La vida y tiempos de Bartolomé Cairasco de Figueroa centran la muestra que acoge estos días el Museo Diocesano de Arte Sacro, con un conjunto de documentos que trasladan al visitante a aquella Las Palmas a caballo entre los siglos XVI y XVII y trazan la silueta de un Cairasco polifacético, al que además la ciudad le debe que la Catedral se salvara del destrozo que infligieron las huestes de Van der Does.

Como explica José Lavandera, director del museo, la muestra es modesta, apenas dos docenas de documentos distribuidos en cuatro paneles, pero contribuye a delinear la figura del autor de El templo militante, junto al resto de actos que se vienen celebrando con ocasión del cuarto centenario de su fallecimiento.

Ahí aparece, expuesta por primera vez, la partida de bautismo del que llegara a ser prior, misteriosamente datada con un 1537 que parece añadido a posteriori, aunque el escritor nació en 1538. Cerca de ella, la imagen más antigua que se conserva de Cairasco, trazada en un retrato fechado en 1600, sólo diez años antes de su muerte, que apareció en una edición de ese año de El templo militante. También hay retratos de Juan de la Cueva y Antonio de Viana, amigos del Cairasco y miembros de la tertulia del Apolo Délfico, verdadera dinamizadora de la vida cultural de la época.

Una réplica del célebre cuadro de Juan de Roelas La aparición de Santa Catalina, que acompaña a los restos de Cairasco en la capilla que el Cabildo Catedral le concedió, surge como la obra más grande y espectacular de la muestra. En la composición aparecen, además de Santa Catalina, la Virgen y el Niño, San Julián y el propio autor. En la parte inferior izquierda del cuadro, el escudo de la familia, de origen genovés.

Bartolomé Cairasco fue también un notable ejecutante musical, a juzgar por los testimonios que nos quedan. Tal era su pericia al órgano, que cuando en la Catedral faltaba el organista principal se decía "que toque Cairasco", según una anécdota que refiere Lavandera. La muestra incorpora dos libros de partituras. Uno de ellos es In exitu Israel, de Ambrosio López, amigo personal de Cairasco. Junto a las partituras, trazadas con tal mimo y pulcritud que parecen surgidas de las cajas de una imprenta, aparece un cuadro de Jan Hansen Van Hernesen que muestra a una mujer tocando el manucordio, instrumento que el propio Cairasco regaló a la Catedral de Las Palmas.

La ciudad de Las Palmas de Gran Canaria y la Catedral en los tiempos de Cairasco de Figueroa merecen también sendos paneles en la muestra. Ahí surge el plano de aquella urbe que se abría paso modesta pero segura a ambos lados del Guiniguada en tiempos de la invasión de Van der Does, en 1599.

Mediación

Lavandera recuerda la mediación providencial que llevó a cabo Cairasco, para salvar a la Catedral de las llamas y el destrozo que sembraban los piratas por la ciudad. "La Catedral se salvó gracias a Cairasco. Él bajó con carne y fruta para amansar a Van der Does, que ocupó la casa donde está el Gabinete Literario. Lo

convenció y no la derribó".

La obra clave de Cairasco, El templo militante, merece también atención en la muestra, con varias ediciones expuestas, una con una minuciosa ilustración en la portada. El libro es, como explica Lavandera, una Flos Sanctorum, es decir, una colección de textos que describen las vidas de los santos.

Finalmente, quedan un par de documentos que sirven a modo de epílogo de esta trayectoria vital y creativa. El testamento, que Cairasco otorgó en 1610, se incorpora en una versión que es copia del original, que se encuentra excesivamente deteriorado.

El otro es el Libro de prebendas de la Catedral, en el que se inscriben todos los canónigos dándosele un párrafo a cada uno. A Cairasco, por contra, se le reserva una página entera, lo que da idea de la importancia que tuvo en la vida de la ciudad, a la que contribuyó desde múltiples facetas.

Como nota final queda un copón de Amberes, obra del artista conocido como el Maestro del Compás, realizado hacia 1548-1550, que probablemente fue utilizado por el propio Cairasco, última escala de la muestra que acoge el Museo Diocesano.