- Usted interpreta a Eugenia Núñez en La voz dormida. ¿Qué representa este personaje?

- Es una de esas mujeres que vivieron presas en la posguerra civil española, hacinadas en una cárcel y condenadas a muerte injustamente porque ni siquiera sabían por qué. El film habla de la injusticia de la guerra civil. De gente absolutamente analfabeta como ella, que no entendía de política ni de nada, y que, de pronto, porque el vecino decía que la había visto hablando con no sé quién, o que su vecino es republicano, la metían en la cárcel y, como los juicios no eran justos, de repente la matan.

- La película ha sido muy bien recibida y ha sido preseleccionada para los Oscar.

- Estoy alegre de la vida y creo que va a ser un peliculón porque, aparte de la experiencia de rodar con las actrices como Inma Cuesta, María León, Susi Sánchez, o la canaria Ana Wagener, está la de rodar con Benito Zambrano. Yo fui de las que se enamoraron de la película Solas, y creo que Benito Zambrano es una persona encantadora, que tiene las cosas clarísimas, y ha tenido mucho cuidado de que la película le salga redonda. Yo creo que va a arrasar entre todos los premios. Todo el libro de Dulce Chacón está documentado y basado en hechos reales.

- ¿Cómo fue el rodaje?

- Genial, porque para mí fue como un sueño. La ambientación de la cárcel era impresionante y te podías imaginar a esas 1.500 mujeres hacinadas en una cárcel para 500 personas, con lo que imagina lo que conlleva esto de miseria, podredumbre, tortura, etc. Yo estoy esperando a que me salga el juicio y represento a esas mujeres que no sabían qué hacían allí, esas mujeres analfabetas de los años cuarenta y cincuenta.

- ¿Que tiene de especial trabajar con Benito Zambrano?

- Su humanidad, porque, para rodar lo que ha rodado, ésta es muy necesaria. La situación de sus películas es tan real y él te lo hacía ver tan bien, que terminas con dolor de cabeza de tanto llorar en casi todas las secuencias. La voz dormida era un proyecto que él llevaba trabajando desde hacía dos o tres años. Pero, sobre todo, me parece un director de actores muy bueno y con una dirección asombrosa.

- ¿Y qué supone en su carrera haber trabajado con un director de esta entidad?

- Es como tener un sueño cumplido. Yo trabajé cinco sesiones que se desarrollaron en Madrid y en la cárcel de Huelva. Tengo un par de escenas, pero no es un personaje importante.

- ¿Cómo ha sido su trabajo en El tiempo entre costuras?

- Está basado en la novela de María Dueñas. Se ha hecho una serie de once capítulos sobre la novela y en ella yo hago de Candelaria, que es una estraperlista que ha montado una pensión en Tetuán y que acoge a la protagonista, Cira Quiroga. Es un bombón de personaje, uno de esos que estaba deseando que me cayeran. Se trata de una mujer viva, también de preguerra y de guerra, y muestra lo que se veía en Tetuán en el protectorado. La serie se emitirá en enero en Antena 3.

- Y acaba de rodar el último capítulo de la serie.

- Sí, y me da una pena que no puedes ni imaginar. Creo que el trabajo que he hecho, por lo que me han dicho los compañeros de profesión, está bien. Es mi trabajo más ambicioso en televisión, pero desde el año pasado he estado en Operación Malaya, Tierra de Lobos, y tras esto ahora tengo un trabajo en la próxima película de Imanol Uribe que se empieza a rodar en noviembre y se llama Miel de naranja. Ahora estoy afincada en Madrid y creo que el trabajo de tantos años en tantos medios tenían que dar sus frutos en algún lugar y en algún momento.

- Parece que ahora las distintas cadenas de televisión están haciendo muchas series.

- Porque tampoco se está haciendo demasiado cine, hay muchísimos menos directores, y el hecho de que las televisiones hagan sobre todo series históricas, a los actores nos viene genial. Hubo mucho tiempo de tv-movies como El caso Malaya o la de La baronesa. Pero hay que alegrarse y dar las gracias por los que tenemos la suerte de ser elegidos por hacer cosas así.