El programa que puso en marcha a bombo y platillo el Gobierno canario hace dos años para dinamizar la creación en las Islas e impulsar su promoción fuera, suscita a día de hoy dudas entre muchos productores y artistas, que no entienden o no conocen los criterios que se aplican en la concesión de las subvenciones

Dos años después de la puesta en marcha del programa Septenio, las dudas se ciernen sobre su eficacia y, muy especialmente, su transparencia. Hasta aquellos que saludaron la iniciativa como un impulso que venía a dinamizar la producción artística isleña y su proyección exterior, hoy señalan la opacidad que rodea la concesión de las subvenciones por parte de los responsables del programa.

Precisamente a esta opacidad hace referencia el músico y productor Enrique Mateu, que no tiene "constancia de quién es el que valora los proyectos ni cómo se valoran, pues no existe una estipulación en la que se indiquen cómo puntúa cada aspecto: la innovación, la experiencia..." Aunque entiende que los criterios de adjudicación de Septenio puedan ser "tan buenos y tan malos como otros", reconoce que no sabe por qué de los 12 proyectos que ha presentado, uno ha sido apoyado y los otros 11 no.

Así, contrasta esta filosofía con la que estaba implantada en la concesión de ayudas a la producción discográfica por parte del Gobierno canario, antes de la aparición de Septenio, "con un jurado con gente que viene de fuera y se conoce, y con la presencia de las asociaciones profesionales afectadas, para que quede constancia de la transparencia".

Martín Rivero, director de Rider Producciones, tiene una opinión "positiva" de Septenio. "Este programa nació con la finalidad de aportar recursos desde el Gobierno de Canarias para la potenciación en el exterior de proyectos de diferentes creadores que tuviesen la necesidad o el interés de llevar adelante la iniciativa", comenta.

No obstante, distingue entre el primer y el segundo año del proyecto. "El primer año se contó con un presupuesto de más de cuatro millones, que facilitó que se llevaran a cabo proyectos en el exterior, generó ocupación laboral y dinamizó a los creadores canarios. Sin embargo, en el segundo año se produjo un problema, pues los responsables del programa, convencidos de que se iba a repetir presupuesto, asumieron una serie de compromisos con organismos e instituciones. Luego llegó el recorte presupuestario y el Septenio sufrió un hachazo que ha perjudicado su continuidad".

En todo caso, piensa que "Septenio tiene una mala fama injusta, porque si se analiza con detenimiento a qué artista o sectores ha beneficiado, se puede descubrir que se ha aplicado de forma muy democrática". Así, lamenta mucho que "un proyecto como éste al final se vea salpicado de historias extrañas que lo que hacen es perjudicar la imagen".

El escultor Leopoldo Emperador cree que "Septenio es un saco sin fondo que no sirve para nada, sino para alimentar estómagos agradecidos y para pasear a los amigos de los amigos, porque los creadores en Canarias estamos con los mismos problemas de siempre, seguimos siendo artistas de tercera, tenemos que pagar las mismas aduanas para que nuestras obras salgan fuera". A su juicio, el programa es puro "fuego de artificio para que salgan en la foto la consejera de Cultura, Milagros Luis Brito, o el presidente, Rivero, unos juegos florales como los que se hacían en los pueblos". Como muestra de la poca seriedad que, a su juicio, tiene Septenio, Leopoldo Emperador explica que encontró en la web del programa una exposición suya en el extranjero "de la que no tenía ni idea".

El productor teatral Rafael Rodríguez defiende la necesidad de un programa como Septenio, que ha subvencionado uno de sus proyectos, Canarias escribe teatro. "Como creadores y gente de la profesión teatral vamos a trabajar donde podamos presentar proyectos. Siempre nos quejamos de que no hay ayudas, y cuando las hay, tenemos que aprovecharlas", dice Rodríguez, que afirma que "si se cortara Septenio el año que viene, sería grave, significaría que no se ha entendido perfectamente de qué va esta historia". En cuanto a "lo que tiene que ver con la claridad, ni siquiera nosotros, que trabajamos con Septenio, sabemos cómo va. No tenemos muy claro cómo se seleccionan los proyectos", reconoce.

Finalmente, la galerista Saro León afirma que "Septenio de repente da dinero para cosas que no entiendo". Salvando un par de proyectos puntuales que conoce, "de resto, no sé dónde se ha ido el dinero". En cuanto a la promoción exterior de artistas canarios, "yo he conseguido más en una sola feria que todo Septenio", dice.