- ¿Por qué ha elegido dirigir en estos momentos de su carrera?

- Siempre me ha interesado todo lo que gira en torno al teatro, no solo la interpretación. He dirigido otras veces, cuando he encontrado alguna historia que me apetece contar y no interpretar. Es una manera de aprender y de poner en práctica lo aprendido. La avería es un proyecto al que vengo dando vueltas desde hace 15 años. Me fascinó el cuento cuando lo leí y estuve a punto de montarlo, pero me di cuenta de que no estaba preparada. Ahora, con más años de experiencia, sentí que había llegado la hora y que seguía siendo vigente e interesante.

- ¿En qué aspectos conecta la obra más con la actualidad?

- Creo que no solo es una reflexión sobre la sociedad actual, sino algo mucho más intemporal y que siempre acompaña al ser humano: nuestra incapacidad para reconocer nuestros errores, nuestros defectos. Plantea la necesidad de mirarnos a nosotros mismos y juzgarnos antes de juzgar a los demás.

- ¿Qué aspectos de la justicia se atacan en la obra?

- Lo que plantea es la diferencia entre justicia y ley. La ley como instrumento que nos unifica y la justicia como valor subjetivo. La obra gira alrededor de la idea de que la justicia debe empezar por uno mismo.

- ¿Qué supuso dentro de la producción de Dürrenmatt?

- Es un cuento corto de poco más de veinte páginas. Lo escribió en los años cincuenta y Fernando Sansegundo lo ha convertido en un texto teatral.

- ¿Por qué afirma que "la obra atrapa al espectador en una trampa"?

- Una avería, un pequeño accidente sin importancia, lleva al protagonista de la historia a vivir la noche más importante de su vida, cae en una trampa que el destino le tiende y, de alguna manera, el espectador hará el mismo viaje y, por tanto, creo que cae atrapado en esa misma trampa.

- ¿Puede haber paralelismo con obras sociales como El precio de Arthur Miller?

- Creo que no podemos olvidar que lo que Dürrenmatt escribió es un cuento. Claro que tiene connotaciones sociales, pero sobre todo juega con elementos mágicos para que la moraleja de ese cuento llegue con más claridad. En la versión teatral sí hemos cargado las tintas sobre el tipo de sociedad que estamos construyendo, donde el éxito es casi una obsesión que nos empuja a correr no sabemos muy bien hacia dónde. Se habla de que jubilarse en occidente no es dejar de trabajar, es más bien ser expulsado de la sociedad.

- ¿Prefiere la labor de directora antes que la de actriz?

- No. Soy actriz por encima de todo.

- ¿Cuáles han ido los principales motivos que la han impulsado a abandonar la dirección del Festival de Mérida?

- Sobre ese tema ya he dicho todo lo que tenía que decir y me gustaría pasar página. La Junta de Extremadura es la que debe opinar. Me quedo con lo bueno y con todo lo que he aprendido.

- ¿Qué destacaría de la película La chispa de la vida, en la que usted interviene?

- Al igual que La avería, es una tragicomedia que tiene el toque de humor necesario para que nos duela menos que lo que sería una tragedia plena.