El director de la Orquesta Festival de Budapest, Ivan Fischer, aseguró ayer que el éxito de una organización orquestal es "dejar libertad a los músicos para que den salida a su creatividad y confíen en sus propios instintos". Fischer hizo estas declaraciones durante la presentación del concierto que iba a ofrecer anoche en el Auditorio de Tenerife, dentro del 24º Festival de Música de Canarias, y en el que estará acompañado del pianista tinerfeño Gustavo Díaz-Jerez. Este concierto se repite mañana sábado en el Alfredo Kraus.

El maestro húngaro indicó que el valor de un músico está en la ejecución de su arte, y que "hay muchos directores que son muy estrictos, sin embargo yo prefiero dejar que los músicos primero sientan la música porque después juntos tocarán mejor". En su opinión, "esta fórmula funciona aunque no lo parezca", añadió Fischer, "porque si se les ordena mucho los músicos se bloquean y se pierde el sentimiento", y la forma buena para trabajar es "que sientan la música y confíen en sus propios instintos".

Fischer aclaró estos términos en relación al programa en el que dirige a Gustavo Díaz-Jerez con la ejecución de la obra Rapsodia sobre un tema de Paganini de Rachmaninov.

El pianista canario afirmó que "ser dirigido por Fischer es todo un honor, no sólo porque es un gran director sino porque además siempre valora mucho el trabajo de los músicos".