenas sabía botar un balón de baloncesto. Esa primera oportunidad brindada por la entidad claretiana unió de por vida a Edy con el club de su corazón. Una unión íntima e indisoluble que la Cumbre del Granca es capaz de aparcar cada vez que se enfrenta en la cancha con su ex equipo como enemigo, defendiendo a muerte los intereses del conjunto merengue.

Pedro Martínez y Aíto García Reneses le cincelaron durante sus primeros pasos en el baloncesto profesional y los Atlanta Hawks y su llegada a la NBA le enseñaron la parte dura del oficio, pero también le enseñaron a moldear su cuerpo para convertirle en un muro impenetrable en la pintura. Pero fue en el Real Madrid, con Pablo Laso, cuando el caboverdiano comenzó a forjar su leyenda en Europa, convirtiéndose en el pívot más intimidante del viejo continente, como demuestra su entrada en el mes de octubre del año pasado, en el selecto grupo de los 500 tapones en la Liga Endesa, del que forma parte junto a cuatro leyendas como son Fran Vázquez, Fernando Romay, George Singleton y Arvydas Sabonis.

400 partidos de ‘blanco’

En el último Clásico de la Liga Endesa ante el Barça, Tavares cumplía su partido 400 defendiendo la elástica blanca del Real Madrid, una cifra que sólo la habían conseguido hasta la fecha otros dos extranjeros en la entidad merengue, Jaycee Carroll (709) –otro de los grandes mitos del pasado claretiano– y Jeffery Taylor (463).

Edy cumple su sexta campaña consecutiva con el Real Madrid, en los que ha sido vital en la conquista de 10 títulos: una Euroliga, tres Ligas, una Copa del Rey y cinco Supercopas.

La marcha de su máximo valedor, Pablo Laso y el comienzo de la nueva era con Chus Mateo comandando la nave blanca, no parece haber afectado al rol protagonista del interior caboberdiano en el Real Madrid. Edy lidera un año más el apartado de tapones en la ACB, promediando dos por partido, además es el tercer máximo reboteador ofensivo de la temporada (2,6).

En el apartado estadístico individual, Tavares es el jugador blanco mejor valorado, con un 16,5 de puntuación media por encuentro, a pesar de ser el tercer jugador más utilizado por Chus Mateo, con una media de 21:31 minutos en pista, siendo tan sólo superado por los 24 minutos de Guerschon Yabusele y los 22:50 de Dzanan Musa. Con 10,5 puntos es el tercer máximo anotador merengue, aunque con 6,2 capturas es el máximo reboteador de su equipo.

Más allá de sus números de súper estrella en uno de los mejores equipos de Europa, Tavares destaca por su poder intimidatorio, por su capacidad de hacer dudar a sus rivales bajo el aro. Su facilidad para colocar gorros a sus adversarios y para convertirse en un muro infranqueable bajo el aro, le convierten en una pesadilla y en un jugador temible.

El de Cabo Verde ha conseguido convertirse en un pívot flexible, que a diferencia de su etapa de amarillo, es rápido en sus movimientos y capaz de capturar los pases de sus compañeros por bajos que sean. Su capacidad de lectura del juego ha madurado con el paso de los años, como si de un buen vino se tratase, lo que le convierten en un jugador inteligente en la cancha, fundamental en los bloqueos y letal bajo los dos aros.

Su físico hercúleo ha dejado atrás su época de jugador espigado, desprovisto de musculatura al que le costaba fajarse en la pintura, lo que ha venido acompañado del endurecimiento de su carácter en la pista, consciente de que siendo tímido no se llega a ningún sitio, convirtiéndose en un jugador completo y que sigue mejorando año tras año.

El próximo domingo a las 11.30 horas (Movistar Deportes) Edy vuelve a medirse a su pasado ante el presente de su ex equipo, ante dos jóvenes como son Khalifa Diop y Olek Balcerowski, que como él se han cocinado a fuego lento en la cantera claretiana y que intentarán parar en el WiZink Center al gigante caboverdiano, que volverá a ejercer de enemigo íntimo ante sus ex una vez más, dejando en la caseta su vínculo indivisible con los amarillos.

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