| Sin vicios. Cansinos se pregunta en La novela de un literato por las causas que habían llevado a Galdós a esa pobreza que agrió sus días finales. "¡La pobreza de Galdós! He ahí un enigma que provoca el comento. ¿En qué se le iba a ese hombre el dinero que le producían sus obras? Un hombre sin vicios, salvo el tabaco, sólo con una hija", reflexiona el escritor judeoandaluz.

| Queridas. A continuación, recoge una insinuación de Andrés González Blanco, para aludir a lo que debía ser la 'comidilla' de los mentideros literarios de la época. "Andresito insinúa lo que tantas veces se ha dicho, de su condición mujeriega, de sus muchas queridas e hijos naturales, a los que tenía que sostener... Según ese rumor, don Benito visitaba diariamente a sus queridas, dejando en cada casa un paquetito de monedas -de un duro cada uno-, como una dama de la Beneficencia... Derrochaba así un capital a lo pobre..."

| Editor. No todo iban a ser queridas e hijos naturales para explicar la penosa situación económica del anciano novelista. Cansinos recuerda la fracasada aventura editorial de Pérez Galdós. "También se explica su indigencia por las deudas que contrajo cuando se hizo editor de sí mismo, como en su tiempo Dickens y Balzac", dice. Curiosamente, similar pobreza aguardaría al propio cronista, que desde el final de la Guerra Civil hasta su fallecimiento, en 1964, malvivió a base de traducciones pésimamente, escribiendo de forma clandestina esos diarios, que verían la luz ya en los años ochenta.