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CB GRAN CANARIA

El CB Gran Canaria sufre la inconsistencia de sus 'cincos' en este arranque de temporada

Mike Tobey y Kur Kuath no terminan de encontrar sus mejores versiones, algo que afecta directamente al impacto de ambos en pista y deja a los amarillos un tanto huérfanos de una figura clave en la zona

Mike Tobey pelea por la posición con Maric durante el choque en Girona.

Mike Tobey pelea por la posición con Maric durante el choque en Girona. / LOF

Cristian Gil Fuentes

Cristian Gil Fuentes

Las Palmas de Gran Canaria

Irregularidad manifiesta y un impacto por debajo de lo deseable. El Dreamland Gran Canaria volvió a realizar una actuación inconsistente en ambos lados de la pista, a través de la cual naufragó de nuevo en este arranque de la Liga Endesa. En esta ocasión, un Básquet Girona colista de forma circunstancial —dado que no ganó en Andorra de milagro tras un partido loco, aunque había mostrado carencias en los primeros encuentros— pudo con los claretianos y dejó entrever que la maquinaria sigue sin enderezar el rumbo, algo que resulta preocupante.

La realidad es que la escuadra de Jaka Lakovic está conviviendo con altibajos en estos primeros envites, aunque hay una posición que ha rendido por debajo del mínimo exigible hasta el momento: el puesto de cinco. En esa zona, el equipo no ha encontrado la estabilidad necesaria para que su importancia en el plan de partido sea determinante.

Girona, la última muestra

La evidencia más clara se observó en Fontajau, el pabellón del Girona, donde ni Mike Tobey ni Kur Kuath lograron emerger con contundencia. El bagaje ofensivo de ambos fue escaso, ya que apenas tuvieron incidencia y tampoco fueron capaces de generar ventajas en los bloqueos directos, ya fuera para sí mismos o para sus compañeros. Este aspecto, que el Granca había sabido explotar en las últimas temporadas gracias a las continuaciones cortas, no aportó. Además, pese a que el sursudanés colocó cuatro gorros, ninguno de los dos ofreció la seguridad defensiva suficiente como para servir de ancla al resto del colectivo.

Por tanto, la actuación de los dos hombres grandes grancanarios estuvo lejos de ayudar ante un rival que saltó a la pista con urgencias. Dicha cuestión no fue contrarrestada en casi ningún momento, aunque los pívots no son los únicos señalados de un partido que debía servir de impulso y que, al final, devolvió a los insulares a una casilla cercana a la de salida.

Dudas y un rendimiento poco lineal

Analizando la situación de forma individual, el inicio de curso de Mike Tobey está lejos de lo que demostró la temporada pasada. El center estadounidense con pasaporte esloveno encontró entonces su sitio en el equipo y su rendimiento fue casi incuestionable. Con el ex del Valencia Basket sobre la cancha, el Gran Canaria halló un filón en ataque con el que desatascarse desde el bloqueo directo abriendo el campo, percutiendo en la zona o asistiendo. En los días clave no falló: en las eliminatorias de la Eurocup —salvo en la final, donde sus problemas con las faltas le restaron protagonismo— y en la Copa del Rey fue de los mejores jugadores claretianos.

Sin embargo, este año ha comenzado en la misma línea irregular que el resto de la plantilla. Ha alternado partidos convincentes con otros, como el de Girona, en los que no suma. Si bien su concentración y lectura táctica a menudo compensan su falta de firmeza física, le está costando ser regular en esas facetas. Además, con él en pista el conjunto de Lakovic juega más lento que con Kuath, con una diferencia de más de cinco posesiones por partido en ACB. A eso se suman sus bajos porcentajes tanto desde el triple como en los lanzamientos de dos puntos.

Un novato en muchos sentidos

En el otro lado de la ecuación está Kur Kuath. El sursudanés aterrizó este verano en la Isla con la idea de convertirse en una referencia defensiva, algo que, por números, está consiguiendo. A día de hoy, es el jugador con mejor rating defensivo —estadística avanzada que mide la cantidad de puntos que un equipo o un jugador permite por cada 100 posesiones— de toda la plantilla con 96,7. Esa frescura se nota, aunque dura lo que dura, ya que no controla bien su energía y el cuerpo técnico no puede mantenerle más tiempo en la pista.

Los principales hándicaps a los que se enfrenta en estos primeros encuentros son sus dolores de cabeza con las faltas, las pérdidas y su poca adaptación al sistema. Le cuesta desarrollar su juego en estático, por lo que en ocasiones se pierde, y en ataque es una pieza que, si no recibe el balón en el sitio exacto, apenas puede aportar. Todo ello le resta protagonismo e impide tener continuidad en cancha.

Lakovic ya lo reconoció en la previa del partido ante el Girona, cuando afirmó que Kuath está «muy implicado y es muy trabajador; siempre lo vemos con una actitud muy positiva en el día a día, pero todavía, sobre todo en los partidos de la Liga Endesa, le cuesta. Tiene muchos problemas con las faltas, y eso influye en sus minutos sobre la pista. Pero estamos seguros de que, a medida que se adapte y conozca la liga, va a mejorar y nos va a dar muchas cosas».

Tiempo para crecer y mejorar

Sea como sea, tanto Tobey como Kuath tienen tiempo por delante para revertir este mal comienzo de temporada. El de Monroe ha demostrado ser determinante a lo largo de su carrera y los números no engañan. Ya en sus inicios de amarillo, el curso pasado, dio un paso adelante con el paso de las semanas. Por tanto, esta mala racha no debería pasarle factura a la hora de recuperar su mejor versión. Mientras tanto, el ex del Hamburgo debe seguir con ese proceso de aprendizaje para que su paso por el parquet no se vea condicionado, al mismo tiempo que tiene que seguir buscando ampliar sus recursos, adaptándose a un baloncesto de mayor exigencia en todos los sentidos.

De hecho, no sería la primera vez que Jaka Lakovic transforma a un jugador interior en apenas unos meses. Ya lo hizo hace dos campañas con Ethan Happ, que pasó de ser un jugador difícil de encajar a deleitar a los aficionados con sus actuaciones.

Por ello, ahora un Granca no convincente tiene que ir ajustando piezas para poder encontrar el camino y, sin ser los pívots el único problema, sí que genera cierta inseguridad dentro del contexto baloncestístico actual, donde el ritmo, el acierto y, sobre todo, el físico son fundamentales.

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