Restaurantes en Gran Canaria: la buena cocina sale de las urbes

Las grandes ciudades y las zonas turísticas siempre son las encargadas de albergar los mejores restaurantes, pero en algunas ocasiones, como si fueran un oasis en medio del desierto, aparecen joyas gastronómicas en lugares alejados de los habituales núcleos con mayor población o más número de visitantes. Este es el caso de Sábor, restaurante localizado en Vecindario, en el municipio grancanario de Santa Lucía de Tirajana, que sirve como ejemplo de ese cambio de tendencia.

Borja Suárez, uno de sus propietarios y jefe de sala del local, es un viejo conocido en el mundo de la hostelería que durante sus últimos años de vida profesional ha estado trabajando como sumiller en el estrellado por la guía Michelin restaurante Aquarela, en la localidad de Mogán. 

Su pasión por el mundo de la restauración le ha dado el impulso necesario para emprender en el antiguo local donde se ubicaba el restaurante Estragón esta nueva aventura profesional. 

Disfrute

Sábor es sin ningún género de dudas un establecimiento nacido con el claro objetivo de llevar a su máximo y más amplio significado el concepto disfrutar. Con Alex Herrera desde los fogones, Sábor lleva a los comensales al deleite con una carta corta, pero muy bien pensada donde el producto local y de calidad es el protagonista absoluto. Como ejemplo, su variedad de panes locales; su aceite de oliva virgen extra de Temisas; sus suculentos raviolis de camarón soldado o, entre otros manjares, sus tallarines de calamar sahariano que sorprenden tanto por su intenso sabor como por su textura sedosa. 

Su gastronomía está perfectamente orquestada por Borja, quien dirige como pocos los tiempos en la sala. Además, su exquisita bodega está pensada para complementar a la perfección los sabores que crea Alex Herrera. Y es que cuesta ver una propuesta vinícola tan bien cuidada como la de Sábor: no es excesivamente larga, pero ofrece algunas joyas que pueden sorprender a aquellos paladares curiosos y exigentes que buscan unicornios dentro del mundo de la enología aunque también incluyen fantásticos licores, aperitivos y cervezas.

Degustación adaptada

Como punto fuerte, la carta del establecimiento no se centra en un menú degustación encorsetado. Todo lo contrario. El cliente podrá elegir los platos que realmente le apetece probar, pero el equipo de Sábor ofrece, además, la posibilidad de crear al momento un menú degustación adaptado si lo que se prefiere es probar diferentes cosas de la carta. 

Capítulo aparte merecen los postres de Sábor, desde el Tiramisú con marcaspone y café de Agaete hasta el flan de leche de oveja canaria con chantilly de vainilla de Madagascar pasando por el chocolate con toffee de plátano y gofio, aunque para quienes se decantan por los sabores cítricos es recomendabilísimo el exquisito postre a base de yuzu, chocolate blanco y mango. 

Por lo tanto, Vecindario está de enhorabuena y, por ende, la gastronomía de Gran Canaria también. Son tiempos difíciles para la hostelería, pero proyectos como este, con carácter, profesionales experimentados detrás de su gestión que apuestan por el mejor producto como sucede con Sábor, resultan iniciativas imprescindibles que no solo llegan para hacerse un hueco entre los clientes, sino que enriquecen una oferta que parecía patrimonio exclusivo de las grandes ciudades.