Alto voltaje sexual, mucho espectáculo y un público entregado han sido las principales características del concierto que ha ofrecido este miércolesy Rihanna en Barcelona, el primero en esta ciudad y uno de los últimos de su gira 'Loud', que la llevará este jueves a Madrid.

La aparición en escena de la cantante caribeña ha sido grandiosa. Fuegos artificiales han precedido a las cuatro pantallas gigantes redondas que se han abierto para dejar entrar a Rihanna dentro de una cápsula transparente de la que ha salido cantando 'Only Girl in The World', bailando sobre unos tacones amarillos y ataviada con una chaqueta azul eléctrico.

Ocho bailarines, nueve pantallas gigantes, una cinta transportadora sobre el escenario, mucho humo, vídeo-clips frenéticos, un espectacular juego de luces y una plataforma hidráulica han arropado a la reina de la sensualidad, que en el segundo tema se ha quitado la chaqueta para quedarse en biquini.

Tras un par de temas muy bailables, entre ellos 'Shut up and drive', ha llegado el turno a los ritmos reagge de 'Man down' y el primer cambio de atuendo.

En la segunda parte del espectáculo los bailarines se han vestido de negro y Rihanna ha hecho las delicias del público cuando ha aparecido con un body negro de estilo sadomasoquista y ha movido las caderas con las manos atadas con cuerdas y esposas.

La temperatura ha ido subiendo hasta llegar a su punto álgido cuando ha elegido a un hombre entre el público, lo ha lanzado sobre la plataforma hidráulica y ha bailado sobre el afortunado con movimientos de estrella porno.

Luego ha venido otro cambio de vestuario y se ha impuesto la estética de guerra, con cañón sobre el escenario incluido.

Una nueva plataforma ha permitido a la cantante de Barbados acercarse más al público y tocar la batería con más energía que aptitudes musicales.

Los presentes ha enloquecido con 'Live your life' y los gritos de 'Barcelona! Are you ready? ' que ha lanzado la energética caribeña de 23 años.

El público ha agotado las localidades y en el Palau Sant Jordi se han congregado 18.000 espectadores, principalmente jóvenes y adolescentes, algunos rozando la infancia y acompañados de sus padres.

Los espectadores se han rendido a la diva y lo han demostrado con énfasis cuando le ha llegado el turno a 'hits' como 'What's my name? ' o 'Umbrella', que los presentes han bailado con brazos en alto y coreando la letra a voz en grito.

Pero ha sido el último tema, 'We found love', el que ha hecho templar los cimientos del Palau Sant Jordi.

La mayor parte de los presentes han pagado 50 euros por el placer de bailar al ritmo de Rihanna a una distancia prudencial del escenario, pero algunos han llegado a desembolsar 400 euros por una entrada que les ha dado derecho a ver el espectáculo desde el lateral del escenario, un lote de productos y saludar personalmente a la cantante.

Cualquier cosa vale para rentabilizar al máximo a esta máquina de hacer dinero llamada Rihana, que graba un disco al año, hace giras agotadoras en las que pisa todos los continentes y todavía tiene tiempo para protagonizar algunos escándalos sentimentales que la sitúan en las portadas de las revistas del corazón.

Sus giras son tan largas y su ritmo de grabación de discos tan alto que en esta ocasión se ha solapado la gira titulada como su penúltimo disco 'Loud', con la presentación del nuevo elepé 'Talk That talk'.

El concierto de la artista caribeña ha estado precedido de la actuación del nuevo DJ de moda, Calvin Harris, que ha ofrecido una bailable selección de eurodance que hubiera caldeado cualquier discoteca de renombre europea, pero que ante un público recién llegado que esperaba a Rihanna ha pasado sin pena ni gloria.