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Moda

¿Tú no mezclas?

Combinar prendas saltándose los estereotipos para lograr unos looks festivos pero a la vez elegantes fue el leit motiv que inspiró los estilismos propuestos por Álex Mercurio para esta sesión en El Tanque de Santa Cruz de Tenerife

¿Tú no mezclas?

Porque nada es opuesto, porque lo imposible es factible, porque lo distinto se complementa. Si las normas están para saltárselas, la moda debe ser un ejercicio constante de irreverencia y de desacato. Si todo está inventado, llega el momento de combinar lo que existe, de fusionar estilos, épocas, materiales para crear algo nuevo, algo diferente. El total look ha muerto para dar paso al mix look: unir lo que ni Dios ni el hombre ha unido, pero funciona.

En un extremo y abanderada de lo freaky, la cantante de copla en chándal, tacón y envuelta en su abrigo de colas de zorro, en el otro extremo, la maestría de Demna Gvasalia, nuevo creativo de la firma Balenciaga, que en su última propuesta cubre los hombros de un vestido de alta costura con una bomber de los años 50 o de un acolchado abrigo más propio para dar los primeros pasos de esquí en la estación de Aspen. En ambos casos y con una gran diferencia, un ejercicio de mezcolanza. No es nuevo. La mixtura ya está inventada. Pobre de aquella blogger que se considere pionera.

Ya hubo heroínas del mix como Patricia Field, una estilista que llevará consigo el título de ser la creadora de la imagen de Carrie Bradshaw, la protagonista de Sexo en Nueva York, que no dudó en llevar la mezcla que es habitual en la Gran Manzana a su máxima potencia, acostumbrándonos a ver a Sarah Jessica Parker con una falda de Galiano de tul plisado con una camiseta de deporte o un vestido de Elie Saab y una chupa motera de cuero.

Field demostró que no había imposibles y que la alta costura podía fusionarse con prendas vintage de un mercadillo del Soho, con los restos de un outlet o con un pañuelo de tu abuela.

La identidad de las prendas por separado se transforma cuando se unen, cuando se combinan con otro estilo, con otro tiempo. La mezcla no busca lo posible, ni lo coherente. Simplemente se deja llevar y fluye para que un chándal combine con las plumas, la nobleza del mikado con la irreverencia del heavy metal o las lentejuelas con unas botas camperas. Abre tu armario y rompe clichés, desnúdate de lo que te han enseñado: no tengas miedo y lánzate al sincretismo.

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