"El más bello jardín es un armario lleno de libros", dice un pasaje de las Mil y una noches. "El más hondo tributo a un poeta muerto es un jardín de poemas", podría haber dicho la artista Concha Jerez. No en balde eso es lo que exhibe desde anoche en la Fundación Mapfre Guanarteme un Paisaje de palabras, un jardín de versos en memoria del poeta y amigo José Antonio Otero, antiguo director del centro de arte La Regenta, fallecido hace dos años.

La instalación de Jerez es una readaptación de un montaje suyo exhibido en el centro Koldo Mitxelena de San Sebastián, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y en otros espacios de Córdoba, Belgrado, Berlín, Nueva York.

De unas modestas macetas distribuidas a lo largo de varias salas germina la palabra nutriente de autores que se expresan en lengua castellana, en su mayoría, y algunos también en catalán y euskera que inundan con su verbo arborescente todo el espacio de la Fundación.

Entre los más de cien poetas que Jerez ha escogido se encuentran León Felipe, José Caballero Bonald, Agustín Millares, Jaime Gil de Biedma, Carlos Marzal, José Hierro, Gonzalo Rojas, Luis Feria, Ángel Crespo, José Miguel Ullán, Francisco Pino, Manuel Padorno, Álvaro Mutis y José Lezama Lima.

La palabra simiente de los poetas se mezcla en todas las estancias con la escritura abisal de la propia Concha Jerez que, como un jardín de senderos que se bifurcan, ha desplegado largos rollos de papel transparente sobre los que ha trazado grafías de una escritura sin significado, como pensamientos incomunicables, como palabras secuestradas o como límites de la casa del lenguaje.

La voz del propio José Antonio Otero, que desgraciadamente nunca fue registrada mientras recitaba sus propios versos, está presente en otra estancia en un monitor de televisión en diálogo con el pintor Juan José Gil, una antigua grabación de un programa de la Televisión Autonómica en la que conversaron ambos.

Ayer, con motivo de la inauguración, Jerez realizó también una performance, Paisaje de palabras escritas. Mientras sostenía un libro en blanco, pidió a los asistentes que recitaran poemas de Otero de su elección, repartidos al efecto, mientras ella, situada ante los recitadores, escribía en el libro con los caracteres de su escritura ilegible.

José Iges dice en un texto que ha escrito para esta obra que "Concha Jerez es una gran cultivadora de la amistad. De la generosidad y profundidad de ese sentimiento han surgido relaciones que han enriquecido a la artista, aportándole la sabiduría de otras voces y otras culturas. Siendo ella nacida en Canarias, aunque no residente en las Islas, sus constantes idas y venidas a ellas le han procurado un selecto y variado grupo de grandes amigos. Uno de los más queridos, el poeta y hombre de cultura José Antonio Otero, fallecía hace ahora dos años, sembrando el dolor y la consternación a quienes le conocimos y estimamos".