El joven organista sudafricano Jeremy Joseph volvió al Auditorio Alfredo Kraus para ofrecer, en colaboración con la Sociedad Filarmónica, un monográfico de Bach y, más concretamente, de su III Clavier-Übung, magistral colección de "ejercicios para el teclado". Quizás haya sido el más riguroso y coherente de los programas hasta ahora escuchados en el ciclo Órgano en concierto, no tanto por la unidad estilística de 14 piezas litúrgicas y coetáneas como por el reto de evitar mezclas que se suponen más amenas.

Respetando su ubicación en el cuaderno, el intérprete abrió la sesión con el Preludio y la cerró con la Fuga tritemática a cinco voces BWV 552 1 y 2 "pro organo pleno con pedale". Impresionantes principio y final de un concierto "redondo", que Joseph se negó a prolongar con el bis que le pedía el público en sus repetidas salidas al balcón. Sería romper el efecto de un conjunto profundamente trabado en su entraña y en la progresión de los efectos expresivos.

En medio de ambos momentos, 12 "arreglos de coral" admirablemente registrados y digitados, en los que el desarrollo aplicado por Bach a los sencillos y un poco monótonos corales de Lutero para el oficio divino (lógicamente cortos de tesitura para su entonación por el pueblo), configuran no solo un criterio de la ornamentación, sino un completo lenguaje con todas sus leyes llevadas al estadío de la perfección. El organista, de su parte, acierta con los registros que diversifican las escrituras originales y les dan su pleno carácter. Espléndida exhibición de recursos técnicos y expresivos para sonorizar la devoción, la melancolía, el júbilo, el misterio de la sustancia divina y la familiaridad del diálogo introducido por la Reforma. Una maravilla. Pocos placeres musicales son comparables a los de un programa como éste, bien tocado en el sosiego de un mediodía de domingo. Cuando escuchábamos el despliegue en cinco voces de los tres motivos de la fuga conclusiva -el no va más en contrapunto- se nos hacía patente, por vez enésima, que la belleza y el sentido de totalidad de la música bachiana es una cima insuperada de la inteligencia y la espiritualidad humanas. Todo está en él.