Mi MacBook y yo nos hemos venido a la playa. Corre un fresquito ideal y está totalmente desierta: debe ser porque son ya las 19.53 horas y aún hay tiempo de verano. Por algo nos llaman Islas Afortunadas. Como no soy asiduo a venir a quemarme y a exponer y maltratar mi piel al sol se me ha olvidado por completo ponerme bañador pero bueno, llevo unos slips Calvin Klein que son bien monos y pasan por bañador, por lo que he decidido que este diseñador y empresario estadounidense de más de 60 años sea el protagonista de mi Mercuanálisis aprovechando el espíritu yanqui que hemos invocado en este número de Con Estilo. Yo viví y he trabajado en la tolerante Nueva York; ahora asisto al desenlace Trump-Clinton, que en un mes se resolverá en las urnas aunque no sabremos nunca a quién votará Calvin.
Calvin Richard Klein es todo un señor, con la cara bien hecha y un cuello perfectamente estirado. Asiduo en los años 70 a la mítica discoteca Studio 54, estuvo casado con mujeres varias veces, por lo que entiendo que públicamente ejerció de heterosexual. Tuvo solo una hija y como empresario no se inició en el mundo de la moda sino en la televisión como productor del famosísimo programa Saturday Night Live. En los años 80 se casó con quien era asistente de su propia marca, un chica guapísima y bastante joven, pero poco después ingresa en una clínica de desintoxicación. ¿Qué habrá pasado? ¿Mal de amores?
Bueno, hablemos de creatividad y dejemos su privacidad -privada estoy yo aquí solita en la playita-. El señor Klein empezó como un genial business man que diseñaba y vendía abrigos en la 7a Avenida, y ahí, en su propia tienda, adquiere el aprendizaje para crear una futura firma que le haría famoso mundialmente por ponerle su nombre a unos pantalones vaqueros, idea de donde surgió el término 'vaqueros de marca' pese a que el éxito, creo, le llega por inyectar en la moda neoyorquina una dosis de comodidad. La mujer ya no empleaba únicamente ropa deportiva para entrenar o ir al gimnasio. Y esa revolución la inició Klein.
Siempre ha sido mi Calvin un hombre polémico al que le encanta provocar, que pasará a la Historia por conseguir que todos sus modelos posen en ropa interior en unas bonitas y sugerentes fotos que, en sus principios, disparaba el magnífico Richard Avedon y hoy copian todas las marcas del planeta.
Rey del minimalismo en sus prendas y colecciones, si ahora las ojeáis son todas con fondo blanco y/o negro, como su magnífica e internacional lencería para hombre y mujer. Yo soy consumista de dicha firma: tengo algún que otro denim vintage. Me encantan la calidad, el corte y el color de lo que hacía en los años 90. Alto de cintura, colores gastados y no demasiado pitillo.
Nueva York es su casa y su legado. Adora su tierra. Me atrevería a decir que mundialmente es el diseñador más internacional pero no por sus colecciones, sino por su ropa interior y sus perfumes. Quién no conoce Eternity, Obsesión, CK Be? Es más, el primer perfume que me regaló mi mamá fue CK One. Justo el mismo año que salió me encapriché; iba al colegio oliendo a moda americana con tan solo 13 años. ¡Qué tiempos aquellos!
Sigamos con la actualidad de este señor adictivo a todo pero muy poco ostentoso. Gustándome él bien poco he de decir que ha hecho cosas fabulosas. Hace unos años organizó con valentía una gala en favor del matrimonio homosexual cuando todos sabemos que en Estados Unidos es donde más está costando su legalización. ¡Qué pena! ¡¡Con lo espabilados que son para algunas cosas los estadounidenses!!
Hace una década vendió su compañía y se forró en millones de dólares. La abandonó por completo. No sé qué habrá pasado por su cabeza pero volvió a ingresar en una clínica de rehabilitación. ¿Por qué habrá sido? Los artistas influyentes y multimillonarios tienen facilidad para dejarse llevar, sobre todo en lo relacionado al vicio. ¡¡Hay que tener cuidado con las malas compañías, Klein!! Después de tantos desastres, publicó que se casaba con un actor porno y debe estar, como dice Ricky Martin, viviendo la vida loca. ¿Sabes qué? La primera campaña internacional que hizo Kate Moss fue para CK. Ahora es la top mundial por excelencia. Adoro a esa mujer pero ya hablaré de ella. Hoy aquí solo una mención porque Kate se merece un Mercuanálisis en toda regla.
¿Será ella la siguiente víctima de mi sección? Quién sabe. Por lo pronto os dejo para refrescarme en el mar cubierta únicamente por mis slips. De Calvin Klein, claro.
¡Mercubesos!
