La galería Saro León inauguró ayer la muestra de Manolo González, Variaciones y divertimentos, que permanecerá en esta sala hasta el 5 de enero. El propio artista reconoce que, "después de un magnífico período ejecutando una obra pública de orden gigante, la realización de una producción de orden menor, podría decirse casi orden doméstico, es retomar el ámbito íntimo, el espacio reservado y discreto del estudio, de la mesa de trabajo y la pequeña herramienta".

El artista resalta "la aparente paradoja cuando reparo en que estoy realizando esculturas de bronce siguiendo las pautas y método que utilizo para la confección de esculturas en malla de acero, siendo dos realidades escultóricas bien distintas".

Según el artista, esta hibridación del proceso facilita una plástica: esculturas a hueco abierto; construyendo los modelos a partir de cintas de cera se propicia un fluir de aire y formas que concreta piezas de mayor frescura y ligereza que las que se conseguirían con otros métodos, sin dejar de participar éstas de la identidad estatuaría de un bronce.

El resultado escultórico de esta serie queda identificado por su afecto a los restos arqueológicos, bronces y cerámicas, estudiados en tantos museos, a través de obras que el presente eleva a magníficas lo que en el pasado sólo fueron utensilios o estatuaria doméstica, y que a través del tiempo adquieren la solemnidad que en otro tiempo no se les otorgó.

González ha denominado la obra con dos términos propios de composiciones musicales. El primero, Variaciones, alude a la repetición de una melodía expresada de distintos modos; y el segundo, Divertimentos, refiere a una obra de corta duración de carácter ligero y alegre... cosa que en estos tiempos se precisa más si cabe.