- ¿Con qué rasgos definiría la obra orquestal de Laura Vega?

-(Salvador Mir): Vengo siguiendo a Laura desde su primera obra y destacaría el que controle muy bien los colores y las mezclas de los instrumentos. Pero sobre todo que es muy comunicativa. A algunos compositores contemporáneos no le interesa el contacto con el público. Escriben su cosa, se quedan contentos y les importa un pepino si eso llega o no. Laura consigue ese nexo de comunicación.

- ¿Considera que es la comunicación uno de sus objetivos principales al componer?

-(Laura Vega): Sí, yo quiero precisamente eso, transmitir un mensaje. No soy de las que escribo un guión pensando sólo en mí, sino que me preocupa a qué público va a ir dirigida la obra y conseguir una buena comunicación con el intérprete.

- Como ex profesor de Laura Vega, ¿ve reflejada en su música sus enseñanzas?

- (S.M.): Yo creo que están bastante al límite de eso, pero es normal que sea así. Cuando Laura me enseñó la partitura de esta obra por primera vez yo le dije que había varios sitios donde no iba a funcionar y al final funcionaron, aunque luego el intérprete tiene el trabajo de saber hacer bien eso. De Laura Vega yo diría que es muy ambiciosa y para ser una primera obra para orquesta ésta está muy bien.

- ¿Con qué objetivo compuso esta obra originalmente?

- (L.V.): Fue a raíz de un concurso que organiza la SGAE, la Sociedad Autor y la AEOS, la sociedad española de orquestas sinfónicas, en 2006. El concurso se llama Incentivos para la creación sinfónica. Había que presentar un proyecto de obra y el compositor tenía que ir avalado por una orquesta responsable del proyecto si era elegido. Se seleccionaron doce compositores de España y la orquesta Sinfónica me respaldó.

- Desde el aspecto musical, ¿cómo definirá la partitura?

- La parte del oboe en general es muy expresiva y son muchas notas desde el punto de vista de la expresividad. Utiliza mucho los cambios de color sobre la misma nota con el objetivo de modificar un mismo sonido y buscar colores diferentes, todo en un diálogo constante con diferentes partes de la orquesta, con otros instrumentos, que lo hace mucho más atractivo, y todo sin perder la particularidad solista del oboe. Un concierto de violín puede durar tres cuartos de hora y todo el mundo salir contento, pero un concierto de oboe, para que resulte atractivo, debe combinar la sonoridad con otros instrumentos.

- ¿Qué particularidades tiene esta obra dentro de toda su producción orquestal?

- (L.V.): yo tengo escritas unas 19 obras, pero para orquesta, además de ésta, escribí una con orquesta más reducida que era la del Silbo gomero que se estrenó antes, pero tener que escribir partes instrumentales para dos orquestas era más complicado. Tengo también unas canciones para soprano y piano cuya parte luego orquesté para una orquesta de cuerda y funciona bastante bien, ya que la obra parece más bien para orquesta de cuerda que para piano. Ahora estoy escribiendo ópera.

- ¿Cómo recuerda a Laura Vega como oboísta?

-(S.M.): Laura hubiera sido una buena oboísta, pero cuando me preguntó le dije que lo mejor es que tuviera la libertad de componer sus cosas porque sabía que ella podía hacerlo.

- ¿Y usted consideró acertada esta decisión?

- (L.V.): Sí, porque llegó un momento en que no podía con todo porque el instrumento requiere mucho tiempo. Tenía que ir dejando cosas y quería saber lo que opinaban mis profesores de las tres disciplinas. Al final, dejarlo fue para mí como un alivio y creo que he tomado la decisión correcta, aparte de que me gusta mucho la enseñanza y disfruto con lo que hago.

- ¿Qué influencias fundamentales ha utilizado para esta obra orquestal?

-(L.V.): En este concierto tomé como modelo el Concierto para piano de la mano izquierda de Ravel. En cuanto a su estructura es exactamente igual en cuanto a como se van organizando los temas ya que algunos más enérgicos, otros más marciales. En cuanto a los colores tiene mucho que ver la música de los impresionistas, de Ravel, Debussy o de compositores actuales que tiene que ver con el impresionista como Takemitsu en ese ambiente de colores. Puede haber citas que están muy camufladas y que gente que conozca la obra no la reconozca como La consagración de la Primavera de Stravinski y del propio concierto de Ravel, e influencias inconscientes que también hay.

- ¿Cómo es la obra comparada con otras de oboe solista?

- (S.M.): Ella tiene también una ambición grande de buscar estructuras diferentes tanto en el tema de las dos orquestas como al incluir instrumentos de percusión o en cuanto a la disposición de las voces. Son cosas muy complejas, pero de repente, aparecen unos compases súper naifs. Estos contraste es algo que siempre me sorprende, que es muy particular de ella. Muchas veces se presentan obras que son meros experimentos del autor y no son arriesgadas y lo que ella ha hecho una primera obra para orquesta con esa complejidad y hay que felicitarla.

- ¿Compone con esa intención previa?, ¿la de que abunden los contrastes?

- (L.V.): Sí, pongo muchos contrastes a propósito. Yo creo que tanto Salvador como yo tocamos y componemos como somos. Mis contrastes son muchos más oscuros hasta el punto que el que las escucha no puede creer que son míos, pero luego escribo algo muy luminoso a continuación y lo hago a propósito.