Por su magnífico concierto, por la elección del programa y, sobre todo, por su interpretación de las tres obras que, con usted, me resultaron nuevas. El recital creo quedará en la memoria de cuantos tuvimos la suerte de asistir y ha sido de las mayores apoteosis que en mi ya no corta vida de oyente he presenciado.

Bach, Schubert y Chopin, t res mundos musicales distintos y tres interpretaciones y tres sonidos diferentes surgieron de los dedos del joven genio que, con una técnica perfecta que nos permitía percibir todos los acordes y sin predominio de una mano sobre otra. Su calidad ya apareció en el Preludio de la Partita en si bemol mayor, BWV 825 de Bach, con el melódico tema inicial pasando de una mano a otra sin apenas notarse, con el marcado ritmo de Alemanda y Courante que contrastó perfectamente con ese recitativo que es la Zarabanda, para después sorprendernos con la Giga final llena de alegría. Ya disipó las dudas que, sin duda, muchos espectadores habían formado sobre su real valía.

Todavía recuerdo el principio de la Sonata en si bemol mayor, D. 960 de Schubert, esa música a la que parece faltarle el principio, y que dio comienzo a una audición inolvidable para mí de esta obra con un Andante sostenuto que parecía otro desarrollo del Molto Moderato inicial y con una relación interna entre sus cuatro Movimientos que convirtieron esta genial pieza en un todo orgánico. Debo confesar que esta Sonata es de mis obras favoritas y que escucho con frecuencia, pero la versión de Lang Lang me pareció una obra nueva, con un Scherzo lleno de ritmo pero sin exagerar para no romper esa unidad interpretativa que consiguió el joven pianista y ya consumado maestro.

Chopin, que hace muchos años figuraba siempre en los recitales, cerró el programa con su segunda colección de Estudios, que en manos del artista dejaron de ser Estudios para convertirse en auténticas piezas de concierto, mostrando otro sonido distinto a los dos anteriores y con unos contrastes magníficos de ritmo y armonía. La cerrada e inacabable ovación de un público en pie nos trajo un regalo.

Esperamos verle pronto. Dios lo quiera.