El récord de victorias consecutivas en la Eurocup está fijado en veinte. Ese fue el peldaño que alcanzaron Lokomotiv Kuban y Virtus Bolonia para registrar el escalón más alto conseguido en la historia de la competición continental y en el que los amarillos tienen uno de los alicientes en esta primera fase del torneo en el que ya acumulan siete, que unidas a las ocho de la pasada temporada, está a cinco de distancia. Por ello, el partido de esta tarde frente al Cluj Napoca (17.00 horas, YouTube) es uno de los mayores exámenes que tiene el Gran Canaria con la historia.
De momento, de ganar esta tarde en Rumanía superaría al Valencia Basket y al Khimki en cuanto a la tercera posición que comparten con los dos equipos con 15 triunfos consecutivos. Por ello, un triunfo le elevaría al podium en solitario en este registro numérico.
Todo ello con el agravante de que el esguince en el tobillo izquierdo de Nico Brussino no arroja buenas sensaciones. El alero argentino, después de que ayer se le realizaran las pruebas médicas pertinentes después de haber sufrido la lesión el pasado sábado en el choque ante el Casademont Zaragoza, no tiene claro que pueda forzar para estar el próximo domingo presente en el derbi contra el Lenovo Tenerife. Los fisios trabajan a marchas forzadas, pero mejor no arriesgar con el mejor jugador.
A pesar de la superioridad que viene demostrando el Dreamland en la Eurocup, donde es el vigente campeón de la competición, el de esta tarde no será un paseo aunque sea la segunda participación del club rumano en la competición tras su refundación –es la primera vez que el Gran Canaria va a jugar en su historia frente al equipo de Transilvania–.
Y es que en esta 2022-23 el Cluj está compitiendo a nivel excelso con seis triunfos en los siete partidos disputados hasta la fecha. Actuación que le vale para marchar segundo en la clasificación.
Sólo el Mincidelice JL Bourg en Bresse consiguió vencer al club universitario en Francia por 92-88 y desde entonces acumula cuatro victorias más en su casillero.
Los fichajes de Jarell Eddie, ex del UCAM Murcia y San Pablo Burgos; además del ex claretiano DJ Seeley, hacen del Cluj un equipo temible, pues mantienen en la rotación al pívot Andrija Stipanovic y el alero cubano Karel Guzman.
Las pilas de DJ todavía funcionan
Las pilas de DJ Seeley todavía están con buena carga, pues el escolta norteamericano promedia 15,7 puntos por encuentro, además de 3,7 rebotes y sobre todo 1,9 robos por partido.
Por su parte Eddie, indicó ayer sobre el Granca que es «un equipo desarrollado en cuanto a inteligencia de juego se refiere» y que para él «está evolucionando colectivamente y con fuerza» por lo que deben «estar preparados» para albergar una batalla «¡con la casa llena de aficionados!».
Un llamamiento del ala-pívot norteamericano a su graderío, aunque tampoco es que haga falta porque está previsto que el Bt-Arena albergue un lleno histórico para recibir al Dreamland y eso que la capacidad del pabellón rumano está cifrado en 10.000 espectadores, los mismos que el Arena de Siete Palmas.
Quien se las tendrá que ver con Eddie en la posición de cuatro será Pierre Pelos, que está teniendo trabajo extra con la ausencia de John Shurna, de quien todavía se desconoce el tiempo de recuperación de su lesión en el gemelo.
«Es un partido muy duro para nosotros. Es difícil ganar en Cluj-Napoca. Debemos hacer un esfuerzo grande para poder ganar este partido. Si no, no tendremos opciones», exclamó el francés.
Además el ala-pívot galo advirtió de la actitud del equipo en el último cuarto frente al Breslavia: «Debemos parar el juego ofensivo de Cluj-Napoca con nuestra defensa. Si jugamos como en el último cuarto contra Wroclaw, podemos perder de 20. Tenemos que jugar duros en defensa los 40 minutos».
Cuna del gigante Gheorghe Muresan
Los equipos universitarios de Cluj Napoca nacieron en 1919, pero hasta 1947 no fundó la sección de baloncesto y no fue hasta 1966 que jugaron por primera vez el campeonato nacional de Rumanía. Una sucesión de años, marcados por el control de Ceaușescu en el país y los constantes cambios de nombre en la entidad, así como en la propia ciudad, hasta que en los tres primeros años de la década de los 90 ganaron tres campeonatos rumanos consecutivos.
En ese equipo destacaba por encima de los demás compañeros de vestuarios un chico de 231 centímetros llamado Gheorghe Muresan que llegó al baloncesto gracias al médico que le detectó su acromegalia (o gigantismo). El rumano despuntó en la Recopa de Europa frente al Pau-Orthez y los franceses decidieron ficharle en 1992. Brilló y al terminar la temporada se prensentó al Draft de la NBA y fue elegido por los Washington Bullets en la posición número 30. Tres años después, en la campaña 1995-96 ganó el premio al jugador más mejorado de la NBA. Además participó en la película My giant con Billy Cristal.