No debería pasar de una mera anécdota, pero para muchos es el ejemplo claro de lo mal que lo están pasando algunos o lo mal que se lo quieren hacer pasar a otros. Hace un par de semanas fueron varias las esculturas que sufrieron robos en Telde y ayer le tocó a lo que iba a ser la materia prima de una de ellas. La Concejalía de Cultura y Ocio de la ciudad, en colaboración con la promotora Leticia Jiménez, había programado la celebración de una Feria de Arte en la rambla de Arnao, un espacio abierto tan intransitado como poco aprovechado que desde este miércoles, con su mobiliario incluido, es utilizado por una decena de fotógrafos, pintores y escultores para lucir sus transgresoras propuestas.

"Se trata de una galería de arte efímera en pleno centro, al puro estilo americano de las DIY Budget Gallery de California, que busca acercar la creación artística a la gente y, de paso, intentar comercializarla", señalaba la joven.

Lo que ni ella ni ninguno de los diez participantes en el evento se imaginaba es que al filo del mediodía una de las propuestas más originales, la de crear una composición escultórica valiéndose de teléfonos móviles en desuso cedidos por varios ciudadanos, iba a sufrir un serio percance. La artista Isabel Nuez se las prometía muy felices con los ocho aparatos que había recolectado para la convocatoria cuando, en un descuido, le fueron birlados de su lado, al parecer, por un joven que merodeaba por el lugar.

El hecho se puso en conocimiento de la policía, y tres agentes del Grupo Especial de Seguridad Ciudadana (GESC) se personaron junto al concejal del área, Francisco Medina, en la rambla, atónitos ante tan vil hurto y con el firme propósito de recuperar los artefactos. Para consuelo de Nuez, un grupo de jóvenes se movilizó a través de las redes sociales y el wasap -una aplicación de mensajería móvil multiplataforma que sustituye a los SMS- y el asesor de Medina, Juan Alonso, le dio la buena noticia: "dentro de un rato te traen una bolsa con otros 10 ó 15 móviles viejos".

Al final, a eso de las cuatro de la tarde, la artista, aún dolida por el 'asalto' sufrido, ya tenía instalada su propuesta: un grupo de teléfonos colgando con tanzas de uno de los árboles de la rambla. Arte y hurto en la calle.

Pero en la feria no sólo puede verse esta composición. Hay cuadros, fotografías y todo un catálogo de productos cuya venta tiene también un fin loable: El 5% de lo que se recaude irá a parar a una ONG con proyectos en África... con permiso del caco.